Hamilton se al¨ªa con la calma
El brit¨¢nico logra la victoria en Hungaroring, por delante de Raikkonen y Grosjean y con Alonso quinto, y anuncia una segunda mitad del campeonato propicia para McLaren
Por m¨¢s parad¨®jico que pueda parecer, la carrera que Lewis Hamilton hizo en el circuito de Hungaroring es de esas que tanto le gustan al brit¨¢nico y que tanto detesta su hinchada, aquellos aficionados que han ca¨ªdo rendidos a sus llamativas remontadas y sus vertiginosos adelantamientos. Esa explosividad que acompa?a al piloto de McLaren desde que debut¨® en el Campeonato del Mundo de F-1, hace ya cinco a?os, es un arma de doble filo, tan ¨²til en seg¨²n qu¨¦ momentos como peligrosa en otros.?
En Hungr¨ªa, el de Tewin volvi¨® a tirar de las manos y complet¨® un fin de semana de libro llev¨¢ndose la pole position, el s¨¢bado, y la victoria, ayer domingo, despu¨¦s de dominar el gran premio de cabo a rabo en una ratonera, una caracter¨ªstica que en estos casos siempre se al¨ªa con el que arranca el primero.
Tras ¨¦l cruzaron la meta Kimi Raikkonen y Romain Grosjean, el d¨²o de Lotus, mientras que Fernando Alonso lo hizo el quinto. Este resultado, combinado con el octavo lugar que ocup¨® Mark Webber, permite al espa?ol irse a la playa este verano a¨²n m¨¢s reforzado como l¨ªder que cuando lleg¨® el jueves, algo impensable de entrada al tratarse de uno de los escenarios m¨¢s espinosos para Ferrari.
Este triunfo adivina un regreso de vacaciones esperanzador para los b¨®lidos plateados
Desde que asumi¨® la batuta del Mundial por primera vez, en Malasia, Alonso ha se?alado a Hamilton como uno de sus principales rivales en la pelea por la corona (el otro es Sebastian Vettel, que finaliz¨® el cuarto). El asturiano sabe, m¨¢s que ning¨²n otro integrante de la parrilla, el talento que esconde este prodigio de la velocidad porque lo sufri¨® en sus propias carnes en 2007, cuando ambos compart¨ªan un garaje, el de McLaren, que termin¨® de saltar por los aires precisamente aqu¨ª, en Budapest.
Olvidada aquella volc¨¢nica temporada, Alonso domina el cotarro tras un inicio convulso a la vez que el brit¨¢nico anda relegado en la clasificaci¨®n general, el cuarto, un puesto que no encaja ni con ¨¦l ni con su coche.
Todo un contraste que se explica a partir de la inestabilidad que define este campeonato, un alboroto capaz de desquiciar a una escuder¨ªa como la de Woking en la misma medida que catapulta a la de Maranello, absolutamente rendida a la capacidad de su empleado m¨¢s ilustre a la hora de optimizar los recursos de que dispone.
En una de las escasas pruebas que se han disputado hasta ahora en condiciones, Hamilton pudo constatar el triple salto mortal que ha dado el monoplaza que conduce. Sin meterse en ning¨²n charco y sin nadie que le incordiara, gan¨® con esa calma que tanto le beneficia a ¨¦l y a su equipo.
El campe¨®n del mundo de 2008 corri¨® a sus anchas en todo momento
Este triunfo, el segundo que acumula hasta ahora, adivina un regreso de vacaciones cuando menos esperanzador para la estructura de los b¨®lidos plateados, que desembarc¨® en Australia, la cita inaugural, con la vitola de favorita y que cinco meses despu¨¦s se encuentra en una situaci¨®n l¨ªmite, entre la espada y la pared. Gracias a las mejoras introducidas entre Silverstone (8 de julio) y Hockenheim (22), el MP4/27 ha recibido un chute de vitaminas que le ha devuelto a lo m¨¢s alto en t¨¦rminos de rendimiento, una ventaja que Hamilton no deber¨ªa desaprovechar.
Gracias a una estrategia bien planteada e igualmente ejecutada, el campe¨®n del mundo de 2008 corri¨® a sus anchas en todo momento, con un margen que casi nunca baj¨® del segundo, y de ese modo lider¨® una caravana alterada ¨²nicamente por Raikkonen, que se fundi¨® a tres en su segunda visita al taller.
Una carrera, en definitiva, que no pasar¨¢ a la historia de la disciplina por la vistosidad de sus adelantamientos. Una suerte para Hamilton y una faena para sus admiradores, que ya se frotan las manos pensando en la segunda mitad de un Mundial que se volver¨¢ a poner en marcha, dentro de un mes, en una plaza tan solemne como la belga de Spa-Francorchamps.
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