Recital de la pizarra de Emery
Una exhibici¨®n en la estrategia (4-0) clasifica al Valencia tras eliminar al AZ
En su peor momento, emergieron todas sus virtudes. La val¨ªa en la t¨¢ctica y la estrategia de Emery, adem¨¢s de su valent¨ªa, aparecieron cuando se le acababa el cr¨¦dito despu¨¦s de unas semanas de baj¨®n an¨ªmico. Lo subi¨® de golpe al contemplar c¨®mo las ocasiones se convert¨ªan en oro y al darse cuenta de que su defensa, muy agresiva, no permit¨ªa la m¨ªnima concesi¨®n. Ante un rival muy discreto, eso s¨ª, tanto en defensa como en ataque, incapaz de plantarle cara a este Valencia tan intenso de principio a fin, inspirado por un Tino Costa inagotable. El conjunto de Emery se medir¨¢ al Atl¨¦tico en semifinales, el d¨ªa 19 en el Calder¨®n, y el 26 en Mestalla.
VALENCIA, 4; AZ ALKMAAR, 0
Valencia: Diego Alves, Barrag¨¢n, Rami, Ricardo Costa, Mathieu,
Topal, Tino Costa (Maduro, m.84), Feghouli (Pablo Hern¨¢ndez, m.76), Jonas
(Parejo, m.68), Jordi Alba y Soldado. No utilizados: Guaita, Dealbert, Piatti y Aduriz.
AZ Alkmaar: Esteban, Marcellis, Moisander, Viergever, Poulsen,
Maher, Elm, Martens, Beerens (Falkenburg, m.80), Altidore (Benschop,
m.68) y Holman (Gudmundsson, m.46). No utilizados: Heijblok, Johansson, Lam y Klavan.
Goles: 1-0, m.15: Rami. 2-0, m.17: Rami. 3-0, m.56: Jordi Alba. 4-0,
m.81: Pablo Hern¨¢ndez.
Arbitro: Pavel Kralovec (RCH). Amonest¨® a Tino Costa y Barrag¨¢n.
Unos 30.000 espectadores en Mestalla.
Ordenado y compacto el AZ en los primeros minutos, el Valencia no encontraba ni un resquicio hasta que Emery sac¨® brillo a su laboriosa pizarra. Dos c¨®rners desde la esquina derecha, dos jugadas ensayadas distintas, dos goles en dos minutos. La clave estuvo en Feghouli, desentendi¨¦ndose aparentemente de la acci¨®n, march¨¢ndose al lateral derecho. El arte del enga?o. El interior franco-argelino centr¨® de rosca el primer remate de cabeza de Rami; y cedi¨® el segundo a Tino Costa, cuyo env¨ªo al ¨¢rea lo prolong¨® Soldado para que Rami volviera a embocar, esta vez con la derecha. Lo celebr¨® como un p¨²gil saltando a la cuerda. Mestalla estall¨® de alegr¨ªa. Eran dos goles de autor por parte del entrenador, en el alambre en las ¨²ltimas fechas. Y que hab¨ªa arriesgado mucho al haber dejado fuera de la convocatoria a Albelda y a V¨ªctor Ruiz, dos pesos pesados. La exclusi¨®n ten¨ªa una carga simb¨®lica m¨¢s all¨¢ del descanso de las rotaciones. Son los dos ¨²ltimos jugadores que, en sus declaraciones, no favorecieron la ya muy delicada situaci¨®n del t¨¦cnico. Si ten¨ªa que morir, Emery decidi¨® hacerlo con su gente.
Al Valencia le quedaba luchar contra el enemigo invisible: la maldici¨®n de las remontadas. Cedi¨® terreno y fue m¨¢s contundente en los marcajes gracias a una pareja muy poco frecuente de centrales, Rami y Ricardo Costa. Al mismo tiempo, sigui¨® generando muchas llegadas. Topal y Tino Costa imprimieron un ritmo fort¨ªsimo en la medular; desde la media punta, Feghouli, Jonas y Jordi Alba encontraron todas las grietas holandesas; y arriba Soldado acariciaba ansioso el gatillo. Todav¨ªa hubo una tercera versi¨®n desde el mismo c¨®rner originario de los dos primeros tantos, muy distinta a las anteriores. Siempre con Feghouli como protagonista, el alumno m¨¢s aventajado. La exhibici¨®n en la estrategia de Emery cont¨® con la inocencia de los zagueros holandeses, que se tragaron todas las trampas. La primera parte fue espl¨¦ndida.
El AZ nunca tuvo prisa por remontar la eliminatoria, contaba con aprovechar la psicosis de la hinchada local. A pesar de que entr¨® el extremo island¨¦s Gudmundsson, el jugador que m¨¢s da?o le hab¨ªa hecho en la ida. Pero el Valencia estaba lanzado, liberado de tanto negativismo y el pundonoroso centro desde la l¨ªnea de gol de Barrag¨¢n se vio recompensado en la continuaci¨®n de la jugada: Soldado sirvi¨® para que marcara Jordi Alba. El peque?o extremo catal¨¢n corri¨® a fundirse en un abrazo con el m¨ªtico utilero Espa?eta, ya semiretirado. Mestalla se emocion¨® con el gesto. Pablo adorn¨® la fiesta con una sutileza t¨¦cnica: un ligero giro en el tobillo y el disparo sali¨® enroscado hacia el palo largo de Esteban.
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