Una remontada para la eternidad
Espa?a gana ante Argentina su quinta Davis en los ¨²ltimos 11 a?os.- Nadal conquista el punto decisivo frente a un brillante Del Potro en una eliminatoria que puede despedir a una generaci¨®n
Es el sello de los campeones: el argentino Juan Mart¨ªn del Potro tiene tres puntos para propinar un 8-0 (6-1, 1-0, 40-0) a Rafael Nadal. Parece imposible, pero est¨¢ ocurriendo. En el cuarto cruce de la final de la Copa Davis, el tandilense domina el duelo de derechazo en derechazo. El mallorqu¨ªn est¨¢ m¨¢s tieso que la mojama. Puede elegir entre la dimisi¨®n y el sufrimiento. Su mito, claro, descansa sobre episodios como este: gana cinco puntos seguidos sobre el saque de Delpo (1-6 y 1-1 para recuperar el break cedido), extiende la brecha a 11 de 15 posibles y entonces, tras 1h 23m (?1h23m!), gana su primer saque del partido. Debe ser el trampol¨ªn desde el que reconducir el duelo. Ahora o nunca. En media hora, Nadal transforma la pesadilla en esperanza, la noche en amanecer y la derrota en victoria: incre¨ªblemente, iguala el encuentro (1-6, 6-4) entre un griter¨ªo enfervorizado que le acompa?a camino de la victoria (1-6, 6-4, 6-1 y 7-6) y de la quinta Ensaladera de Espa?a, que tumba por 3-1 a Argentina. Ning¨²n otro equipo hace sombra a la selecci¨®n en el siglo XXI.
"Ha sido un d¨ªa emotivo e inolvidable", dijo Nadal, que sirvi¨® por el partido y perdi¨® el saque, que por tres veces se adelant¨® con un break en la cuarta manga y por tres veces lo cedi¨®, que sufri¨® para poner su sello al duelo y luego anunci¨® su renuncia a la Davis de 2012. "Para encarar la pretemporada, que va a ser intensa y dura, esto me da confianza, ilusi¨®n por seguir", continu¨® Nadal, que hasta llegar a Sevilla hab¨ªa vivido un 2011 marcado por el pico de su t¨ªtulo de Roland Garros y los valles de sus seis derrotas en otras tantas finales frente al serbio Novak Djokovic. "Estoy muy feliz por el a?o que he tenido, que es mejor desde hace unas horas. Terminar ganando en casa hace que sea m¨¢s especial", cerr¨® el campe¨®n, que trabajar¨¢ desde el mi¨¦rcoles para recuperar su trono, perdido en 2011 frente a Nole.
Fue un triunfo bals¨¢mico para un tenista que se arriesgaba a despedir 2011 lleno de heridas y una victoria que apuntala el modelo del tenis espa?ol, con cinco Davis y una final desde 2000, periodo en el que sus jugadores han sumado tambi¨¦n 12 torneos del Grand Slam. Con seis tenistas entre los 30 mejores, el equipo tiene fondo de armario y ha hecho del movimiento alrededor de la pelota su marca. Esa escuela que hace de las piernas el principal argumento, que pone ¨¦nfasis en la posici¨®n, los efectos y la estrategia antes que en la pureza de los golpes, ha roto ya todos los tab¨²es. Igual gana el t¨ªtulo como visitante, bajo techo y sobre cemento (Mar del Plata 2008) que en su territorio predilecto, en arcilla y al nivel del mar. En la aplastante din¨¢mica triunfal solo hay una sombra: ?cu¨¢l ser¨¢ el futuro cuando la actual generaci¨®n emprenda la retirada obligada por el paso del tiempo? Hay que remontarse hasta el n¨²mero 136 para encontrar un espa?ol de menos de 23 a?os, Pablo Carre?o (20). A esa edad, los tenistas que ahora sostienen a Espa?a ya estaban en la ¨¦lite.
Este es el escenario de la victoria, que es tambi¨¦n la de todos los t¨¦cnicos que construyeron un grupo sin egos y que remat¨® Nadal. Los dos rivales compiten entre el olor de los churrascos quemados y el humo negro de las planchas de las cocinas. En Sevilla suenan las palmas espa?olas y rugen las gargantas argentinas. Ambas interrumpen el juego. "?Ni all¨ª ni aqu¨ª!", chillan los espa?oles, recordando a los visitantes que tambi¨¦n perdieron en Mar del Plata. "?Vamos, Argentina!", contestan las otras gargantas.
Del Potro lucha con una pierna vendada y los pulmones zaheridos por las 4h 45m que consumi¨® el viernes contra David Ferrer. Pelea dej¨¢ndose el alma, brillante y tremendo. Pasa un trago amargo: grogui tras ver c¨®mo Nadal recupera terreno, encaja cinco juegos seguidos sin sumar un punto al resto cuando en el primer set el manacorense tan solo se anot¨® ocho con su saque. Debe de ser que Delpo ha sido doblegado en el segundo parcial. Debe de ser que tiene el coraz¨®n hecho a?icos y que por eso Nadal manda en el cuarto. Debe de ser, pero no lo es, porque hasta el ¨²ltimo segundo, imperial, el argentino se resiste a su suerte.
El n¨²mero once est¨¢ entre dos realidades. En una, la que le ve triunfar durante el primer set, no se encuentra con el famoso golpe liftado del espa?ol y se cruza con la pelota a la altura de su cintura. Es como ofrecer un sacrificio al m¨¢s terrible de los monstruos. Una y otra vez, Del Potro machaca y machaca su derecha. Es un c¨®ctel para el fracaso. Es la prueba de lo que separa a Nadal del resto: lejos de fijarse en el marcador (1-6), lejos de centrarse en que no ha ganado ni uno solo de sus servicios, atiende a que ha tenido ocho bolas de break y a que ya ha pasado 1h 1m de partido, veneno para Delpo.
Esa es la segunda realidad a la que se enfrenta Del Potro. Nadal empieza a hacerle da?o. Baja la pelota con el rev¨¦s cortado para que su adversario (1,98 metros) incline el espinazo. Aprovecha la bola bombeada con la que se defiende el tandilense para atacarle al hueco abierto con su poderosa derecha paralela. Sufre, tambi¨¦n, en la cuarta manga. Le cuesta un mundo cerrar el cruce. De palo en palo, renace Delpo, que saca con 6-5 y 30-15 para llegar a la quinta y... descubre la diferencia entre el Nadal del cuarto set y el del primero.
Es el Nadal de las haza?as, triplemente glorioso: por su remontada, por lo may¨²sculo del rival y por extender la fant¨¢stica racha de Espa?a. Son cinco t¨ªtulos de la Copa Davis y otra final en los ¨²ltimos 11 a?os. En el tenis del siglo XXI, La Roja es la que manda.
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