En juego el pedigr¨ª de la ¡®Champions¡¯
Basilea y Marsella, ambos con ventaja de 1-0, amenazan a los convulsos Bayern e Inter
Clasificado ya el Apoel de Nicosia al superar al Lyon, los cuartos de final de la presente edici¨®n de la Liga de Campeones pueden ser los de menos pedigr¨ª que se recuerdan. Si esta noche el Bayern de M¨²nich y el Inter no superan el 1-0 en contra que se trajeron de sus respectivas visitas al Basilea y el Marsella, la competici¨®n llegar¨¢ a su antepen¨²ltima ronda con una falta de p¨²rpura considerable. Los resultados no obligan al equipo alem¨¢n ni al italiano (finalistas en 2010) a un ejercicio imposible de ¨¦pica, pero ni unos ni otros est¨¢n en paz. Ahora son dos clubes convulsos, temerosos de un batacazo europeo impensable por precipitado, por inesperado y por la sensible diferencia de presupuestos con sus rivales.
En sus desplazamientos por Europa, el Bayern acostumbra a celebrar una cena de convivencia pospartido. Directivos y jugadores suelen compartir esa rutina culinaria en el hotel que les da cobijo. Los platos se salpican con los ecos y comentarios del encuentro jugado. En la de Basilea, despu¨¦s de la derrota y la tunda de juego recibida ante el campe¨®n suizo, el silencio rein¨® en las mesas ocupadas por los futbolistas, cabizbajos y hundidos.
Solo se escuch¨® la voz de Karl-Heinz Rummenige, el presidente, tan autoritario como descorazonado en su discurso: ¡°El 19 de mayo se juega la final en nuestro campo y no podemos despedirnos sin m¨¢s en los octavos de final. Debemos trabajar duramente para salir de la letrina en la que hemos ido cayendo¡±.
Para el Bayern, la organizaci¨®n de esta final tiene un significado especial. En las otras tres ediciones en las que la capital b¨¢vara fue elegida como sede (1979, 1993 y 1997) no particip¨® en el torneo.
La final ser¨¢ en nuestro campo. Salgamos de la letrina Rummenige
Las palabras de Rummenigge en Basilea radiografiaron un d¨ªa a d¨ªa muy preocupante en su club. El 7-1 endosado al Hoffenheim ha sido de las pocas buenas noticias que ¨²ltimamente ha generado el equipo de Jupp Heynckes. Desde que comenz¨® 2012, unos cuantos tropiezos inesperados han descubierto un conjunto agrietado por disputas internas de sus estrellas. Robben ha destapado el mismo debate que ya protagoniz¨® en el Madrid, en el que dej¨® la huella de ser el futbolista ego¨ªsta que, recientemente, record¨® Bernd Schuster en una televisi¨®n alemana: ¡°Es un tipo dif¨ªcil que causa muchos problemas. Cuando no juega, tiene pataletas¡±. Heynckes ha sufrido ese car¨¢cter emponzo?ador las pocas veces que se ha atrevido a dejarle en el banquillo. Sus compa?eros tambi¨¦n han visto c¨®mo sus goles los celebra antes con sus invitados en las tribunas que con sus compa?eros sobre el campo.
Tampoco vive d¨ªas tranquillos M¨¹ller, la gran figura del f¨²tbol alem¨¢n, que mira con recelo c¨®mo Heynckes mima a Kroos, su ojito derecho. M¨¹ller est¨¢ harto de ser siempre el primer cambio e incluso de ocupar el banquillo como le sucedi¨® en Basilea. No sentirse imprescindible le ha generado susceptibilidad a cualquier cr¨ªtica. Sus altercados con Boateng, este a ojos de la grada, y con Badstuber, en el t¨²nel de vestuarios del Saint Jakob Park la aciaga noche de Basilea, vinieron precedidos de recriminaciones por su poca implicaci¨®n defensiva. M¨¹ller siente que sus errores tiene un castigo mayor que el del resto.
¡°Este equipo no defraudar¨¢. El partido ser¨¢ diferente al de Marsella. All¨ª fuimos con una racha de malos resultados¡±, dijo ayer Claudio Ranieri, que el viernes pasado llor¨® en el banquillo por la victoria del Inter sobre el Chievo (0-2). El primer triunfo despu¨¦s de mes y medio para un equipo que se pas¨® febrero sin marcar. Una sequ¨ªa que ha puesto el segundo proyecto posterior al de Jos¨¦ Mourinho en el disparadero.
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