El Madrid suena a hueco
El Racing prolonga el accidente ante el Levante , con un empate que dice poco del equipo de Mourinho
Se esperaba que en Santander el Madrid pusiera fin al tramo de concentraci¨®n de accidentes: la derrota ante un rival de menor rango, las t¨¢nganas, las inesperadas alusiones a la selecci¨®n espa?ola, las expulsiones, los culpables, con nombres y apellidos. Que El Sardinero, un territorio presuntamente amigable, donde compet¨ªa en adeptos, antiguamente, con el equipo local, fuera como el estanque dorado que Osasuna fue para el Barcelona, cuando le ense?¨® la recta de la autopista y le dej¨® un carril completamente abierto para que sobrepasara el l¨ªmite de velocidad. Pero Mourinho es otra cosa. Le gusta el v¨¦rtigo, el cine de autor (solo si el autor es ¨¦l) y construy¨® una alineaci¨®n con protagonistas de alfombra roja (Cristiano, Benzema, Xabi, ?zil) junto a actores de reparto con los que solo se cuenta en casos de gripes o resfriados (Callej¨®n, Varane, Arbeloa). Incluso Lass tuvo el honor de ser el guardaespaldas de Xabi Alonso. Su presencia fue num¨¦rica. Juegan once, al menos de salida. Peor panorama le pinta a Kak¨¢ que ni siquiera fue titular en este reparto sorprendente de la compa?¨ªa.
RACING DE SANTANDER, 0 - REAL MADRID, 0.
Racing: To?o; Francis, ?lvaro, Bernardo, Christian; Diop, Tziolis; Jairo (Adri¨¢n, m. 76), Ariel, ?scar Serrano (Cisma, m. 63); y Stuani (Munitis, m. 68). No utilizados: Mario Fern¨¢ndez, Pic¨®n, Osmar y Juli¨¢n Luque
Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Varane, Carvalho, Marcelo; Xabi Alonso, Lass (Kak¨¢, m. 76); Callej¨®n (Di Mar¨ªa, m. 46), ?zil (Higua¨ªn, m. 68), Cristiano; y Benzema. No utilizados: Ad¨¢n, Sergio Ramos, Albiol, Granero.
?rbitro: Fern¨¢ndez Borbal¨¢n. Amonest¨® a Lass, Stuani, Tziolis, Ariel, ?zil, Christian, Munitis, Carvalho y Adri¨¢n.
14.000 espectadores en El Sardinero.
Fueran rotaciones, avisos, descansos, apuestas t¨¢cticas, premios o castigos, la nueva versi¨®n del Madrid son¨® a lo mismo, a hueco, con Xabi Alonso muy metido entre los centrales y ?zil muy metido entre los delanteros. En medio, Lass y Benzema buscando oro en cualquier hoyo del campo. Ni Cristiano ha recuperado su capacidad de resoluci¨®n, la que hace estrellas a los buenos futbolistas. El Sardinero le abronc¨®, le insult¨®. Ciertamente, si Cristiano no es querido en este campo es que el portugu¨¦s tiene un serio problema de imagen. Y, por ende, el Madrid.
El Racing, deshilachado por las lesiones de sus futbolistas de referencia, se agarr¨® al poder t¨¢ctico que distingue a C¨²per, jugar juntos, sin complicaciones, sin perdonar una gota de sudor. No ten¨ªa para m¨¢s. Jugar con dos delanteros no es sin¨®nimo de equipo atacante, sobre todo si esos dos delanteros exhiben una lentitud tal que parecen competir con el oso perezoso. Los dos, Stuani y Ariel, tuvieron su oportunidad para la gloria en dos acciones emprendidas como casi siempre por Diop, que murieron en la orilla del ¨¢rea por la desesperante lentitud de sus protagonistas. Dos ocasiones tan claras de gol contra el Madrid en 45 minutos no es una circunstancia que se consiga con facilidad. Ni siquiera ante un Madrid desangelado, como el de la primera mitad.
La dificultad del Racing con el gol era equivalente a su facilidad para controlar al Madrid de medio campo hacia adelante. Tanto fue as¨ª que Marcelo se tir¨® media hora estudiando al chaval¨ªn Jairo, sin oler la hierba del campo rival, como si le hubiera tocado en suerte la abeja reina. La verdad es que el chaval le sac¨® los colores un par de veces. A la segunda, Marcelo decidi¨® ir a ver la cara de los espectadores del fondo norte. El Madrid lo agradeci¨®, aunque se notara poco. Algo era para un equipo tan plano, tan previsible, tan a mano de la defensa racinguista, contundente, sin riesgos.
Enredado en peleas dial¨¦cticas, en circunloquios o quiz¨¢s en soliloquios, que son m¨¢s aburridos, ha olvidado que su problema es de engarce entre la abundancia de delanteros y la ausencia de creativos, por detr¨¢s. Se ha olvidado qu¨¦ le pasa a ?zil, un futbolista empeque?ecido, terriblemente alejado de su potencial creativo y con muy poco peso en el equipo, despistado y confundido, sustituido sin que el p¨²blico casi se diera cuenta. Que el Racing le iba a proponer un partido escaso y recio, partido legal, pero sin miedo al tobillo propio o ajeno, sin desmayo, estaba en el guion, sin necesidad de ning¨²n an¨¢lisis previo. Y con ese poco o con ese mucho, seg¨²n se mire, le rob¨® al menos medio partido a un Madrid aseado, limpito, pero inocuo. Ni una parada se le exigi¨® a To?o, que solo vio salir junto al poste un disparo de Lass.
Mourinho apel¨® a Di Mar¨ªa en busca de soluciones individuales, luego a Higua¨ªn, por ¨²ltimo a Kak¨¢, mientras el Racing iba perdiendo piezas por lesi¨®n en el camino y facilitando el mon¨®logo de su rival. Pero era un mon¨®logo tan ortodoxo como falto de chispa, con muy pocos gags. Le conviene al Madrid hablar de f¨²tbol y pensar en el f¨²tbol, en el que tiene y en el que no tiene.
El Racing ya contaba con el acoso final. Era lo m¨¢s esperado de un equipo herido. Un empate en Santander tras una derrota ante el Levante no hay hojarasca que lo oculte por mucho que se muevan los ¨¢rboles. En las ¨²ltimas tres temporadas es la primera vez que el equipo encadena dos partidos de Liga seguidos sin ganar. El Madrid tiene un problema de conjunci¨®n, de ritmo, incluso de paciencia.Tan confuso est¨¢ que ni siquiera se dio cuenta de que 19 chiquillos lo esperaban en el campo para la foto de rigor. Solo cinco esperaban al Racing, pero se la hicieron.
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