El Manchester United, por los pelos
Ayudado por un error arbitral y por la fiereza de Rooney, el equipo de Ferguson supera al inconformista Manchester City (2-3) en la tercera ronda de FA Cup
Le falt¨® poco. Pero por un d¨ªa en esta temporada, el chicle no se le atragant¨® a Sir Alex Ferguson, incapaz de revitalizar a un equipo apeado de la Champions, de la Carling Cup y con aura de segund¨®n en la Premier, toda vez que el "vecino molesto", como lo defino el propio t¨¦cnico, le dio un rapapolvo hist¨®rico (1-6) hace poco m¨¢s de dos mes. Pero de nuevo ante el Manchester City, en la FA Cup y en el Etihad Stadium, el Mufc recobr¨® una mueca de su sonrisa, algo de su f¨²tbol y parte del orgullo, por m¨¢s que un clamoroso error arbitral inclinara el duelo hacia su costado, por m¨¢s que tras contar con un Rooney superlativo, los citizens, al estilo rugby, defensores del laurel con mordiscos al campo y con uno menos, les pusieran entredicho. No les alcanzo, pero fue por los pelos.
MANCHESTER CITY, 2 - MANCHESTER UNITED, 3
Manchester City: Pantilimon; Richards, Kompany, Lescott, Kolarov; Milner, De Jong; Johnson (Savic, m. 46), Silva (Zabaleta, m. 46), Nasri (Hargreaves, m. 82); y Ag¨¹ero. No utilizados: Hart; Razak, Su¨¢rez, Clichy.
Manchester United: Lindegaard; Jones, Smalling, Ferdinand, Evra; Valencia, Giggs, Carrick, Nani (Scholes, m. 60); Rooney y Welbeck (Anderson, m. 75). No utilizados: De Gea; Rafael, Evans, Park y Chicharito.
Goles: 0-1. M. 9. Rooney remata con la cabeza un centro de Valencia. 0-2. M. 30. Welbeck, de volea. 0-3. M. 39. Rooney, tras el rechazo de su penalti. 1-3. M. 48. Kolarov, de falta. 2-3. M. 64. Ag¨¹ero, tras dos disparos.
?rbitro: Chris Foy. Amonest¨® a Nani, Evra, Ferdinand. Tarjeta roja directa a Kompany (m. 11).
Ethihad Stadium. Unas 48.000 personas.
El term¨®metro del Manchester United, febril ante los dos ¨²ltimos varapalos ligueros, hasta el punto de que se debate e intercambia al portero a cada pifia que contabiliza, lo reflej¨® Paul Scholes, de 37 a?os, que abandon¨® el f¨²tbol hace seis meses y que, conminado por el Boss [como llaman a Ferguson en el vestuario], volvi¨® a calzarse las botas hasta que acabe la temporada. Un regreso que aclara la principal debilidad del equipo, sin trampol¨ªn ni palanca para los ¨²ltimos metros, sin un pase definitivo. Giggs, sin piernas para recubrir la banda, act¨²a de mediocentro; Anderson corre con el bal¨®n en los pies; Fletcher atiende antes al pase horizontal; y a Carrick le basta con guardar el sitio para que el equipo no se parta en dos. As¨ª que Rooney, exigido como nadie, tiene que multiplicarse. Y en ocasiones, lo consigue. Como ante el Manchester City.
Para Mancini, que acumula m¨¢s m¨¦ritos que su hom¨®logo pero que siempre le resultar¨¢n insuficientes a ojo del aficionado porque tiene equipo para ganar cualquier competici¨®n en la que se presente, el duelo era la ocasi¨®n pintada para descuartizar al rival. En un alarde contra sus m¨¢s arraigadas convicciones defensivas, aline¨® solo a dos mediocentros, para dar cabida a Nasri y Silva, para poner a Ag¨¹ero en la lanza de ataque. Su propuesta solo funcion¨® unos minutos, dominador, hasta que Rooney quiso, hasta que Gazza [como le conocen en el vestuario] se rebel¨®, irritado ante un sistema defensivo, propio de equipo menor, con ocho jugadores por detr¨¢s de la pelota. As¨ª, Giggs recogi¨® un bal¨®n y, r¨¢pido, se lo cedi¨® a Rooney, que dio dos zancadas para abrir el cuero a la banda, a Valencia. Cabeza arriba, centro al punto de penalti y un remate oportuno del propio Rooney, que col¨® el bal¨®n por la escuadra. El 10 como cartero; el 10 como punto final. Desde entonces, un error arbitral rompi¨® el duelo y tergivers¨® la realidad.
Con una entrada fea, con las dos piernas por delante, Kompany arrebat¨® limpiamente el bal¨®n a Nani, que salt¨® para evitar el topetazo. Reglamento en mano, era cartulina amarilla; nunca cartulina roja, que es lo que le mostr¨® el colegiado, severo a m¨¢s no poder, algo ciertamente extra?o en la Premier, donde el contacto est¨¢ m¨¢s permitido. Guiones opuestos porque el City se resguard¨® en su casa y el United, c¨®modo con el bal¨®n en los pies, como le ocurr¨ªa en las temporadas anteriores, gobern¨® el encuentro. Atornillado en campo ajeno, Welbeck sac¨® el gancho, en una volea deliciosa, y Rooney remat¨® un penalti que no acert¨® en primera instancia. Dos redes m¨¢s que parec¨ªan definitivas, toda vez que los citizens palidec¨ªan. Pero el Manchester ya no es lo que era y la baja de Vidic es un agujero terrible. Un caramelo para Ag¨¹ero, delantero definitivo.
Sin la fiereza ni competitividad de anta?o, el Mufc pareci¨® anestesiado, como si no quisiera devolverle el agravio. Incluso Mancini pareci¨® darse por vencido, al retirar a Silva y Johnson para meter m¨¢s m¨²sculo. Su propuesta, sin embargo, fue m¨¢s que acertada, porque no hubo un bal¨®n que se diera por perdido. Lo pele¨® Richards y sac¨® una falta que no era para que Kolarov lanzara una falta magistral a gol. Y lo pele¨® Milner tras una estrepitosa devoluci¨®n de Scholes para que Ag¨¹ero, en dos intentonas, repitiera la suerte. Rugbiers en el campo, sello que se ampli¨® al quitar a Nasri por Hargreaves, a falta de un suspiro. Casi funciona, titubeante Lindegaard, mantequilla en las manos a una nueva falta de Kolarov. Pero ya fue tarde, con el City con la lengua fuera y con el Manchester United, al fin, vencedor y aspira, ya con Scholes, a un triplete de diferente calado, el de la Community Shield (ya ganada), la Premier y la Liga Europa.
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