La revoluci¨®n de Prandelli
El seleccionador ha cambiado la mentalidad y a 13 jugadores de los que eligi¨® Lippi hace dos a?os
Sin grandes palabras y sin darse la menor importancia, Cesare Prandelli (Orzinuovi, 1957) inici¨® hace dos a?os una revoluci¨®n cultural en el calcio que ha desembocado en un ¨¦xito inesperado. Eliminados del Mundial de Sud¨¢frica de 2010 en la primera fase, dando una imagen deplorable, el portero y capit¨¢n Buffon pronostic¨® mucho sufrimiento en la clasificaci¨®n para la Eurocopa de Ucrania y Polonia 2012. La Azzurra era un p¨¢ramo de estilo y de jugadores. Ahora est¨¢ en la final de Kiev junto a Espa?a. No a la manera italiana, sino a la manera de Italia.
Este hombre sencillo y sensible se carg¨® en su lista de la Eurocopa a 13 de los seleccionados por su antecesor, Marcelo Lippi, para el Mundial de Sud¨¢frica. Hay 13 futbolistas nuevos y repiten solo 10. Ah¨ª empez¨® la revoluci¨®n, en el perfil de los nuevos elegidos: peque?os, habilidosos, enamorados del bal¨®n. Cassano, Giovinco, Diamanti, Borini o el ausente Giuseppe Rossi, decisivo en la clasificaci¨®n, pero v¨ªctima de una doble lesi¨®n de rodilla en el Villarreal. Despu¨¦s vino la idea. ¡°Tenemos una idea y queremos desarrollarla¡±, repiti¨® Prandelli. La idea es dar prioridad al centro del campo. Y convencer a sus futbolistas de que no hay nada gen¨¦tico en ellos que les impida atacar, ser protagonistas, asociarse alrededor de la posesi¨®n de la pelota. Sus alineaciones comienzan por ese principio. Y si bien Motta fue titular ante Espa?a, para los siguientes partidos ya opt¨® por Montolivo, autor del magn¨ªfico pase en profundidad en el segundo gol de Balotelli ante Alemania.
La Azurra ha llegado a la final del torneo no a la manera italiana, sino a la manera de Italia
Italia ya no sobresale por sus defensas (Cannavaro fue el h¨¦roe de 2006), sino por sus medios y por sus delanteros. Ning¨²n otro seleccionador se hubiera atrevido a alistar una medular formada por Pirlo, Montolivo, Marchisio y De Rossi. La fortaleza de ese centro del campo condicion¨® la alineaci¨®n de Joachim L?w, renunciando a un extremo en una decisi¨®n fatal para Alemania, que perdi¨® su identidad.
Tradicionalmente, los seleccionadores azzurri pusieron por delante la grinta \[la pelea\], el deseo de ganar y esp¨ªritu de supervivencia. Hasta el extremo de inventar un t¨¦rmino, la staffeta \[el relevo\] para designar el fen¨®meno por el cual no pod¨ªan jugar al mismo tiempo dos jugadores de talento: Mazzola o Rivera, Baggio o Signori, Totti o Del Piero¡ Incluso atacantes tan creativos como Mancini o Zola pasaron sin pena ni gloria por La Azzurra. Como la f¨®rmula les permiti¨® ganar cuatro Mundiales nunca se plantearon cambiarla. Ni siquiera Sacchi logr¨® trasladar a la Nazionale el juego colectivo del Milan: su selecci¨®n lleg¨® a la final del Mundial de Estados Unidos 2004 frente a Brasil por una defensa f¨¦rrea y un genial Baggio. Por supuesto, La Azzurra fue grande en muchos otros periodos. La de 1988, por ejemplo, en la Eurocopa de Alemania, cuando reuni¨® en torno a Azeglio Vicini a un grupo excepcional con Baresi, Donadoni, Giannini, Vialli, Mancini, Maldini¡, superada por la URSS en semifinales despu¨¦s de haber derrotado antes a la Espa?a de M¨ªchel. Pero nunca con la propuesta del actual seleccionador.
Los centrocampistas y los delanteros les han robado el protagonismo a los defensas
No es nada nuevo para Prandelli, que ya rompi¨® moldes en el Hellas Verona, el Parma y, sobre todo, en el Fiorentina. Al equipo viola lleg¨® en 2005 en sustituci¨®n de Dino Zoff. El cambio fue radical. La Fiore jug¨® al ataque, alcanz¨® las semifinales de la UEFA y entr¨® en la Champions, cuya participaci¨®n fue cortada por un gol en fuera de juego de Klose a favor del Bayern de M¨²nich, en 2010.
Como jugador, Prandelli fue un medio gris, defensivo, a la sombra de Tardelli en el Juventus. Como t¨¦cnico, la humildad le viene de haber empezado desde abajo. En el Lecce fue destituido a las primeras de cambio. Y abandon¨® el cargo en el Roma para acompa?ar a su primera mujer en una enfermedad que le costar¨ªa la vida. El 30 de mayo de 2010, se hizo cargo de La Azzurra. Y empezaron los cambios. ¡°No quiero ning¨²n pensamiento negativo. Vamos a atacar a Alemania¡±, dijo cuando le advirtieron que la Nationalsmannschaft hab¨ªa descansado dos d¨ªas m¨¢s. Ni excusas ni victimismo. Aunque s¨ª las pizcas de scaramanzia [superstici¨®n] t¨ªpicamente italiana: cada buen resultado en el torneo ha ido acompa?ado de una excursi¨®n a pie de todo el cuerpo t¨¦cnico a un santuario a unos 11 kil¨®metros de Cracovia. Ya han recorrido 42, como un marat¨®n.
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