Llull le da al Madrid una victoria so?ada
El recital del base menorqu¨ªn desfigura al Barcelona en el Palau Sant Jordi y encumbra al Madrid 19 a?os despu¨¦s (74-91)
Sergio Llull le dio al Real Madrid la Copa del Rey y la victoria con la que so?aba desde hac¨ªa muchos a?os, media vida. En Barcelona, con el apoyo de unos pocos pero entusiastas centenares de seguidores, una minor¨ªa en la grada del majestuoso Palau Sant Jordi, el base menorqu¨ªn se adue?¨® del escenario y catapult¨® a su equipo a un triunfo monumental. De esa forma redonde¨® un punto de inflexi¨®n en una historia que pintaba de azulgrana desde hac¨ªa much¨ªsimo, 19 a?os, desde que el Madrid de Sabonis, Biriukov y Simpson gan¨® su ¨²ltima final, en 1993.
El Barcelona Regal descarril¨® como repetidamente lo hab¨ªa hecho su rival en la larga colecci¨®n de cl¨¢sicos de los ¨²ltimos a?os. Acostumbrado a llevar la voz cantante, a imponer su juego arrollador, el equipo de Xavi Pascual se fue desmoronando a medida que Llull iba administrando su p¨®cima. No esper¨®. Percuti¨® desde el arranque, con 10 de los 18 primeros puntos de su equipo. Decidido, sin complejos. Le dio un ba?o a Marcelinho. Sada trat¨® de enmendarle la plana a su compa?ero brasile?o. Pero no acert¨® del todo a frenar a un base que se movi¨® con mucha soltura, beneficiado por el espl¨¦ndido trabajo defensivo de los p¨ªvots de su equipo. Entre Mirotic, Tomic, Begic y Felipe Reyes lograron formar un muro en el que se estrellaron los temibles p¨ªvots del Barcelona. No se sintieron c¨®modos ni Ndong, ni Lorbek, que se las vio y se las dese¨® para contener a Mirotic, ni V¨¢zquez y menos a¨²n Wallace.
Barcelona, 74 ¨C Real Madrid, 91
Barcelona (17+16+23+18): Huertas (2), Mickeal (10), Eidson (5), Lorbek (15), N''Dong (19) -cinco inicial-, Sada (-), Navarro (16), V¨¢zquez (2), Wallace (-), Ingles (-) y Rabaseda (5).
Real Madrid (22+20+23+26): Llull (23), Singler (4), Su¨¢rez (9), Mirotic (9), Tomic (2) -cinco inicial-, Begic (10), Rodr¨ªguez (2), Pocius (6), Reyes (2), Carroll (22), Velickovic (2) y Sanz (-).
?rbitros: Hierrezuelo, P¨¦rez Pizarro, Garc¨ªa Gonz¨¢lez. Eliminado: Tomic (m.37).
Incidencias: Asistieron 15.128 espectadores a la final de la Copa del Rey disputada en el Palau Sant Jordi de Barcelona. Se trata del partido con m¨¢s asistencia de p¨²blico en la historia de esta competici¨®n. Sergio Llull fue elegido mejor jugador de la final (MVP).
El Madrid irrumpi¨® como un hurac¨¢n, con una intensidad enorme, desde el primer minuto, a costa de una peligrosa acumulaci¨®n de faltas en algunos de sus p¨ªvots. No le import¨® incluso ceder un mont¨®n de tiros libres a su rival, que acab¨® con 24 puntos desde esa l¨ªnea por solo ocho del Madrid.
La prioridad era que el Barcelona no se encontrara c¨®modo en su juego. Lo consigui¨®, con creces. Result¨® raro observar c¨®mo Sada no sab¨ªa qu¨¦ hacer en algunas acciones, c¨®mo Wallace perd¨ªa el bal¨®n de una manera inocente, c¨®mo Eidson se llevaba un balonazo en lo que pretendidamente era un pase de un compa?ero... Su¨¢rez tambi¨¦n empez¨® gan¨¢ndole la partida a Mickeal. Navarro sali¨® desde el banquillo como receta ofensiva. No surti¨® efecto.
El Barcelona se acerc¨® en algunas ocasiones, sobre todo con una gran galopada en el tercer cuarto, cuando con un parcial de 19-10 y un triple de Lorbek se situ¨® a un punto (51-52). En esas circunstancias pod¨ªa empezar a dudarse del Madrid, con una colecci¨®n de jugadores j¨®venes que hab¨ªan fallado en varias citas cuando el nivel de exigencia sub¨ªa a su m¨¢xima potencia. Esta vez no. Esta vez, Carroll surgi¨® como una centella y con un par de triples, seguidos por la segunda parte del recital de Llull, el Madrid empez¨® a sentar las bases no ya de la victoria, sino de una apabullante paliza. Un correctivo como varios de los que hab¨ªa recibido por parte del Barcelona en los ¨²ltimos a?os, sin ir m¨¢s lejos en las dos ¨²ltimas finales de Copa, en Bilbao y en Madrid.
El Barcelona, dejado de la mano de Navarro, irreconocible, acusando claramente la lesi¨®n que arrastra en un pie, solo certero desde la l¨ªnea de tiros libres, tambi¨¦n de Eidson, Wallace o Ingles, con los bases sobrepasados, no tuvo respuesta al enorme recital del Madrid, de Llull y de Carroll en especial, pero tambi¨¦n de todo un equipo que trabaj¨® a fondo, en grupo, haciendo valer por fin el talento de una espl¨¦ndida camada de jugadores j¨®venes como Mirotic, Tomic, Su¨¢rez¡ y la val¨ªa de jugadores como Felipe Reyes, Begic, Pocius y compa?¨ªa.
Mucho tiene que ver en lo que sucedi¨® el m¨¦rito de un entrenador, Pablo Laso, que apost¨® por dar rienda suelta a tantos jugadores con talento, por urdir un sistema de juego capaz de contener en defensa a un rival como el Barcelona al mismo tiempo que percute en ataque, hasta el punto de que lleg¨® a los 91 puntos en el Sant Jordi, una proeza ante la mejor defensa esta temporada en Espa?a y en Europa. Fue el triunfo de Llull, pero tambi¨¦n de un equipo, de un estilo, precioso para el espect¨¢culo, y de un entrenador que ha sabido barrer los complejos, las inseguridades, las barreras psicol¨®gicas impuestas por el Barcelona, y sacar brillo de las virtudes de una estupenda escuadra.
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