Osasuna se gusta en el pasacalles

Que los partidos descabalgados le resultan cercanos a Osasuna lo sabe Jos¨¦ Luis Mendilibar. En parte porque la adversidad intensifica ese orgullo propio que termina por resolverle las papeletas m¨¢s complicadas. En medio de un correcalles termin¨® por sacar tajada gracias a dos zarpazos en la panza de un Granada poco habituado al voltaje desmesurado.

Era un cruce de caminos cubierto de intersecciones. No hab¨ªa espacio en el que respirar, desahogarse de una presi¨®n que por intensa terminaba por bloquear la creatividad de los dos equipos. No le importa moverse a Osasuna en medio de la discordia, siempre capaz de encontrar un agujero por el que respirar. Se le presupone a los navarros ese aire revolucionado, inconexo demasiadas ocasiones, pero efectivo al final del recorrido.

Al Granada en cambio le domina un esp¨ªritu algo m¨¢s sosegado. Un rengl¨®n sin arabescos, que cay¨® en un pasacalles m¨¢s estrecho de lo que esperaba y en el que acab¨® desorientado. Primero, porque cuando mejor triangulaban los andaluces lleg¨® un gol de Nekounam de cabeza a la salida de un c¨®rner, y cinco minutos despu¨¦s Nyom no acertaba a despejar el bal¨®n y Lekic lo remachaba a la red. Dos goles a la vuelta del primer callej¨®n y los andaluces sin saber aun c¨®mo hab¨ªan llegado hasta all¨ª.

Difuminado de repente, el Granada apost¨® entonces por la picard¨ªa individual para capear el temporal. Algo que sorprendi¨® a los rojillos, saciados de repente con un bot¨ªn desmesurado. Mikel Rico, con un delicioso disparo a la escuadra, contuvo el derrumbe a la vez que iluminaba la salida del t¨²nel.

Ni siquiera con la expulsi¨®n de Pu?al, pasado de revoluciones en un encuentro proclive al cortocircuito, el partido vari¨® de contexto para el equipo de Abel, al que por atacar se le relajaron las piernas en defensa. Osasuna se refugi¨® en s¨ª mismo para superar a un equipo sin br¨²jula.