De qu¨¦ hablan cuando dicen Liga europea
Tras las ¨²ltimas declaraciones del presidente del Barcelona, Sandro Rosell, instando a la reducci¨®n de la Liga espa?ola a 16 equipos con el fin de doblar el n¨²mero de participantes en la Liga de Campeones, se podr¨ªa pensar que los dirigentes de los principales equipos de f¨²tbol europeos se han dado cuenta, al fin, de la necesidad imperiosa e ineludible de crear una competici¨®n de ¨¢mbito continental que les garantice enfrentarse regularmente, probablemente en fin de semana, y contar por ello con una audiencia televisiva mundial. M¨¢s a¨²n si el presidente de la Asociaci¨®n Europea de Clubes (ECA), Karl-Heinz Rummenigge, califica a la FIFA como "corrupta".
Sin embargo, si hay que juzgar por los antecedentes, no parece que ¨¦ste sea el objetivo pretendido. El recuerdo del G-14 es todav¨ªa demasiado reciente. Tambi¨¦n amenaz¨® en su d¨ªa con crear una liga europea al margen de los organismos federativos internacionales, a imagen y semejanza del baloncesto. Para terminar diluy¨¦ndose en una ECA con m¨¢s de 100 clubes y bajo el amparo de la propia UEFA. A cambio, obtuvieron una compensaci¨®n econ¨®mica por la cesi¨®n de sus jugadores a las selecciones nacionales. Si se tiene en cuenta que desde el Mundial de Sur¨¢frica los jugadores internacionales han pasado a concentrarse con sus selecciones 137 d¨ªas al a?o por los 107 de antes, lo m¨¢s probable es que la actual ofensiva, si llega a tomar cuerpo, persiga una mejora de las condiciones y poco m¨¢s.
Y, no obstante, es cierto que las ligas dom¨¦sticas han devenido insostenibles deportiva y econ¨®micamente; y que en el horizonte no se atisba otro remedio que el de crear una Superliga europea, con una o dos divisiones, que se erija en el estadio superior a las competiciones dom¨¦sticas.
Las razones econ¨®micas son inequ¨ªvocas: en los ¨²ltimos cuatro a?os, las cinco grandes ligas han acumulado d¨¦ficits que van des de los 1.189 millones de euros de la Premier inglesa a los 355 de la Bundesliga, pasando por los 833 de la espa?ola, con una tendencia al desbordamiento clara y desbocada.
Las razones deportivas tambi¨¦n son di¨¢fanas: en el ¨²ltimo decenio, Barcelona, Real Madrid, Manchester United, Bayern de Munich, Inter de Milan y Olympique de Lyon han dominado sus campeonatos de manera absoluta. Y esto es as¨ª a pesar de lo que digan determinados presidentes sobre la necesidad de repartir m¨¢s equitativamente los ingresos por derechos televisivos, porque est¨¢ visto que en aquellas ligas en las cuales el reparto es presuntamente m¨¢s justo, tampoco se evita que los t¨ªtulos sean para los m¨¢s poderosos.
El f¨²tbol no tiene un problema de falta de ingresos. Tanto la FIFA como la UEFA disfrutan de una situaci¨®n econ¨®mica privilegiada. La UEFA prev¨¦ ganar 116 millones de euros con la celebraci¨®n de la Eurocopa 2012, mientras que la FIFA ingres¨® 3.127 millones de euros en el per¨ªodo 2007-2010, con un beneficio de 471 millones de euros. Claro que todas estas cifras son posibles porque ninguno de estos organismos debe cargar con el mantenimiento de los futbolistas que los generan.
Hay una tercera raz¨®n, la m¨¢s desapercibida pero, sin duda, la m¨¢s decisiva, puesto que act¨²a de corriente de fondo. Y es que a lo largo de la historia la l¨®gica capitalista ha actuado de motor del f¨²tbol. En todos los momentos de crisis, la respuesta ha sido la misma: nuevos productos, en forma de competiciones, para expandir el mercado, l¨¦ase aficiones y audiencias. Ahora toca la Superliga europea.
En consecuencia, la pregunta no es si los actuales dirigentes de los clubes se atrever¨¢n a dar el salto europeo, sino qui¨¦nes lo har¨¢n y cu¨¢ndo. Dimensionar el f¨²tbol de clubes a escala mundial es su ¨²nica soluci¨®n viable, aunque s¨®lo sirva a corto y medio plazo, porque gobernarlo con criterios de racionalidad es la ¨²nica viabilidad posible.
Jordi Badia es exdirector de comunicaci¨®n del FC Barcelona.
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