Parar a Froome para que gane Wiggins

El momento de desconcierto, con Froome ajust¨¢ndose el pinganillo para recibir la orden adecuada del coche de equipo, vali¨® por toda la etapa y desvel¨® lo que muchos sospechaban, que el keniano est¨¢ m¨¢s fuerte que su jefe de equipo, Wiggins, y si no lo demuestra con m¨¢s frecuencia es porque respeta eso ante lo que otros se han rebelado, la jerarqu¨ªa. En La Toussuire gan¨® Rolland (Europcar), pero pasaron m¨¢s cosas: Evans evidenci¨® que no est¨¢ en condiciones de plantar cara a Sky, Wiggins pareci¨® algo m¨¢s d¨¦bil, Froome algo m¨¢s fuerte, y Sky confirm¨® que se queda con el primero para ganar el Tour de Francia.

El pasaje del pinganillo demostr¨® que, aunque lo parezca, Sky no es una m¨¢quina perfecta, pero que tambi¨¦n tiene la capacidad de corregir sobre la marcha los escasos desajustes que le puedan surgir. Lo resuelve de una manera simple pero eficaz. El criterio es la jerarqu¨ªa, as¨ª que si Froome se marcha y Wiggins se queda, se manda parar a Froome y se arregla el l¨ªo. Froome deb¨ªa hacer de escudero del l¨ªder, ayudarle a subir el ¨²ltimo tramo para mantener las distancias en la general en caso de un ataque postrero de Nibali. Por el camino qued¨® Evans, el campe¨®n que no tuvo que atacar para ganar en 2011 y que ahora no sabe c¨®mo hacerlo. Y si todo esto ocurri¨® fue gracias a Vincenzo Nibali (Liquigas), decidido definitivamente a menear el ¨¢rbol cada vez que puede o incluso cuando no puede. Bajando como ayer o subiendo como hoy, Nibali es un incordio para Sky. Evans se lo reconoci¨® pas¨¢ndole un brazo por el hombro cuando cruzaron juntos la l¨ªnea de meta. El l¨ªder confes¨® incluso "un sentimiento de alivio" por haber superado la etapa sin da?os.

Nibali es la alegr¨ªa de este Tour, el ciclista que ha llegado al pa¨ªs galo para darle vida y color a una carrera algo p¨¢lida. Sin ¨¦l, el Tour discurrir¨ªa encadenado por las previsiones de Sky, de precisi¨®n casi matem¨¢tica, y la incapacidad de Evans para convertirse en un corredor a la contra, en un guerrillero. Pero como est¨¢ Nibali, la etapa reina se anim¨® a mitad de La Toussuire y por un momento la m¨¢quina inhumana de Sky se desajust¨®. Nibali atac¨® y no sac¨® fruto. Dio igual y atac¨® otra vez. Entonces se march¨®, Froome se puso a tirar para su jefe y, p¨¢nico, la m¨¢quina fall¨®. Wiggins vio marchar a su compa?ero y mostr¨® a los dem¨¢s que no va tan fuerte o, al menos, tan fuerte como Froome. ¡°Para¡±, le dijeron al keniano y este obedeci¨®. Fin del episodio del desconcierto.

Lo de Evans es diferente, porque lo que no puede ser, no puede ser y adem¨¢s es imposible. Por lo menos, de momento. Evans (BMC) atac¨® el d¨ªa que ten¨ªa que atacar, el de la subida a La Madeleine y a La Croix de Fer, y lo hizo con quien deb¨ªa, con Van Garderen, su compa?ero m¨¢s en forma. Lo intent¨®, pero no pudo, y hasta tal punto sufri¨® con su propio intento que tuvo que pedirle a Van Garderen que no tirara m¨¢s, que no pod¨ªa. Cuatro kil¨®metros dur¨® su escapada hasta que se dio cuenta de que La Croix de Fer no iba a ser el lugar para cuestionar el liderato de Wiggins. En ese tramo Sky, ese equipo brit¨¢nico de precisi¨®n alemana, ni alter¨® su plan, ejecutado con frialdad mec¨¢nica desde hace una semana.

Tantas veces se ha acusado a Evans de fr¨ªo y de calculador que cuando hoy prob¨® las fuerzas de Wiggins a m¨¢s de 60 kil¨®metros para la meta, transcurrida media ascensi¨®n a La Croix de Fer y faltando a¨²n las subidas al Mollard y a La Toussuire, todo pareci¨® una sobreactuaci¨®n. Nibali acus¨® ayer a Evans de ser poco menos que un aburrido (¡°algunos solamente atacan en los peri¨®dicos y eso resulta frustrante; quiz¨¢s Evans no tuviera un buen d¨ªa¡±) y el australiano pareci¨® querer demostrar que a ¨¦l tambi¨¦n le gusta el alboroto. Pero ¨¦l no es as¨ª y hoy su problema fue que lleg¨® demasiado pronto a la fiesta, cuando los dem¨¢s a¨²n se estaban arreglando. Acab¨® perdiendo 1m 26 segundos con Wiggins y cediendo el segundo puesto a Froome. Nibali, que s¨ª sabe atacar, lo hizo cuando conven¨ªa. Tampoco sac¨® nada, porque no pudo ni con Wiggins ni, especialmente, con Froome, pero provoc¨® un desbarajuste en Sky. Toda una noticia, visto el panorama.

Pr¨®logo: Las variaciones Cancellara

Primera etapa: Los domingos generosos

Segunda etapa: Contra la melancol¨ªa, Cavendish

Tercera etapa: La construcci¨®n del personaje Sagan

Cuarta etapa: ?Ser¨¢ Greipel el bos¨®n de Higgs?

Quinta etapa: Y una monta?a en San Quint¨ªn

Sexta etapa: Una guerra de guerrillas

S¨¦ptima etapa: El 'nuevo ciclismo' toma el poder

Octava etapa: Wiggins y sus 'enemigos'

Novena etapa: Wiggins, un Indurain muy locuaz

D¨¦cima etapa: Los maquis del Grand Colombier