El miedo del delantero al penalti
Nadie debe olvidar lo dif¨ªcil que es parar un penalti, casi una heroicidad por la desigualdad en el origen de las cosas
A priori, el portero, en un penalti, es como el fusilado en la pared. Una porter¨ªa enorme, un jugador enfrente, muy cerca, con todo a su favor, como si las manos solo le sirvieran para taparse los ojos. As¨ª de desigual se entiende la lucha de uno contra uno con 11 metros de distancia. El espectador siempre piensa que un penalti es imposible de fallar. Hasta el sobrenombre de la pena m¨¢xima induce al sentimiento tr¨¢gico del penalti.
El portero juega con la ventaja
Sin embargo, el poderoso, el que tiene el bal¨®n, no el que lo espera acoger en sus brazos, o despejarlo lo m¨¢s lejos posible, o repelerlo aunque sea unos cent¨ªmetros, es el que m¨¢s se la juega. El lanzador es quien est¨¢ en el ojo del hurac¨¢n. En eso los porteros tenemos una ventaja psicol¨®gica que nos hace m¨¢s fuertes. Sabemos que los ojos est¨¢n puestos en ¨¦l y que ¨¦l lo sabe. Algo importante cuando estamos hablando de un lanzamiento en el que la psicolog¨ªa prevalece casi por encima de la t¨¦cnica, aunque nunca por encima de la suerte o de la mala suerte.
La actitud del portero en esos casos se resume en activar los datos que tienes del oponente con el gesto que hace en el momento decisivo. Pero, en realidad, aunque la ciencia avance, generalmente decides antes de que se mueva a qu¨¦ sitio vas a ir o si te vas a quedar quieto por si tira por la calle de en medio. Recuerdo que Neeskens lanzaba siempre los penaltis de la misma forma, violentamente y por el centro, y fall¨® muy pocos. La gente dec¨ªa que los porteros se apartaban para que no les volara la cabeza. Todo el mundo sab¨ªa tambi¨¦n que Dani hac¨ªa la paradinha, pero nadie se quedaba quieto.
El penalti es una suerte de suertes. La tecnolog¨ªa le da datos al portero. Casi todos los jugadores principales est¨¢n censados (antes funcionaba la memoria particular). Los delanteros se sacian a ensayar penaltis, a alterar sus lanzamientos. Sin embargo, lo que no var¨ªa es la capacidad de sorpresa que tienen los grandes jugadores. El miedo del delantero al penalti es cuando menos equilibrado al miedo del portero al penalti que relat¨® en su novela Peter Handke, que muchos porteros hemos le¨ªdo para confirmar lo que sentimos por dentro. Pero nadie debe olvidar lo dif¨ªcil que es parar un penalti, casi una heroicidad por la desigualdad en el origen de las cosas. Quiz¨¢s el estruendo es mayor cuando se acierta un penalti que cuando se detiene y, por lo tanto, la pesadumbre afecta inversamente de igual manera.
Generalmente decides antes de que se mueva a qu¨¦ sitio vas a ir o si te vas a quedar quieto
La psicolog¨ªa, el momento, la pulsaci¨®n, la personalidad, el estudio son argumentos que se juntan al lanzar o detener un penalti. Seguramente, el lanzador mientras coloca el bal¨®n sobre la cal decide qu¨¦ va a hacer con su suerte, igual que el portero mientras choca sus guantes elige cu¨¢l va a ser su alternativa. De que coincidan o no depender¨¢ el ¨¦xito o el fracaso de uno u otro.
Jos¨¦ ?ngel Iribar fue 49 veces internacional y gan¨® con Espa?a la Eurocopa de 1964.
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