El paisano que gan¨® a la vida
El destino le golpe¨® con todo hasta llevarle al l¨ªmite pero opt¨® por aferrarse al mundo, siempre sincero, de frente, de cuerpo entero
Ese es un paisano. Ese era Manuel Preciado, que muy bien supo siempre el calado de esa expresi¨®n de paisano, que en sus cunas norte?as (Cantabria y Asturias) es mucho m¨¢s honda que el mero y azaroso v¨ªnculo natal con una determinada tierra. Un paisano, un tipo que va de frente, sin aristas ni atajos, sincero, de cuerpo entero, defensor a ultranza de lo suyo y los suyos, amigo de sus amigos, ante los que siempre se port¨® m¨¢s como el Manol¨ªn de sus correr¨ªas por El Astillero (perif¨¦rico lugar de Santander en el que naci¨®, muy cerca del Guarnizo de Paco Gento), que como el Preciado popular y triunfante de los ¨²ltimos tiempos. De ello pueden dar fe en Torrelavega, donde en la ¨²ltima d¨¦cada no repar¨® en juntarse cada mes de julio con sus chicos y colegas de su etapa de entrenador (su deb¨² como t¨¦cnico, en 1995) en El Caser¨ªo, un popular restaurante situado junto al faro en la colindante villa marinera de Suances. Y tambi¨¦n los muchachos de la Pe?a Granota del Levante y los de la Pe?a El Buen Rollo, su pandilla asturiana. Si nunca le faltaron amigos fuera del f¨²tbol, en el f¨²tbol logr¨® lo que muy pocos, o casi nadie: que Guardiola y Mourinho le adoren por igual; o que sintiera la misma devoci¨®n por Javier Clemente, su ¨²ltimo sucesor en un banquillo, que por Luis Aragon¨¦s.
A este buen paisano la vida le golpe¨® con todo hasta llevarle al l¨ªmite, pero tras flirtear con despedirse por voluntad propia de su angustiosa existencia, opt¨® por aferrarse al mundo. ¡°La vida me ha golpeado fuerte, podr¨ªa haberme hecho vulnerable y pegarme un tiro o mirar al cielo y crecer. Prefer¨ª esto ¨²ltimo¡±, dijo en m¨¢s de una ocasi¨®n. Y bien que lo hizo. No regateaba un cul¨ªn de sidra y no era extra?o que por su casa pasaran a cenar muchos de sus futbolistas, o que fueran estos, sobre todo en su pleno martirio vital, quienes abrieran sus mesas para ¨¦l, quienes le rescataran de su tristeza y soledad. Viudo a los 45 a?os, tras la muerte de Puri, su mujer, por un c¨¢ncer en 2002, cuando ten¨ªa 42 a?os. Dos a?os despu¨¦s, Ra¨²l, uno de sus hijos, falleci¨® al estrellarse con su moto con 15 a?os. Cuesta creer que, como confes¨® a M¨®nica Marchante en su estupenda entrevista del pasado mes de marzo en Canal +, llegara al Sporting solo dos a?os despu¨¦s de semejantes azotes y proclamara: ¡°Aqu¨ª, en el club y la ciudad, lo que hace falta es alegr¨ªa; las cosas van bien si transmites positivismo¡±. As¨ª era este paisano, que a¨²n tendr¨ªa que soportar en 2011 que su padre muriera atropellado al resbalarse mientras empujaba un coche.
Siempre se port¨® m¨¢s como el Manol¨ªn de sus correr¨ªas por El Astillero que como el Preciado popular y triunfante de los ¨²ltimos tiempos
Manol¨ªn, Preciado, el paisano, volvi¨® a levantarse aupado por su nueva mujer y su hijo. Y por su amor a la vida que tanto le maltrataba, por su querencia por la amistad y su quiebro a los enemigos. As¨ª era este paisano, capaz de consolar hace unos meses en rueda de prensa al presidente que le estaba despidiendo de Gij¨®n, donde encontr¨® una segunda casa despu¨¦s de que plantara cara a Piterman a¨²n a costa de exiliarse del club de sus amores, el Racing. La dignidad por encima de todo. A Preciado, un ¡°superviviente puro¡±, como ¨¦l sosten¨ªa, siempre le devoraba el tiempo. Como jugador, un l¨ªbero zurdo luego reciclado a lateral, debut¨®, sustituyendo a Portu ante el Salamanca, en 1978. Estuvo solo cuatro a?os en El Sardinero y luego desfil¨® por Linares, Mallorca, Alav¨¦s, Ourense y Gimn¨¢stica de Torrelavega. Y vendi¨® esp¨¢rragos y planes de jubilaci¨®n. Ya como t¨¦cnico, un a?o en el Racing en dos etapas diferentes, solo uno en el Levante, con ascenso incluido, y un d¨ªa en el Villarreal, donde hab¨ªa fichado horas antes de su muerte por un infarto. Deprisa, deprisa, solo en Gij¨®n lleg¨® a encontrar sosiego, hasta que la vida le despidi¨® a los 54 a?os tan mal como le trat¨®. As¨ª fue la vida de este paisano que bien pudo ser paisano de otro Preciado, Juan, el hijo de Pedro P¨¢ramo al que la tragedia siempre le merode¨® en la Comala de Juan Rulfo.
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