Un abanico tormentoso
La t¨¢ctica del Sky acaba con Valverde rodando por los suelos, con el australiano Clarke como vencedor en Valdezcaray y con ¡®Purito¡¯ Rodr¨ªguez como nuevo l¨ªder
M¨¢s que una ca¨ªda, fue un trueno en plena tarde de verano. Dorm¨ªa el pelot¨®n con ese resoplido cl¨¢sico y monocorde de las siestas baj¨® el sol, como lagartos agradecidos al rey del firmamento, cuando Alejandro Valverde se fue al suelo, en una recta, en un lugar tranquilo de la ajetreada Santo Domingo de la Calzada. Y a la calzada se fue el murciano con su costillar a cuestas tras una maniobra del Sky en el pelot¨®n. Fue una ca¨ªda tonta, de esas que acompa?an a Valverde agrandando su fama de ciclista desafortunado, a veces despistado, siempre en el alambre de las circunstancias y sujetado por el dedo gordo del pie.
Clasificaciones
Cuarta etapa
1. Simon Clarke (Orica) 4h 30m 26s
2. Tony Martin (Omega) a 02s
3. Assan Bazayev (Astana) a 22s
4. Marcos Garc¨ªa (Caja Rural) a 55s
5. Nicolas Roche (AG2R) a 55s
6. Linus Gerdemann (Radioshack) a 57s
7. Laurens Ten Dam (Rabobank) a 57s
8. Andrey Zeits (Astana) a 1m 01s
9. Bauke Mollema (Rabobank) a 1m 04s
10. Jan Bakelants (Radioshack) a 1m 04s
General
1. Joaquim Rodriguez (Katusha) 13h 18m45s
2. Christopher Froome (Sky) a 01s
3. Alberto Contador (Saxo Bank) a 05s
4. Bauke Mollema (Rabobank) a 09s
5. Robert Gesink (Rabobank) a 09s
6. Rigoberto Uran (Sky) a 11s
7. Daniel Moreno (Katusha) a 14s
8. Nicolas Roche (AG2R) a 24s
9. Alejandro Valverde (Movistar) a 36s
10. Laurens Ten Dam (Rabobank) a 46s
Fue irse al suelo con varios de los compa?eros que le arropaban y la tormenta fue frutal. Primero, deportiva, cuando el Sky de Chris Froome decidi¨® continuar con el abanico que hab¨ªa desplegado y tirar como si de una contrarreloj por equipos se tratase en el discutible af¨¢n de dejar al l¨ªder ca¨ªdo no solo dolido, sino tambi¨¦n alejado. Era una decisi¨®n previa, visto el viento que soplaba de costado y que se llev¨® por los aires a Valverde cuando quiso reaccionar a la estrategia de su rival. Los abanicos provocan ventoleras dif¨ªciles de controlar, complicadas de cerrar. Los nervios se apoderan de los corredores y ya se sabe que los nervios no son buena compa?¨ªa encima de una bicicleta.
El debate estaba servido. La ¨¦tica, otra vez de por medio respecto al colega ca¨ªdo. El Sky se sinti¨® inocente y no causante de una ca¨ªda desafortunada y profundiz¨® en su estrategia. Al principio, ni sab¨ªa que Valverde era uno de los de la montonera. Luego, s¨ª. Doble motivo para hurgar en las heridas; para que Eusebio Unzue, el m¨¢nager del Movistar, despotricase del Sky, al que acus¨® de la ca¨ªda, y para que el director del equipo brit¨¢nico, Nicolas Portal, dijese que las consecuencias no fueron por su causa. Y para que Jos¨¦ Luis Jaimerena, el segundo director del Movistar, se colocase a la altura del coche del Sky y clavase una mirada seca, profunda, cejijunta, a los directores adversarios.
Nervios, rabia, l¨¢stimas, alegr¨ªas, circunstancias que forman parte del ciclismo, que reparten sonrisas y l¨¢grimas al 50%. Le toc¨® llorar a Valverde, ya acostumbrado a las desgracias, pero que, sin embargo, tuvo un comportamiento tit¨¢nico en la ascensi¨®n a Valdezcaray, donde solo perdi¨® 55 segundos respecto a los grandes cuando, por momentos, pareci¨® que tiraba el bid¨®n, los pedales y la carrera, enfadado consigo mismo, con los dem¨¢s, con el viento, con los malditos abanicos, tan est¨¦ticos ellos, tan deseados por fot¨®grafos y c¨¢maras para justificar la jornada.
La tormenta de calor dej¨® de pronto cuatro abanicos con los principales delante, con algunos secundarios detr¨¢s y con el l¨ªder a cola, escoltado por cuatro compa?eros que le ayudaron cuanto pudieron. La siesta hab¨ªa terminado. Hasta entonces, cinco ciclistas, que se escaparon a¨²n sin salir de Barakaldo, hab¨ªan paralizado la carrera con el asentimiento de todos. Todos felices, sobre todo Luis ?ngel Mat¨¦, el marbell¨ª que se ve¨ªa l¨ªder mientras sus compa?eros so?aban con un triunfo de etapa con el que no hab¨ªan so?ado. Algo se deb¨ªa de cocer en el ambiente porque hasta Tony Martin, el m¨¢s acreditado de los fugados, se meti¨® en la escapada como si de un meritorio se tratase.
Los abanicos estuvieron a punto de sacarles de la carrera. El af¨¢n por eliminar a un rival, Valverde, estuvo a punto de devorar una escapada que contaba con todos los parabienes del pelot¨®n. Al inicio del puerto, se fueron por delante Martin y el australiano Simon Clarke, dejando de rueda a sus acompa?antes Assan Bazayev, Jes¨²s Rosendo y Mat¨¦. Por detr¨¢s, Joaquim Purito Rodr¨ªguez sufri¨® el ritmo del Sky y despu¨¦s un leve ataque de Froome y Alberto Contador. Apel¨® a la calma, a la melod¨ªa de su ritmo, no fuera que otra tormenta, por el af¨¢n de seguirles, le sacara de punto. Todo se hilvan¨® al final. Los dos escapados llegaron con tiempo de meditar el sprint. Y el m¨¢s fuerte fue Clarke, que se merend¨® a Martin en un arre¨®n imparable y con Bazayev de espectador.
Por detr¨¢s, un segundo grupo, sin favoritos, disput¨® un segundo sprint, ganado por Marcos Garc¨ªa, que lo celebr¨® con besos al aire y m¨¢s efusividad que el ganador de la etapa. Nunca un cuarto puesto supo tanto a gloria.
Y luego se puso el cron¨®metro en marcha. Lleg¨® el grupo de los favoritos, a 1m 4s, sobre el que Igor Ant¨®n cedi¨® 30 segundos y Valverde, desmintiendo su tendencia a la melancol¨ªa, defendiendo el maillot que el lunes dec¨ªa no perseguir, a 55. Y Purito Rodr¨ªguez se puso l¨ªder, por un segundo sobre Froome, en un d¨ªa inesperado. Fue, s¨ª, una tormenta de verano, seca, que dej¨® m¨¢s magulladuras f¨ªsicas que diferencias deportivas. Y, de paso, una enemistad m¨¢s dif¨ªcil de curar que la sangre derramada.
1? etapa: Castroviejo, oreja y rabo
2? etapa: El chupinazo alem¨¢n
3? etapa: El contador se pone en marcha
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