Una derrota enga?osa

A la Espa?a de los partidos amistosos no le alcanza con los galones. La oficial, esa que gobierna las fases de clasificaci¨®n con pu?o de hierro, se ha perdido en los tres grandes encuentros que ha disputado sin puntos en juego. Todos ellos, de m¨¢xima exigencia, ante adversarios de primera fila: Argentina, Portugal e Inglaterra. Si ante los dos primeros fue inferior, no as¨ª ante los ingleses, que clavaron una trinchera en Wembley y se defendieron en pelot¨®n, con pico y pala, con la abnegaci¨®n cong¨¦nita que los caracteriza ahora que, hoy por hoy, no prevalecen entre ellos los estilistas. Como en los tiempos del primer Wembley, Inglaterra encontr¨® una rendija en una jugada sin techo. Esta capellizada Inglaterra conserva su vocaci¨®n por el juego a¨¦reo. En realidad, por lo visto ayer, es su ¨²nica forma de asaltar la porter¨ªa contraria. Bent cabece¨® al poste izquierdo de Reina y al rechace lleg¨® Lampard antes que todos. Para entonces Espa?a ganaba a los puntos, posesiva como es con la pelota, pero era un equipo sin fin, sin picante, complacido por el mero hecho de conservar el bal¨®n. Tras el gol local, poco despu¨¦s del descanso, los espa?oles cambiaron de marcha e Inglaterra acab¨® con todos sus chicos como bomberos delante de Hart. Villa, Cesc por dos veces y Piqu¨¦ se quedaron a un dedo del empate. Una jugada le bast¨® a Inglaterra. Con mucho m¨¢s no le lleg¨® a la selecci¨®n de Del Bosque.

No es la primera vez que a Espa?a le puede la ret¨®rica. En ocasiones siente que el mero hecho de abanicar el bal¨®n es el fin en s¨ª mismo cuando solo es el medio para alcanzar el objetivo. El equipo tiene principio, pero no siempre tiene fin. Al estilo del Barcelona, el seleccionador ha ido poco a poco despoblando el ¨¢rea del adversario. A excepci¨®n de Villa, la abundancia de volantes hace que ahora sean estos los que deban ejercer de goleadores, con Silva como ancla al modo de Messi. Y, como el Bar?a en algunos trances, hay d¨ªas en los que Espa?a no es capaz de cruzar la frontera y su f¨²tbol gotea hasta la periferia de la defensa contraria. Le ocurri¨® ante una Inglaterra achicada y sin encanto hasta que le son¨® el despertador con el gol de Lampard. El primer tiempo no dej¨® huella, salvo un par de desajustes de Busquets y Alonso que los ingleses, desinteresados con todo lo que ocurriera en el per¨ªmetro de Casillas, nunca aprovecharon. Al toque, pasito a pasito y con m¨¢s enredos en la elaboraci¨®n de lo habitual, la selecci¨®n espa?ola pes¨® poco. Inglaterra le regal¨® el bal¨®n, no la porter¨ªa. Todos complacidos.

Sin pegada para sacar del rinc¨®n al grupo de Capello, Espa?a, muy pacata, no se alter¨® hasta que se vio en desventaja. Hamacarse con la pelota ya no conduc¨ªa a nada. El resultado obligaba al gol, a abrir v¨ªas hacia Hart, no simplemente a imponer un estilo. Del Bosque prob¨® con Mata, Cesc, Torres y Cazorla. Con otra velocidad, con m¨¢s decisi¨®n, Espa?a prendi¨® la mecha una y otra vez ante Hart. Torres y Villa estiraron las l¨ªneas y Cesc y Mata pusieron el v¨¦rtigo. Por fuera y por dentro, la selecci¨®n tir¨® de repertorio. Villa enganch¨® un remate en semivolea al poste izquierdo del meta ingl¨¦s, Mata y Jordi Alba llegaron hasta la l¨ªnea de porter¨ªa en m¨¢s de una ocasi¨®n y Cesc, el mediocampista con m¨¢s gol de la plantilla, tuvo el empate dos veces: primero se lo impidi¨® Hart tras un remate desde fuera del ¨¢rea y luego fall¨® de forma estrepitosa enfilado ante el portero por un excelente pase de Villa. Cuando m¨¢s lo busc¨®, tampoco lleg¨® el gol. La superioridad visitante fue elocuente.

Medida a s¨ª misma, a Espa?a solo cabe reprocharle el rondo intrascendente del primer acto, por m¨¢s que le disculpe el poco cuajo mostrado por los ingleses. Si se toma como referencia lo visto ayer de Inglaterra, Espa?a est¨¢ varios pasos por delante del equipo de Capello, que no siempre har¨¢ bingo con un solo n¨²mero. Espa?a, cansina al inicio y desafortunada despu¨¦s, le dio la oportunidad.