Samuel abandona y es duda para Londres
El ciclismo espa?ol acapara las desventuras en el Tour con tres de los cinco seleccionados para Londres ca¨ªdos en combate
Cada persona es su mundo y cada ciclista su circunstancia, pero cuando los mundos chocan y las circunstancias se repiten tambi¨¦n es leg¨ªtimo sacar conclusiones. Como si sobraran, como si no se hubieran adaptado al cambio de marea del ciclismo (a la new wave anglosajona, a la nouvelle vague francesa), como si nadaran contracorriente, el Tour expulsa a los espa?oles a golpes, es una circunstancia repetida, una forma de decirles que sobran. Fue Freire el d¨ªa del apocalipsis, fue Samuel S¨¢nchez ayer, a quien le cay¨® encima Valverde, al suelo otro d¨ªa, y se disloc¨® un hombro, se desvaneci¨® sobre el asfalto muy al estilo dram¨¢tico Samuel, se rompi¨® el tercer metacarpiano de la mano derecha, la que se usa para frenar, abandon¨® en ambulancia. ¡°No s¨¦ si llegar¨¢ a Londres¡±, zanja r¨¢pido su director, Gorka Gerrikagoitia, ¡°que es lo ¨²nico que os interesa [parece olvidar que el casco dorado de Samuel, las l¨ªneas de oro en su maillot se deben a que es el campe¨®n ol¨ªmpico]. Pero la luxaci¨®n de la clav¨ªcula no es importante y lo del metacarpiano es menos que si hubiera sido el escafoides de la mu?eca¡±. Hasta el momento, de los cinco seleccionados, solo es baja segura para Londres Freire, a quien sustituir¨¢ Ventoso; Rojas, que abandon¨® con la clav¨ªcula rota, es optimista.
Y a los que no expulsa los maltrata. Valverde, que llevaba tres a?os sin pasarse por Francia (y dos sin disputar una gran vuelta), ha sido v¨ªctima del estr¨¦s. No ha tenido ni un d¨ªa de tranquilidad, ni un d¨ªa sin miedo, casi ni un d¨ªa sin ca¨ªdas o incidentes. Cuando ansiaba la monta?a, un pinchazo le hizo subir a contrapi¨¦ el s¨¢bado la Planche des Belles Filles, donde perdi¨® m¨¢s de dos minutos; al d¨ªa siguiente, la ca¨ªda con Samuel (una herida en la tibia), aun contando a su favor con las oraciones de los amigos a los que hab¨ªa pedido que rezaran por ¨¦l, y aun ocurrida a 100 kil¨®metros de meta, le perturb¨® toda la etapa, en la que volvi¨® a perder m¨¢s de dos minutos. Termin¨® 28? en la general, a 6m 45s del amarillo Wiggins, a seis minutos del quinto puesto, su aspiraci¨®n. ¡°Y ma?ana, tras la contrarreloj, estar¨¢ a 10 minutos¡±, dice su director, Eusebio Unzue. ¡°Evidentemente, luchar por la general es imposible, e intentar ganar una etapa, muy dif¨ªcil¡±.
El optimismo de Unzue se queda ah¨ª, se niega a generalizar y a aplicarlo al estado del ciclismo espa?ol, niega el discurso catastrofista tan apropiado para el d¨ªa. ¡°Es una cuesti¨®n de mala suerte, dice. Y no tiene sentido sacar conclusiones solo de los d¨ªas de los fracasos¡±. La conclusi¨®n que le desagrada a Unzue, la que no gusta a nadie, es el car¨¢cter simb¨®lico de las ca¨ªdas, de los abandonos, que afectan a la ¨²nica generaci¨®n con cara y ojos del actual ciclismo espa?ol, la de los que tienen ya m¨¢s de 30 a?os. Tampoco quiere que se saquen conclusiones de que solo hay dos espa?oles en liza para el maillot de mejor joven o de que entre los 30 primeros de la general solo hay tres espa?oles, Zubeldia (35 a?os, 5?), Izaguirre (24, 25?), y Valverde (32, 28?), ni por supuesto que se compare este Tour con otros aciagos, como el del 86, en que solo uno, Pino (octavo), termin¨® entre los 10 primeros. ¡°Pero al a?o siguiente Perico por poco gana, y gan¨® dos a?os despu¨¦s, y luego lleg¨® Indurain, y¡¡±, dice Unzue. Pero cuando se le pide que enumere a los pericos, a los induraines, a los contadores de dentro de unos a?os, no sale ning¨²n nombre de sus labios.
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