Cohete espa?ol en Lituania

El descomunal aceler¨®n de Navarro, la impecable puesta en escena del equipo de Scariolo, su bofet¨®n t¨¢ctico a un rival que no vio por d¨®nde le llegaban las oleadas de juego y de canastas de tantas y tan variadas como fueron, desnaturalizaron el pulso ante un rival que pintaba fiero como Lituania y que no tuvo otro color que el rojo espa?ol. La superioridad t¨¦cnica y f¨ªsica, en el uno contra uno y en el juego colectivo, se puso de manifiesto con una contundencia inusitada, inesperada a tenor de c¨®mo hab¨ªan transcurrido las tres jornadas anteriores, solo suavizada en los compases finales (91-79), cuando la suerte ya estaba echada. Los lituanos apretaron los dientes entonces para salvar el honor y amortiguar un varapalo muy superior al que da a entender la diferencia final de solo una docena de puntos cuando durante varias fases del encuentro se mantuvo en torno a la treintena.

Calder¨®n hizo polvo al base Kalnietis, desde el primer ataque, finalizado con el primer triple de una serie tremenda. Navarro desquici¨® a Kaukenas, que en el segundo minuto ya hab¨ªa sumado dos faltas en un vano intento de frenar la fuerza desatada de un tipo con una determinaci¨®n y una mano de muy dif¨ªcil comparaci¨®n. Y, adem¨¢s, con una fuerza mental y un descaro asombrosos. Pocos, son capaces de hacer lo que hizo solo un d¨ªa despu¨¦s de haber tenido un d¨ªa nefasto contra Reino Unido en el que solo anot¨® uno de sus once lanzamientos. Su respuesta: 18 puntos, con cuatro de seis en triples y cuatro asistencias en una primera parte de libro para un total, en definitiva, de 22 puntos y cuatro asistencias.

La m¨¢quina espa?ola funcion¨® como un torbellino. Los lituanos no encontraron un punto de inflexi¨®n de la dimensi¨®n necesaria para agarrarse al partido, ni cuando pusieron en escena a su l¨ªder Jasikevicius, ni cuando se refugiaron en una zona en defensa, ni cuando cargaron el juego sobre Songaila, ni cuando presionaron en toda la cancha. Solo su perla, Jonas Valanciunas, un p¨ªvot de 19 a?os, les reactiv¨® de forma m¨ªnima en el primer cuarto, cuando ya hab¨ªa alcanzado Espa?a una ventaja de 15 puntos. Pero siempre fueron a remolque.

Cuando no fue Navarro, fue Calder¨®n, cuando no Rudy Fern¨¢ndez. Entre todos borraron de un plumazo el borr¨®n que acumulaba el equipo desde el inicio de la competici¨®n: su tiro exterior. Cambiaron el 22% que acumulaban en triples por un fant¨¢stico 50% ante los lituanos, con 13 aciertos, de los cuales dos los firm¨® Pau Gasol.

Solo una serie de triples de Pocius y Kalnietis y el turbo de Jasikevicius propuls¨® a Lituania en el tercer cuarto. Rebaj¨® su desventaja a 19 puntos (59-78), kilom¨¦trica a¨²n, pero desde luego muy inferior a los 31 que hab¨ªan llegado a soportar (36-67) ante una afici¨®n que acept¨® el ba?o con deportividad y cuyo entusiasmo y apoyo no decay¨®, pese a la evidencia de los hechos.

Una vez descerrajado el partido, Scariolo y su equipo solo tuvieron que modular sus esfuerzos y evitar que Lituania consiguiera una vuelta de tuerca. Era dif¨ªcil. Pero tampoco imposible. Y posiblemente alguien debi¨® recordar que tambi¨¦n Espa?a iba en plan rodillo en el partido disputado hace un a?o ante Lituania en el Mundial y, sin embargo, tras acumular 18 puntos de ventaja tras 25 minutos (61-43), acab¨® perdiendo aqu¨¦l partido por 70-73. Ya sab¨ªan c¨®mo son capaces de gast¨¢rselas los lituanos.

Pero esta vez no corri¨® peligro en ning¨²n momento el triunfo y hasta Ibaka acab¨® cuajando un notable partido, con 15 puntos y nueve rebotes. Funcion¨® todo el equipo a satisfacci¨®n a pesar de que los lituanos apretaron y apretaron hasta que lograron maquillar el correctivo. La victoria le da a Espa?a un espaldarazo indudable por la forma como la consigui¨® y ante quien se enfrentaba y tambi¨¦n la clasificaci¨®n matem¨¢tica para la segunda fase, todav¨ªa en duda, y adem¨¢s contabilizando ya un triunfo, el obtenido ante Lituania.