¡°Boxeo y f¨²tbol no son tan diferentes¡±
Este hombre tiene alma surrealista (Amanece que no es poco) y una enorme fuerza sentimental, la que aparece en su pel¨ªcula La lengua de las mariposas, que hizo con Rafael Azcona de coguionista al mando de Fernando Fern¨¢n-G¨®mez partiendo de unos relatos de Manuel Rivas. Ahora ha terminado otra pel¨ªcula a partir de un texto de Rivas (Todo es silencio), que tambi¨¦n hizo el guion. Ah¨ª, en ese rodaje (en Galicia y en Madrid) ech¨® de menos este albacete?o de 1947 no haber hecho m¨¢s deporte que el poco f¨²tbol que practic¨® en su bienio de seminarista, cuando ten¨ªa 14 a?os. En el rodaje de Todo es silencio se dio cuenta de que, en efecto, le ten¨ªan que llevar en tractores por los arenales, para dirigir las secuencias. ¡°Y esa es una imagen lamentable¡±, dice. Porque para el cine, como para todo, ¡°hace falta salud y no s¨¦ si tambi¨¦n agilidad f¨ªsica, y esa es la que va faltando¡±.
Cuerda, adem¨¢s, ha cambiado su imagen de manera radical. ¡°Y ahora me dicen que parezco m¨¦dico o notario¡±. Pues se ha afeitado su barba de abuelo de una pel¨ªcula inglesa de Navidad y ha adelgazado hasta niveles que desmienten su pasado de hombre al que el vino (que cultiva en vi?as de Ourense) y la comida le resultan pasiones inseparables de la otra que tambi¨¦n lo alimenta, el cine.
As¨ª que f¨ªsicamente no se ha cultivado nada. ¡°Pero no es culpa m¨ªa¡±, dice. De muy chico sufri¨® una pleures¨ªa, que le mantuvo casi un a?o en cama. Y luego tuvo una ¨²lcera, un calvario de salud. ¡°Sal¨ª de esa postraci¨®n tan flaco que mi madre dec¨ªa que se me transparentaban las orejas¡±. Esa apariencia asust¨® a la familia. ¡°As¨ª que se aplicaron con una gran eficacia a convertirme en un gordo, y as¨ª estaba yo en el seminario¡±, recuerda. As¨ª que el f¨²tbol entre curas lo agarr¨® debilucho pero gordo, con lo cual los compa?eros lo usaban de defensa o de mir¨®n. ¡°Y como espectador supongo que s¨ª hice algo, porque de protagonista fui nulo¡±.
Jugaba al f¨²tbol... ¡°Siempre mal, pero como era grand¨®n pensaban que dar¨ªa bien en esa demarcaci¨®n, defensa central. Lo hac¨ªa muy mal. Pero para los compa?eros era un futbolista muy codiciado, porque ten¨ªa botas, y me las ped¨ªan prestadas. Era el ¨²nico que ten¨ªa botas en todo el seminario¡±, explica. Era malo en todo; tambi¨¦n en tenis, que jugaban ¡°en unas canchas en las que hab¨ªa m¨¢s piedras que llano¡±. Hizo nataci¨®n... ¡°en unas piscinas de Hell¨ªn, donde estaba el seminario; como fabricaban esparto, all¨ª lo mojaban, y la piscina ten¨ªa tanto cieno que nos hund¨ªamos. Un d¨ªa me tir¨¦ de cabeza y all¨ª qued¨¦ clavado, con mis pies sobresaliendo¡±. Del seminario sali¨® ya pensando que quiz¨¢ a Dios se le atribu¨ªan demasiadas responsabilidades (¡°?es el que nos ten¨ªa que salvar, sin nosotros hacer nada!¡±) y la fe se le enfr¨ªo hasta hacerse el agn¨®stico que es hoy; ¡°no era honrado estar confi¨¢ndole a Dios lo que fu¨¦ramos a hacer. Yo no necesitaba eso. Ni era honrado seguir diciendo que cre¨ªa en algo que ya no me dec¨ªa nada¡±.
