Partida de p¨®quer sin ox¨ªgeno
Un invitado sorpresa, el belga De Gendt, permite a Purito, calculador, recuperar ante Hesjedal lo perdido en el Alpe di Pampeago
A m¨¢s de 2.000 metros de altitud, en el traidor Stelvio, donde los ciclistas desaparecen absorbidos por el paisaje, devorados en blanco, las paredes de hielo que nunca se derrite son un mural de grafitis tallados, una forma de escribir la historia. All¨ª donde grababan los aficionados hace 60 a?os leyendas como ¡®W Coppi¡¯ ahora escriben, casi insultantemente, ¨®rdenes como las que se dan a los perros: ¡°?Basso, ataca!¡±, le urgen, le exigen, le maldicen, al favorito de entre los italianos a esa altura, y cuando pasa por all¨ª, asfixiado, ciego, no puede ni verla Basso, que no ataca, claro, como no ha atacado en todo el Giro, como no ha atacado ninguno de los que quieren ganarlo ¨Ca menos que ahora se llame ataques a sprints largos a 800 metros de las cimas.., salvo uno, inesperado invitado, sorpresa m¨¢s grande a¨²n que la del canadiense que puede ganarlo.
Se trata del belga Thomas de Gendt, conocido hasta el momento por su gusto por las largas fugas y poco m¨¢s, y que en las pendientes del Stelvio, a las que lleg¨® destacado entre un grupo de gregarios, despu¨¦s de haberse lanzado incontenible en los ¨²ltimos hect¨®metros del Mortirolo, all¨ª donde la m¨ªnima senda es una pared vertical del 22% pavimentada en cemento, all¨ª donde su gregario favorito, Carrara, le dio un empuj¨®n para lanzarle m¨¢s fuerte en las mismas narices de Hesjedal, all¨ª donde estuvo a punto de cambiar todo. Si hubiera ocurrido hace 60 a?os se habr¨ªa hablado de un ataque a lo Coppi, por su grandeza, por la enormidad del desaf¨ªo (pues entre el Mortirolo y el interminable Stelvio hab¨ªa un valle tra¨ªdos de otros 30 kil¨®metros), por la insensatez; hace 20 a?o se habr¨ªa hablado de Pantani o de Chiappucci; en estos tiempos el recuerdo m¨¢s claro es el de Landis en el Tour de 2006, desgraciado, pues desde entonces no se hab¨ªa visto nada similar (o quiz¨¢s s¨ª, quiz¨¢s lo Andy en el pasado Galibier).
CLASIFICACI?N GENERAL
1. Joaquim Rodr¨ªguez (ESP-Katusha) 91h04:16
2. Ryder Hesjedal (CAN-Garmin) a 31
3. Michele Scarponi (ITA-Lampre) a 1:51
4. Thomas De Gendt (BEL-Vacansoleil) a 2:18
5. Ivan Basso (ITA-Liquigas) a 3:18
6. Damiano Cunego (ITA-Lampre) a 3:43
7. Rigoberto Uran (COL-Sky) a 4:52
8. Domenico Pozzovivo (ITA-Colnago) a 5:47.
Cuando llegan a la altura de la inscripci¨®n, Basso ya se ha descolgado del grupo de Purito, guiado desde hace tres o cuatro kil¨®metros por Hesjedal, un rictus extra?o, una mueca fija, grabado en la carne, en los dientes, y una cruz a cuestas. Acaba de perder una partida de p¨®quer jugada sin ox¨ªgeno y con suma frialdad por sus rivales. Lleva el peso del Giro sobre su chepa huesuda, lleva a rueda a Purito, a Scarponi. Sabe que a sus espaldas sus rivales afilan el cuchillo, sabe que le atacar¨¢n si piedad cuando huelan la meta, cuando pierdan el miedo a perderlo todo por un ataque mal calculado. Delante, tan lejos que ni el viento de cara que hace m¨¢s dura su casi s¨ªsifica tarea, le llevaba noticias de su sudor, de los latidos de su coraz¨®n desenfrenado, marchaba loco De Gendt, con cuatro, con cinco, con cinco minutos y medio de ventaja. Con no m¨¢s. Hasta ah¨ª. Situado al salir a 5m 40s en la general, De Gendt pod¨ªa ganar el Giro, pero solo Hesjedal, que corr¨ªa como si la maglia rosa la llevara ¨¦l defendi¨® la maglia rosa que en realidad llevaba Purito. ¡°Fue una partida de p¨®quer, en efecto¡±, dice Valerio Piva, el director de Purito. ¡°Nosotros nos jugamos el todo por el todo: o nos ganaba el Giro en la crono Hesjedal o nos la ganaba De Gendt. Y eso nos daba igual, por eso, cuando Hesjedal nos pidi¨® colaboraci¨®n nos hicimos los sordos, aguantamos sufriendo, pero Hesjedal defendi¨® perfectamente, y eso nos vino muy bien¡±.
En la lucha por la victoria la est¨¦tica es secundaria: chirriaba a la vista ver a Purito, el l¨ªder, a rueda, aprovechando el trabajo del segundo, pero eso era solo una imagen. La realidad, en efecto, decepciona a los idealistas. ¡°Cada uno tiene sus caracter¨ªsticas¡±, dice Purito. ¡°Hesjedal ha hecho un trabajo enorme, un trabajo para el que yo no valgo. Lo m¨ªo es atacar al final, as¨ª que me puse a rueda y esper¨¦ a que se cansara. Incluso cuando se fue Scarponi a tres kil¨®metros podr¨ªa haberme ido con ¨¦l, pero no habr¨ªa ganado m¨¢s, hago la misma diferencia en 800 metros que en cuatro kil¨®metros. As¨ª que esper¨¦ a que se cansara m¨¢s Hesjedal¡±. Llegada su distancia, Purito, que contaba con la mancha p¨²rpura de Scarponi jadeando en la distancia como referencia, lanz¨® su habitual ataque corto para lograr su habitual corta renta. Perdi¨® 13s en el Alpe di Pampeago, ayer recuper¨® 14s sobre Hesjedal, que, despu¨¦s de la dignidad mostr¨® la rabia: ¡°Parece que todos quieren que no gane el Giro¡±. Ma?ana dir¨¢, ¨¦l y todos, su ¨²ltima palabra.
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