El v¨¦rtigo de Arshavin

A pesar de tener un gesto infantil en su rostro, Andrey Arshavin (Leningrado, Rusia; 1981) representa a sus 31 a?os la parte experimentada de la selecci¨®n rusa. Para bien o para mal, es uno de los jugadores en los que se sostiene gran parte de la imaginaci¨®n del equipo y por el que pasan la mayor¨ªa de las jugadas de ataque. Para bien, porque es capaz de sorprender con arrancadas pegadas a la cal o con quiebros escurridizos dentro del ¨¢rea. Y para mal, porque ha atravesado una de sus peores temporadas. Cedido a ¨²ltima hora a su Zenit natal, el menudo delantero ha firmado un curso absolutamente por debajo de sus capacidades.

Asombroso en sus primeros partidos con el Arsenal a pesar de haberse fotografiado d¨ªas antes de su fichaje con la camiseta del Bar?a, se vino abajo tras la marcha de Cesc y Nasri, cuando todo el ataque deb¨ªa soportarse entre ¨¦l y Van Persie. Venido a menos tras haber participado solo en 20 partidos (un gol), en el Zenit triplic¨® la cifra en la mitad de partidos. A pesar de que la curva de rendimiento haya entrado en barrena, se espera de Shava un paso al frente para potenciar las capacidades de una selecci¨®n en la que siempre ha brillado. Un trampol¨ªn que de nuevo puede auparle a las alturas, en parte, porque ya estuvo all¨ª, aunque no consigui¨® dominarlas.