Un r¨¦cord en mitad de la tormenta

A George Hincapi¨¦, neoyorquino de padre colombiano, 39 a?os y larga carrera, siempre se le ha asociado con Lance Armstrong. No hab¨ªa celebraci¨®n al final del heptanato del tejano en que no se recordara que Hincapi¨¦, su fiel George, era el ¨²nico que le hab¨ªa acompa?ado sin fallarle durante sus siete Tours victoriosos, y tambi¨¦n antes de su c¨¢ncer. Era el orgullo de la carrera de Hincapi¨¦, el orgullo de un gregario de toda la vida. Sin embargo, llegados los momentos de la despedida y del r¨¦cord, el mismo George, siempre afable y sonriente, apenas permite que las palabras Lance y Armstrong salgan de su boca.

No habl¨® de Armstrong cuando anunci¨® sorprendentemente que se retirar¨ªa en agosto mediado el Dauphin¨¦, justo unos d¨ªas despu¨¦s de que la Agencia Antidopaje de Estados Unidos (USADA) acusara formalmente de dopaje al tejano y a cuatro personas de su entorno bas¨¢ndose en el testimonio de 10 ciclistas. Tampoco habl¨® apenas de los problemas de Armstrong la v¨ªspera del comienzo del Tour, en una conferencia de prensa organizada para celebrar que corriendo el de 2012, Hincapi¨¦ se convert¨ªa en el ciclista que m¨¢s Tours disputaba, 17, rompiendo el empate a 16 que se cre¨ªa insuperable con el gran Joop Zoetemelk. Entonces Hincapi¨¦ pas¨® r¨¢pido por Armstrong ¡ª¡°es una pena por lo que est¨¢ pasando¡±, dijo, ¡°con lo que ha hecho por el ciclismo¡±¡ª y al repasar sus a?os Tours lo equipar¨® casi con Cavendish, el ingl¨¦s al que lanz¨® los sprints un tiempo, o con Evans, el australiano del que es actualmente escudero y a quien ayud¨® a ganar el Tour pasado. ¡°De todas maneras¡±, concluy¨®, ¡°mi mejor recuerdo de los Tours es haber conocido a mi mujer, y madre de mis dos hijos, en las celebraciones de Par¨ªs del Tour 2003¡±.

Evidentemente, llegados a este punto, no hubo nadie que no concluyera que la sorprendente frialdad de Hincapi¨¦ no era sino s¨ªntoma de que ¨¦l era uno de los 10 que hab¨ªan delatado a Armstrong ante la USADA. Avalaba tambi¨¦n esta interpretaci¨®n el hecho de que tanto Hincapi¨¦ como Leipheimer, Zabriskie y Vandevelde, todos ellos excompa?eros de Armstrong, renunciaran conjunta y s¨²bitamente a ser seleccionados para los Juegos de Londres por Estados Unidos. Seg¨²n fuentes conocedoras del caso, para acusar a Armstrong, el ¨²nico ciclista perseguido por la USADA, los cuatro debieron a su vez reconocer que se hab¨ªan dopado ellos tambi¨¦n. Fue una negociaci¨®n, relatan las fuentes, muy a la americana: o acus¨¢is a Armstrong u os sancionamos a vosotros, porque Landis y Hamilton ¡ªdos excolegas ya retirados y habladores¡ª nos han dicho lo que hac¨ªais vosotros tambi¨¦n. La confesi¨®n est¨¢ sancionada con dos a?os de suspensi¨®n, pero, seg¨²n las mismas fuentes, por su buena conducta a los cuatro, y tambi¨¦n a Jonathan Vaughters, el manager del Garmin y tambi¨¦n miembro de la lista de colaboradores, se les redujo la sanci¨®n a la cuarta parte, seis meses, con derecho a elegir las fechas de cumplimiento ¡ªdespu¨¦s del Tour, pues los cuatro participan este a?o, y sin Juegos¡ª y se les prometi¨® mantenerlo en secreto hasta al menos septiembre, cuando se viera obligada la USADA a enviar a Armstrong todas las pruebas de cargo.

Todo ello lleg¨®, por supuesto, a o¨ªdos de la Uni¨®n Ciclista Internacional (UCI), a quien la USADA ha dejado fuera de las investigaciones y del circuito informativo. Seg¨²n fuentes cercanas a su presidente, el irland¨¦s Pat McQuaid, la UCI, preocupada por el posible pasteleo, ha enviado dos cartas a la USADA solicitando informaci¨®n sobre si ciclistas sancionados estaban corriendo el Tour. A¨²n est¨¢ esperando la respuesta.