Tratado de igualdad en el Coliseum

Dos no se pegan si uno no quiere y dos se respetan si ambos quieren. Getafe y Athletic fueron limpios y educados y respetaron el f¨²tbol con mucha posesi¨®n, poca transici¨®n, mucha velocidad y un respeto absoluto por los porteros como si entendieran que son seres desamparados sobre los que caen las culpas y pocas veces los premios. Y los respetaron con una devoci¨®n que hasta desagrad¨® a Moy¨¢ e Iraizoz por su falta de trabajo. F¨²tbol hubo en el Coliseum Alfonso P¨¦rez, pero era un f¨²tbol con prism¨¢ticos, panor¨¢mico, con pocos primeros planos., ni siquiera con planos americanos, de medio cuerpo. Lo m¨¢s hermoso lo hac¨ªa Cata D¨ªaz, un central de los que adoraban en Inglaterra, poderoso y musculoso, valeroso, que ayer decidi¨® coserse espumill¨®n en la bota y protagonizar varias salidas de la cueva con una elegancia insospechada. Estaba claro que la ausencia de LLorenter (que entr¨® mediada la segunda mitad) le aquiet¨® el miedo y le fortaleci¨® el esp¨ªritu. Pero gracias al argentino, el Getafe pudo superar la primera l¨ªnea de presi¨®n, ambiciosa del Athletic, y eso le permit¨ªa llegar muy lejos sin necesidad de contar con sus dos pivotes, Casquero y Michel, muy desafortunados. Su problema es que todo lo que nac¨ªa del espumill¨®n de Cata D¨ªaz mor¨ªa como espuma de gaseosa al borde del ¨¢rea. El Athletic depend¨ªa de Ander Herrera para buscarse as alubias por el verde. Y Herrera, hiperactivo, hipermotivado jugaba hiperacelerado. Buscaba pases de Xavi a los que le faltaba esa distancia m¨¢gica que separa lo bueno de lo maravilloso: dos cent¨ªmetros parta saborear la gloria. El problema del Athletic era que su jugador m¨²ltiple, el que le da superioridad num¨¦rica en cada partido, ?scxar De Marcos, dio todos los s¨ªntomas de flaqueza que nunca hab¨ªa dado y cape¨® el partido como un ¨¢nima en pena, correteando sin sentido, perdido en el coliseo, agotado. Tampoco Muniain est¨¢ para fiestas, ni siquiera su singular gesta de cumplir ayer 100 partidos oficiales con el Athletic, con 19 a?os reci¨¦n cumplidos en solo tres temporadas como rojiblanco. No est¨¢ fino. M¨¢s parece un fijo discontinuo que el jugador desequilibrante que se le conoce.

As¨ª que el primer periodo se malgast¨® en la igualdad, con un rematito de cabeza de Miku al regazo de Iraizoz y un tirito de Susaeta, como acto de presencia. Era el pre¨¢mbulo de una segunda mitad m¨¢s rota y por lo tanto m¨¢s excitante. El Cata D¨ªaz se qued¨® atr¨¢s en espera de la salida de Llorente y los delanteros del Getafe, G¨¹iza y Miku, n¨¢ufragos del partido, lanzaron se?ales de humo. A G¨²iza le sobr¨® un recorte (?qui¨¦n lo dir¨ªa en estos tiempos!) para malgastar un gol anunciado, a Aurtenetxe le anulan un gol por f7uera de juego de Javi Mart¨ªnez, su pasador, en una jugada de estrategia.

En pleno ejercicio de toma y daca, Susaeta, evanescente, se saca un disparo envenenado desde una posici¨®n inveros¨ªmil que da en el larguero y en el poste. Incre¨ªble, pero cierto. Y Miku, para no ser menos cabecea al larguero, entre tres torres rojiblancas. Incre¨ªble pero cierto.

Y se muri¨® el partido repartiendo conmiseraciones a cada uno. El Getafe con un punto sin sal que sin embargo sigue dejando virgen su estadio para el Athletic: ocho visitas, ninguna derrota. Llorente, presente pero ausente, por su vuelta a los terrenos de juego, un mes y medio despu¨¦s; Muniain, con su centenario a cuestas como ¨²nico bot¨ªn. Un empate, dos largueros bien repartidos. Pura democracia. Solo se desequilibr¨® el partido en las amonestaciones, (3-1 a favor del Getafe), pero fue pura an¨¦cdota.