La leyenda del indomable
Por octava vez en su carrera, Federer remonta dos sets de desventaja (4-6, 6-7, 6-2, 7-6 y 6-1 a Benneteau), m¨¢s que ninguno de los otros cuatro mejores


Esto no es Wimbledon, debe ser otro torneo. Imposible que en la catedral del tenis, por definici¨®n una cita al aire libre, se est¨¦ jugando bajo techo, sin que llueva, simplemente porque dicen los partes que amenaza tormenta. Igual que el serbio Novak Djokovic sufre para adaptarse a las nuevas y sorprendentes circunstancias (4-6, 6-2, 6-2 y 6-2 al checo Stepanek), el suizo Roger Federer pena desorientado en tercera ronda y ante el franc¨¦s Benneteau. Son dos sets de ventaja para el n¨²mero 29 (4-6 y 6-7). Son los galones del n¨²mero tres tirados por los suelos. Son las tinieblas del ocaso cerr¨¢ndose sobre Federer, que de un plumazo, para eso es un mago, espanta los fantasmas: remonta por octava vez una desventaja de dos mangas (4-6, 6-7, 6-2, 7-6 y 6-1), llega a los octavos, donde se medir¨¢ al belga Malisse (6-1, 6-7, 1-6, 6-4 y 3-6 a Fernando Verdasco) y le pone un sello m¨¢s a su leyenda. Ninguno de los otros cuatro mejores tenistas del mundo ha protagonizado tantas remontadas como Federer.
A un paso de los 31 a?os, el suizo, todo un genio, pena cuando le exigen moverse a lo ancho y domina cuando los duelos se deciden a tiros
Benneteau, que estuvo tres veces a dos puntos de la victoria, juega con un gran convencimiento. Hace un par de meses, en la tierra de Montecarlo, el franc¨¦s rod¨® por el suelo. Rotura de codo. Tobillo da?ado. Ese fue el diagn¨®stico. Igual que si hubiera ocurrido un milagro, el n¨²mero 29 del mundo apareci¨® en Wimbledon con la tranquilidad de quien disfruta de una segunda oportunidad. Ante Federer, Benneteau ataca cada pelota y juega siempre de frente. Nunca se anda con medias tintas. A los 30 a?os, hu¨¦rfano de t¨ªtulos, exprime el talento que ya se le conoc¨ªa con una seguridad desconocida. En la cuarta manga, cuando todo se decide, llega a levantar un 0-40 con la tranquilidad de quien maneja un 40-0. Mira al techo y ve una oportunidad. Su curr¨ªculo le susurra palabras de aliento. Las dos veces que se enfrent¨® al aire libre a Federer, perdi¨®. La ¨²nica en la que lo hizo en pista cubierta, gan¨®.

Ante eso, Federer permite que se le vean las costuras. A un paso de los 31 a?os, el suizo, todo un genio, pena cuando le exigen moverse a lo ancho y domina cuando los duelos se deciden a tiros. Nadie tiene las pistolas de Federer, ning¨²n tenista desenfunda tan r¨¢pido, pero hasta el mejor vaquero necesita piernas contra las que atar sus cartucheras. En Wimbledon, el n¨²mero tres mundial puede reconquistar el n¨²mero uno si gana el t¨ªtulo. Tiene argumentos de sobra para hacerlo, pero ya no es el favorito indiscutible de hace un lustro. Llegar a octavos ya le ha exigido una hombrada. En un par de ocasiones, ¨¦l, tan contenido siempre, hasta da se?ales de vida. ?C¨®mo grita Federer!
El tiempo es un juez implacable para todo el mundo. Lo es para Federer, como lo ser¨¢ para Verdasco, inclinado por tercer grande consecutivo en la quinta manga de un partido que estuvo en su mano (6-1, 6-7, 1-6, 6-4 y 3-6 ante el belga Xavier Malisse); o para Nicol¨¢s Almagro, encendido en gritos (¡°?Lamentable!¡±) mientras se le escapa su partido contra el franc¨¦s Richard Gasquet (6-3, 6-4 y 6-4) y con ¨¦l el sue?o de estar en los octavos.
Ah¨ª, en Wimbledon, ya solo tiene opciones de jugar un espa?ol: David Ferrer, que se enfrentar¨¢ el s¨¢bado en tercera ronda con el estadounidense Andy Roddick.
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