"Lo siento, me equivoqu¨¦"

Sancionado por ocho encuentros, desde hace m¨¢s de un mes y medio, Luis Su¨¢rez sab¨ªa desde hac¨ªa tiempo que, de no haber una lesi¨®n de por medio, iba a jugar el encuentro ante el Liverpool, ante el rival al que le insult¨® de forma racista. Ten¨ªa claro que, si la FA no prohib¨ªa los saludos como hizo en el duelo del Mufc ante el QPR -por un embrollo similar ente Terry y Anton Ferdinand-, se ver¨ªa las caras con Evra a la hora de los saludos. Pero Luis Su¨¢rez, con toda la intenci¨®n del mundo, rechaz¨® darle la mano. Tuvo tiempo para pensarlo. Ahora, sin embargo, parece arrepentido. "Lo siento, me equivoqu¨¦". Apenas 24 horas despu¨¦s de haberle negado la mano, el uruguayo pidi¨® disculpas en un escueto comunicado, publicado en la web del Liverpool, en el que el delantero se muestra arrepentido por su comportamiento en los instantes previos al duelo de Old Trafford. "He hablado con el t¨¦cnico y me he dado cuenta de que me equivoqu¨¦", afirma Su¨¢rez; "pero no solo le he decepcionado a ¨¦l. Tambi¨¦n al club y a todo lo que representa. Lo siento. Comet¨ª un error y estoy arrepentido". En el texto, emitido hoy a media tarde, el artillero reconoce: "deber¨ªa haber estrechado la mano de Evra antes del partido. Ahora quiero pasar p¨¢gina y concentrarme solo en el f¨²tbol".

Despu¨¦s del incidente, el futbolista ha recibido un aluvi¨®n de cr¨ªticas en Inglaterra. Pero no solo ¨¦l. Tambi¨¦n su entrenador, Kenny Dalglish, cuya tibieza en las respuestas posteriores al encuentro ha encendido a la prensa brit¨¢nica. "Para ser honesto, me sorprendi¨® escuchar que no le hab¨ªa dado la mano porque a principios de semana entend¨ª que lo har¨ªa", argumenta el preparador en otra nota colgada en el site del club; "est¨¢ bien que ahora haya pedido disculpas. Cuando habl¨¦ para la televisi¨®n no hab¨ªa visto lo que hab¨ªa sucedido, pero todos tenemos la responsabilidad de representar a este club, incluido yo. No me comport¨¦ de forma digna durante la entrevista y pido perd¨®n por ello".

El otro gran protagonista de la historia, Evra, celebr¨® el triunfo como si se tratara de una final conquistada, encar¨¢ndose a su p¨²blico de Old Trafford con los brazos tensos y los pu?os apretados, cruz¨¢ndose en el camino del derrotado Luis Su¨¢rez, que enfilaba el vestuario. Restreg¨¢ndole la victoria. Reina corri¨® a recrimin¨¢rselo, as¨ª como un ¨¢rbitro asistente. Su¨¢rez permaneci¨® impasible. Un mal gesto del lateral franc¨¦s unido a otro igual de feo del atacante uruguayo, al rechazar la mano de aquel en el saludo protocolario antes del encuentro. Las c¨¢maras de la televisi¨®n inglesa convirtieron este cl¨¢sico en un duelo entre Luis Su¨¢rez y Evra, un ejemplo de antideportividad: enfrentados desde la primera vuelta cuando el lateral acus¨® al delantero de haberle proferido insultos racistas por los que la federaci¨®n castig¨® al uruguayo a ocho partidos de sanci¨®n.