La entrada del cine
Cuerda destaca algunos artistas del boxeo, como Cassius Clay o Joe Frazier, por los que dejaba cualquier cosa cuando era espectador de ese deporte. Y en f¨²tbol halla dandis de esa magnitud, m¨¢s o menos. Cita a Laudrup. Y a Hugo S¨¢nchez (¡°el yerno de Fernando Rey¡±, precisa). Juanito ¡°representaba muy bien a la plebe jugando al f¨²tbol¡±. ¡°Pero lo que me jode del f¨²tbol es su magnitud econ¨®mica, y que la gente pague las entradas que paga y se queje de lo caro que es el cine. ?Si una entrada para ver el Sporting en el Bernab¨¦u vale 50 euros y es barata! Y en la sala Berlanga, que se oye y se ve de puta madre, entrar vale siete euros¡±.
Alrededor de Cuerda el juego tom¨® entonces otro derrotero, y era juego de veras, aunque no se practicaba en las canchas. Su padre fue uno de los grandes jugadores de p¨®quer de Espa?a, ¡°un juego perfectamente serio en el que ¨¦l era un profesional destacad¨ªsimo¡±. ¡°De ese juego nos nutrimos realmente mis dos hermanos y yo, y de ese juego s¨ª o¨ªamos hablar, mucho m¨¢s que de f¨²tbol o de tenis. Como ya sabes qu¨¦ reputaci¨®n tiene el juego, mi padre nos dec¨ªa a los hermanos: ¡®Vosotros hab¨¦is salido buenos porque os ha dado la gana¡±. Con ese bagaje y ese padre (la madre hab¨ªa fallecido ya), Cuerda y los suyos viajaron a Madrid en 1962, y si no fuera por la atracci¨®n de Ourense aqu¨ª estar¨ªa todo el rato.
Al padre le gustaba cazar perdices e ir de pesca, cuando descansaba del juego. Y Cuerda quiso hacerse cineasta (lo que es), pero no pudo ingresar en la Escuela Oficial. Los avatares lo llevaron al cineasta que es hoy, pero antes estuvo en la televisi¨®n. Y ah¨ª es donde se familiariz¨® con el f¨²tbol, como realizador. ¡°Trabajaba con Pedro Erquicia en los Informativos no diarios de TVE, y los domingos me pagaban m¨¢s por filmar goles, y all¨¢ iba. Siempre recuerdo un partido en Bilbao, el primero al que fui. Nos gritaban ¡®?Hijos de puta!¡¯ desde la grada, porque el domingo anterior no hab¨ªamos emitido un gol del Athletic. Muy fuerte el grader¨ªo gritando ¡®?Hijos de puta!¡±.
En esa ¨¦poca se juntaba con amigos a ver combates de boxeo. ¡°Tambi¨¦n me gustaban los toros, donde hab¨ªa sangre. Pero yo no me daba cuenta, ni en el boxeo ni en los toros me daba cuenta de que hab¨ªa sangre. Un d¨ªa fui con la actriz Anna Galiena a Las Ventas, y en el descabello ella me dijo: ¡®Ya no aguanto m¨¢s¡¯. Le comprend¨ª perfectamente, y nos fuimos. Yo veo sangre y me mareo, pero f¨ªjate que en los toros y en el boxeo esa sangre no me afectaba nada. Un d¨ªa, viendo un combate por la televisi¨®n, cada vez que uno de los contendientes era golpeado, la madre de un amigo gritaba: ¡®?Ay, esa madre, ay esa madre!¡±.
Por el f¨²tbol lleg¨® a sentir ¡°una antipat¨ªa tremenda¡±; entre otras cosas, porque a veces hab¨ªa que interrumpir los rodajes para que el equipo se fuera a ver los campeonatos mundiales cuando jugaba Espa?a. ¡°Y no te creas¡±, dice, ¡°que el f¨²tbol y el boxeo no son tan distintos: en ambos casos, en el boxeo de ¨¦lite y en el f¨²tbol, se trata de millonarios en calzoncillos pele¨¢ndose por dinero. Pero hay boxeadores y futbolistas excepcionales, verdaderos artistas, c¨®mo te lo voy a negar¡±.
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