Tablas en la oscuridad

Los partidos broncos se deciden por jugadas tan puntuales que se pierden en medio de la batalla. En ocasiones para desnivelar contiendas igualadas y en otras para restablecer el orden coral. Osasuna y Valencia se lanzaron a conquistar un territorio minado que se tuvieron que repartir en un final descontrolado, ca¨®tico, en el que una dur¨ªsima entrada de Albelda dej¨® en inferioridad a los visitantes y propici¨® el empate de los navarros.

M¨¢s preocupados por pararse unos a otros, no de la manera m¨¢s delicada posible, el partido se disputaba en un territorio nada l¨ªrico, sin un resquicio de aire en medio de la poluci¨®n. Una batalla de igual a igual en la que nadie quer¨ªa arrugarse. Con los ¨¢nimos alterados el juego carec¨ªa de solidez, a la par que la falta de ideas se hac¨ªa cada vez m¨¢s palpable. Ra¨²l Garc¨ªa, l¨ªder del primer bando, se las ten¨ªa tiesas con Albelda, a la vez que Cejudo se enfrentaba a Jordi Alba y Pu?al con Banega, lejos de cohesionar la estrategia de cada bando.

En alg¨²n suspiro aislado se intu¨ªa que Osasuna pretend¨ªa abordar el partido a base de dar velocidad a sus bandas, en busca casi siempre de la cabeza de Lekic. Mientras, el Valencia trataba de partir por medio de Banega, que nunca se conect¨® a un partido sin ritmo, y en el que apenas pudo a enlazar con Soldado. El delantero contemplaba la afrenta exiliado en una balsa perdida en el oc¨¦ano, mientras en la orilla se disputaba una lucha territorial, de las que se ganan a pulgadas, a sorbitos peque?os.

Con las pulsaciones algo m¨¢s calmadas a consecuencia del cansancio, en la segunda parte Osasuna empez¨® a acercarse con peligro. En un saque de esquina pudo adelantarse tras un buen remate de Lekic, pero encontr¨® la respuesta de Alves. El portero brasile?o lo pas¨® peor con los pies, una de las situaciones que m¨¢s cortocircuitos suele provocar. Sin embargo, tosco con las notas pero delicado con las manos, se redimir¨ªa en un lanzamiento de falta de Nekounam al sacar un bal¨®n tocado que se perd¨ªa en el fondo de la red.

Trat¨® de cambiar la tendencia Emery dando entrada a Aduriz y a Bernat por Banega y Jonas. Con el delantero guipuzcoano como andamio entre los centrales rojillos, Soldado quedaba liberado a la espera de encontrar un pase al que acariciar. Osasuna, por el contrario, manten¨ªa el cuerpo por medio de un f¨²tbol m¨¢s directo y seguro a primera vista, pero que no terminaba de darle resultado. Desfondado Lekic, Nino ejerc¨ªa de alborotador entre en la defensa valenciana.

Alterado por fin el ritmo mortecino de la primera mitad, el Valencia encontr¨® petr¨®leo cuando un mal remate de Tino Costa, lo transformaba Soldado en un remate preciso de cabeza que descabellaba a Osasuna a falta de cinco minutos para el final. Fue uno de esos golpes que de tejan sin aire. Pero cuando m¨¢s a su favor lo tuvo el Valencia, Albelda se pas¨® de revoluciones en una entrada sobre el canterano Timor y Teixeira lo mand¨® a la caseta a falta de solo dos minutos para terminar el final. Una falta con pecado doble, ya que su lanzamiento lo peinar¨ªa Lekic para que Lolo, a un palmo de la l¨ªnea de gol, lo remachase a la red. Todo termin¨® en cinco minutos en los que Soldado encendi¨® la luz para que Lolo la volviera a apagar y el partido terminase a oscuras.