El Manchester apel¨® a sus viejos valores para liquidar a un Liverpool cada vez m¨¢s indefinido. Pasan la generaciones en el United, pero el esp¨ªritu competitivo de Ferguson se mantiene y tambi¨¦n algunas de sus eternas figuras. Scholes y Giggs formaron un tri¨¢ngulo con Carrick afinado por las escapadas de Valencia por la derecha y la maza de Rooney dentro del ¨¢rea. Desde la marcha de Xabi Alonso, y tras ¨¦l de Ben¨ªtez y Fernando Torres, el Liverpool ha entrado en el t¨²nel del tiempo, retrocediendo varias d¨¦cadas de golpe. Ahora es un equipo anodino y sin estilo. En el partido de los porteros espa?oles, Reina trabaj¨® a destajo, salvando un gol de Scholes en el primer tiempo; De Gea fue un espectador m¨¢s hasta los ¨²ltimos instantes, cuando vol¨® para salvar un trallazo de Jhonson que hubiese supuesto el empate. Otra vez muy valioso para el conjunto de Ferguson.

Otro en su lugar hubiera preferido pasar de tapadillo por Old Trafford. Luis Su¨¢rez, sin embargo, quiso ser protagonista. Se march¨® al descanso escoltado por sus compa?eros, achuchado por los rivales y abucheado por el p¨²blico tras haber dado un pelotazo hacia la grada al escuchar el pitido final de la primera parte. Estaba enojado porque acababa de caer, arrastrado por el pie de Rio Ferdinand, cuando se dispon¨ªa a enfilar la meta de De Gea. Ven¨ªa de regatear en carrera a su gran enemigo, Evra, y fue trabado por detr¨¢s por Ferdinand sin que el ¨¢rbitro apreciara la falta. Old Trafford se hab¨ªa pasado el primer tiempo volcando su desprecio hacia el uruguayo. El f¨²tbol ingl¨¦s no se libra de la sombra del racismo. Ayer, por ejemplo, Micah Richards, lateral negro del Manchester City, retir¨® su cuenta de twitter tras haber recibido una avalancha de insultos racistas que est¨¢n siendo investigados por la polic¨ªa. La Premier no encuentra manera de ponerle puertas al racismo, implicados hasta el hasta ahora capit¨¢n de Inglaterra, JohnTerry, pendiente de un junio el 8 de julio por unos supuestos ataques racistas a Anton Ferdinand, del Queens Park Rangers. Indirectamente, ha provocado la dimisi¨®n de Fabio Capello como seleccionador, al negarse a que la federaci¨®n despojara a Terry de la capitan¨ªa. Paralelamente, en enero, la polic¨ªa detuvo a dos aficionados por conducta racista: a uno del Chelsea por entonar c¨¢nticos en un tren y a otro hincha por haber escrito comentarios en la cuenta de twitter del Newcastle mientras el club cerraba el fichaje del delantero senegal¨¦s Papiss Demba Ciss¨¦. La historia interminable.

Ante la nulidad creativa del Liverpool, los veteranos centrocampistas del Manchester (Scholes, Carrick y Giggs) mostraron su inacabable poder¨ªo. Triangularon a su antojo y solo Reina retras¨® el deceso de los reds en el primer acto. El United arranc¨® el segundo como una exhalaci¨®n. Rooney liquid¨® al Liverpool en tres minutos. Primero descerraj¨® a Reina a pocos metros tras un centro de c¨®rner muy combado desde la derecha de Giggs, a pie cambiado. Poco despu¨¦s, Spearing, tratando de sacar jugado el bal¨®n, lo perdi¨® ante la presi¨®n de Valencia. El ecuatoriano cedi¨® a Rooney para que, con la zurda, marcara su 17? tanto de la temporada. Reina saltaba de rabia, indignado con la torpeza de Spearing y con la pobreza de juego del resto de sus compa?eros. Los cambios de Dlaglish (entraron Adam y Carroll) le dieron mucha m¨¢s ferocidad al Liverpool: marc¨® Su¨¢rez tras un error de Ferdinand, que embols¨® el bal¨®n con el cuerpo y se lo dej¨® en bandeja al uruguayo. Y al final De Gea, al igual que ante el Chelsea, estir¨® su alargado cuerpo para desviar un latigazo de Glen Johnson.