La trampa ¡®granota¡¯ vuelve a funcionar

Superada esa anomal¨ªa para su cuerpo que fue la Copa, el Levante vuelve a dosificarse, exprimir sus recursos y competir. Es un equipo acostumbrado a descansar en su campo, dormir al adversario y hacerle creer que es mucho mejor para liquidarlo despu¨¦s a la contra. El Betis tambi¨¦n cay¨® en ese cebo.

El cuadro de Mel asumi¨® su superioridad t¨¦cnica a partir de los cambios de orientaci¨®n de Be?at y las arrancadas diab¨®licas de Montero. Por si hab¨ªa alguna duda, Castro meti¨® un ca?o de tac¨®n a Juanfran entre los suspiros de admiraci¨®n de la grada. Desesperado, JIM daba patadas al aire en la banda. El Levante yac¨ªa ahogado en su propio terreno, sin nadie que le diera una salida, abusando del pelotazo a Kon¨¦, superado por la contundencia de Paulao. Lo m¨¢s parecido a un ba?o.

Nada insuperable para la autoestima del Levante, convencido de su estilo y sus oportunidades. Esta vez pasaban por alguna acci¨®n a bal¨®n parado. La falta a Ghezzal, por ejemplo. Desde el pico derecho del ¨¢rea b¨¦tica, el maestro Barkero salv¨® la barrera y clav¨® la pelota en la meta de Fabricio. Una rosca perfecta. En plena euforia granota, Juanfran se march¨® al ataque, tir¨® una pared con Barkero y alcanz¨® la l¨ªnea de fondo. Su centro, muy suave, lo cabece¨® Torres llegando desde lejos, cruzando la pelota hasta entrar tras golpear en la parte interior del poste. Golazo saludado con estr¨¦pito por el Ciutat de Val¨¨ncia. En la celebraci¨®n, el viejo Juanfran entr¨® en trance de alegr¨ªa. Cuando peor lo ten¨ªa, el Betis respondi¨® antes del descanso: se abri¨® un inesperado boquete en el centro de la zaga aprovechado por Molina.

Ya sin complejos, el Levante iba a encontrar espacios para su afilada contra. Un bal¨®n conquistado por Torres lo convirti¨® Ghezzal en una larga conducci¨®n y un pase precioso a Kon¨¦, que acribill¨® a Fabricio.

Muy c¨®modo con la ventaja, el Levante ni siquiera sufri¨® la apuesta ultraatacante de Mel con cuatro delanteros en escena: Pereira, Santa Cruz, Rub¨¦n y Molina. Para el capit¨¢n, Ballesteros, si hay que defenderse, cuantos m¨¢s adversarios, mejor.