Tomic quema a Verdasco

"No puedo, no puedo. ?Me duele todo!", grita Fernando Verdasco, desesperado. "?Qu¨¦ hago mal? ?Qu¨¦ hago mal?", le pregunta al vac¨ªo mientras el australiano Bernard Tomic, de 19 a?os, le elimina en primera ronda del Abierto de Australia por 4-6, 6-7, 6-4, 6-2 y 7-5 en m¨¢s de cuatro horas. El partido, competido en unas condiciones infernales (m¨¢s de 30 grados, 21% de humedad, y un viento endiabladamente racheado) reivindic¨® al h¨¦roe australiano, capaz de remontar dos sets en contra con su liviana armadura, criticada por demasiado ligera y poco trabajada. Igualmente, retrat¨® el irregular momento de Verdasco: jam¨¢s hab¨ªa cedido un partido sobre cemento tras ganar las dos primeras mangas, e igual que logr¨® un imponente n¨²mero de aces (15), acab¨® hundido por el de dobles faltas (11), sin fe ni tino. No ca¨ªa en primera ronda de un grande en pista dura desde 2004.

"No s¨¦ d¨®nde encontr¨¦ las energ¨ªas para la remontada", concluy¨® Tomic. "Ha sido una tortura. Soy la persona m¨¢s feliz del mundo ahora mismo. No s¨¦ c¨®mo lo he logrado". "?l jug¨® bien, no le quiero quitar m¨¦rito, pero desde finales del segundo set me empec¨¦ a encontrar mal, con dolor de est¨®mago y algo mareado. Por eso me sent¨ª algo mareado. Hac¨ªa mucho calor", dijo Verdasco.

Mientras el chico maravilla, cuartofinalista en Wimbledon 2011, buscaba en el frescor de la ducha las explicaciones a su incre¨ªble victoria, Nicol¨¢s Almagro ya celebraba la suya por 1-6, 7-5, 6-3 y 7-5 ante el polaco Kubot. Para el murciano no fue un resultado cualquiera. Aquel hab¨ªa sido su verdugo en la primera ronda de Roland Garros 2011, a donde lleg¨® convencido de sus posibilidades. Aquel era el tenista que le hab¨ªa maniatado durante la primera manga con su presi¨®n constante e inmisericorde, sin ritmo ni planes, la fiereza como ¨²nico mantra. Aquel era un jugador al asalto, all¨ª en la pista seis, donde sent¨ªa el aliento cercano del peque?o grupo de seguidores polacos.

"Pero yo", dijo el murciano, que es el n¨²mero diez del mundo, "he aprendido a no anticipar cosas, y a no pensar en el pasado, porque no ayuda mucho. Ah¨ª queda lo que ocurri¨® en Roland Garros. Hay que agarrarse como un le¨®n a los partidos".