De Nairobi a Pinto, un paso
La ronda propone el duelo m¨¢s atractivo entre dos ciclistas rabiosos, Contador y Froome
Nairobi, la capital de Kenia, est¨¢ muy lejos de Espa?a; Pinto, muy cerca de la capital de Espa?a, a unos cientos de kil¨®metros de donde se da el banderazo de llegada. Tan lejos y tan cerca, como tan lejos y tan cerca est¨¢ el ciclismo de la meta cuando se parte con las fuerzas intactas, como cuando se llega con las fuerzas muertas.
En Nairobi naci¨® en 1989 Chris Froome, un tipo larguirucho, hijo de m¨¦dicos brit¨¢nicos, que hasta los 15 a?os se cri¨® en Sud¨¢frica y acab¨® en el Reino Unido, su limbo natural, donde decidi¨® comerse el mundo sobre dos ruedas. Hasta ahora le ha tocado hacer de lugarteniente, una figura que en el ciclismo forma parte de la familia, como un primo quejoso: t¨² haces caso al jefe y si puedes m¨¢s, frenas. No corras, no tires, no escapes, calla y sigue.
Alberto Contador es un genio de la bicicleta. Un tipo imbatible, capaz de matar a Cancellara en una contrarreloj o de romper a Andy Schleck o Wiggins en una ascensi¨®n en Suiza. Ese tipo de gente que lo mismo le da hablar de literatura que de matem¨¢ticas. Nunca titubea. Est¨¢ para todo. Ser¨ªa algo as¨ª como el alumno repipi que siempre se sabe la lecci¨®n, con su colecci¨®n de sobresalientes a cuestas, erguido sobre la bicicleta cuando sube y apalancado sobre el manillar cuando llanea.
Ah¨ª est¨¢n, el uno y el otro, en el duelo quiz¨¢s m¨¢s bello que puede producirse en el ciclismo actual, de ahora mismo. El uno, Froome, el del Sky, el del equipo poderoso, por fin libre, por fin sin correa, por fin suelto por el monte, por las entretelas de las monta?as. Sin Wiggins a su espalda como un carro sobre los hombros que le nubla el sol, que le jode el chiste, por razones de Estado, que le manda parar cuando va desbocado, cuando le sobran piernas y coraz¨®n. Y por el otro, el chico rabioso, el chico desbocado al que le par¨® la polic¨ªa, Alberto Contador, el emperador destronado, que vuelve a una gran prueba con la ¨²nica tropa de sus piernas, de su rabia, hasta de su ira.
Froome pudo haber ganado la Vuelta del pasado a?o si Wiggins no le hubiera tirado de las bridas, y podr¨ªa haber ganado el Tour si el t¨ªo de las patillas no hubiera exigido su jerarqu¨ªa. Contador pod¨ªa haber ganado tantas Vueltas como quisiera pero el Tour era el jubileo de los poderosos.
Esta es una gran oportunidad para m¨ª, una experiencia Christopher Froome
El destino los ha juntado en el presumible duelo m¨¢s bello que pudiera producirse en estos momentos. El aspirante, libre de marcas, despliega sus plumas: ¡°Esta es una gran oportunidad para m¨ª, una nueva experiencia, y nunca me he batido con Contador, lo que a?ade m¨¢s inter¨¦s al duelo¡±. Froome, con los galones reci¨¦n estrenados, no elude su casaca: ¡°No hay ninguna raz¨®n para que ¨¦l pueda temerme a m¨ª ni yo a ¨¦l. Siempre tuve mi mente en la Vuelta y todo lo que consiga aqu¨ª ser¨¢ un extra¡±, dijo el keniano-brit¨¢nico antes de comenzar la carrera.
Contador , m¨¢s experto y m¨¢s cauto, se cubri¨® en salud. ¡°Soy consciente de que puedo ganar o no¡±. E inmediatamente cubri¨® el ¨®rdago se?alando que ¡°ser segundo no ser¨ªa una decepci¨®n¡±. Le influ¨ªa el pasado. ¡°Porque lo que me ha pasado me ha influido mucho y eso es imposible olvidarlo¡±, cuenta. Incluso apel¨® ayer a Nadal, el rey de la fortaleza mental, cuando record¨® su frase de que ¡°es m¨¢s f¨¢cil perder que ganar¡±.
Puedo ganar o no, ser segundo no ser¨ªa una decepci¨®n
Contador-Froome es el duelo. Duelo en las cumbres y en la contrarreloj, donde presumiblemente es el mejor el primero en lo primero y el segundo en lo segundo, lo que anuncia una cuesti¨®n de mestizaje: quien mejor mezcle, mejor le saldr¨¢ el caf¨¦. Hay etapas en alto (Lagos de Covadonga, Cuitu Negro, de alta y media monta?a, tramposas) y una contrarreloj entre Cambados y Pontevedra de casi 40 kil¨®metros, am¨¦n de la de por equipos de hoy (18.55, La 1), de 16,5 kil¨®metros, que seguramente condicionan las fuerzas, las t¨¢cticas y las estrategias.
Pero hay m¨¢s candidatos. Joaquim Purito Rodr¨ªguez siempre est¨¢ ah¨ª, explosivo como un fuego real, intratable en los finales exigentes, impensable cada d¨ªa; e Igor Ant¨®n, convencido de que la fatalidad no puede hundir su categor¨ªa a?o tras a?o, de que alg¨²n d¨ªa debe dejarle respirar, llegar al final sin que le duela el estern¨®n, la columna o las rodillas por la ca¨ªda m¨¢s absurda. O Cobo, vigente campe¨®n, que eso imprime car¨¢cter, m¨¢s si eres un ¡°bisonte¡±, o Quintanal, un caballo desbocado en la monta?a, a poco que le suelte el Movistar.
De Nairobi a Pinto caben muchos pueblos en el camino. El asunto es encontrar d¨®nde tuerce la carretera y te lleva al podio, por lo estrecho o por lo amplio. Da lo mismo.
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