Dos ¡®suplentes¡¯ alumbran al Madrid
La entrada de Marcelo y Kak¨¢ revienta al Apoel y el equipo de Mourinho liquida la eliminatoria
Una hora despu¨¦s de que Mourinho decidiera quitar algunos grilletes al equipo, el Madrid se gan¨® en unos minutos una plaza en las semifinales de la Liga de Campeones. Frente a un oponente con m¨¢s embrujo que resistencia, el Madrid tard¨® en desabrochar el partido, lo que se demor¨® en los cambios. Marcelo, suplente en favor del m¨¢s defensivo Coentr?o, tom¨® el encuentro al asalto y Kak¨¢, alistado por Higua¨ªn, encendi¨® las luces al equipo. Con ellos, el conjunto espa?ol se dio un fest¨ªn final tras m¨¢s de una hora de soser¨ªa, de mucha posesi¨®n, poco ingenio y contadas oportunidades. Mourinho hall¨® el remedio en el banquillo y su envite desat¨® al Madrid con Marcelo como s¨ªntoma: el partido ped¨ªa fantas¨ªa; el cartel no era tan exigente como para demandar la guardia de Coentr?o, que nunco tuvo a quien escoltar.
APOEL, 0 - REAL MADRID, 3
Apoel: Chiotis; Paulo Jorge, Oliveira (Kak¨¢, m. 13), Poursaitdes, Boaventura; Charalambides, Helio Pinto (Solari, m. 72), Nuno Morais, Alexandrou (H¨¦lder Sousa, m. 46); Ailton y Trickovski. No utilizados: Urko Pardo; Marcinho, Solomou y Adorno.
Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Pepe, Sergio Ramos, Coentr?o (Marcelo, m. 64); Sahin (Granero, m. 84), Khedira, ?zil; Cristiano Ronaldo, Benzema e Higua¨ªn (Kak¨¢, m. 64). No utilizados: Ad¨¢n; Varane, Albiol y Altintop.
Goles: 0-1. M. 74. Benzema remata en plancha un centro de Kak¨¢. 0-2. M. 82. Kak¨¢, tras una magn¨ªfica internada de Marcelo. 0-3. M. 90. Benzema, a cesi¨®n de ?zil.
?rbitro: F. Brych (Alemania).
23.000 espectadores en el estadio GSP.
A solas el Madrid, sin rival a la vista, s¨ª era una noche propicia para Sahin, al que a?oran en la Bundesliga y el madridismo espera desde el verano. Llegado para dar relevos a Xabi Alonso, anoche tuvo pista por la sanci¨®n del guipuzcoano. Futbolista de carrera lenta y toque largo, el turco, de solo 23 a?os, juega en el eje, donde no cabe la timidez. El mediocentro creativo es la peonza del equipo, lo que requiere ser protagonista, que sus compa?eros le concedan el papel. Por edad y tras tantos avatares que han retrasado su puesta a punto, Sahin a¨²n se mueve de puntillas. Pero tiene f¨²tbol. Es un jugador geom¨¦trico. Es muy capaz en los espacios cortos y con las luces largas por su capacidad para desplazar el bal¨®n. En Nicosia, apocado al inicio, logr¨® poco a poco que el partido gravitara sobre ¨¦l durante el primer acto. Luego, se evapor¨®.
En torno a Sahin, el Madrid se despleg¨® con una paciencia infinita, obligado por un adversario con todos sus reclutas en campo propio. Enredado ?zil por el centro, donde el Apoel puso todo el hormig¨®n, al Madrid le quedaron las bandas. Con Benzema abierto a la orilla derecha, demasiado est¨¢tico, el equipo se volc¨® al costado de Cristiano, escoltado por Coentr?o, al que Mourinho concede la Champions en detrimento de Marcelo, cuyas aventuras ofensivas quedan para la Liga. En Europa, de entrada, Mourinho quiere hueso. No importa que el rival sea el Apoel, una cenicienta con un milagroso hechizo.
Sahin es un jugador geom¨¦trico, con f¨²tbol en espacios cortos y toque en largo
Fue justamente por el pasillo de Cristiano por el que lleg¨® la gran ocasi¨®n de la noche, de toda la Champions quiz¨¢. El luso hizo un lazo a varios rivales y conect¨® con Sahin, que irrumpi¨® por el lado izquierdo del ¨¢rea. El pase del turco dej¨® a Benzema en una posici¨®n inequ¨ªvoca, a un palmo de la l¨ªnea de meta, sin portero o defensas a la vista: era gol o gol. El franc¨¦s hizo lo que no acostumbra: maltrat¨® a la pelota con la suela y esta sobrevol¨® el larguero.
No fue una pifia cualquiera en una noche con una catarata de oportunidades. El Madrid tuvo la pelota, el gobierno absoluto, sin un rasgu?o del contrario, que celebraba pasar la l¨ªnea del medio campo como si fuera un gol ¡ªCasillas no tuvo que realizar ni una parada ni un despeje¡ª, pero no encontr¨® remates. Con Benzema, Cristiano e Higua¨ªn, un regimiento de delanteros de primera, no fue productivo ante Chiotis. Le faltaron asistentes, escaso en la arquitectura del juego, con ?zil muy intermitente. En ning¨²n caso su dominio fue proporcional a su cosecha atacante.
Seco en el ¨¢rea chipriota, Mourinho alter¨® su planteamiento a la hora de partido. Marcelo y Kak¨¢ sustituyeron a Coentr?o, empleado para sujetar a no se sabe qui¨¦n, e Higua¨ªn. El cambio de testigos tuvo un impacto inmediato. Marcelo abri¨® su senda por la izquierda, Benzema fij¨® su posici¨®n como ariete y ?zil encontr¨® en Kak¨¢ un socio para la g¨¦nesis del juego. Kak¨¢ y Marcelo revolucionaron el choque. Con ellos al frente, hubo otro partido, nada que ver con la anest¨¦sica primera hora. Entre los dos suplentes trenzaron el primer gol y se las apa?aron solos en el segundo. En el tanto que abri¨® el marcador, el lateral brasile?o conect¨® con su compatriota, que aline¨® la pelota en la cabeza de Benzema, que se redimi¨® de su pata de palo del primer tramo. A continuaci¨®n, Marcelo lleg¨® al l¨ªmite, a la l¨ªnea de fondo, y tuvo toda la fe del mundo para evitar que la pelota saliera del campo. Kak¨¢ lleg¨® agradecido para liquidar al Apoel. Benzema puso el broche tras el mejor servicio de ?zil en toda la jornada. Para entonces ya era otro equipo. Marcelo y Kak¨¢ provocaron la mutaci¨®n.
El partido no era tan exigente como para la guardia a Coentr?o, sin nadie a quien escoltar
El Bayern o el Marsella esperan al Madrid en las semifinales. El prodigio chipriota ya tiene fin. Comenz¨® all¨¢ por el 13 de julio, en la previa de la previa de la Liga de Campeones. Nadie hasta ayer le hab¨ªa marcado m¨¢s de dos goles. Pero el Madrid le queda muy lejos, por m¨¢s que se anestesie durante una hora. A estas alturas del curso, con la Liga algo m¨¢s apretada, el Madrid brindar¨¢ por tomarse una jornada de Champions como si de un trofeo veraniego se tratara. Un partido, el de vuelta, id¨®neo para que Mourinho mantenga el carrete a j¨®venes como Sahin y Varane. Cuando la temporada llegue al tramo decisivo, nadie ser¨¢ prescindible.
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