Messi, m¨¢s amo que capit¨¢n

A Leo Messi le llaman cari?osamente ¡°capit¨¢n general¡± en determinados sectores del barcelonismo desde la partida de Pep Guardiola. Aunque el entrenador se desvivi¨® por crear las mejores condiciones de juego para el triunfo del futbolista argentino, el protagonismo de la Pulga ha aumentado con la partida del t¨¦cnico sin necesidad de llevar un brazalete que de momento se reparten Puyol, Xavi, Iniesta y Vald¨¦s. Messi se siente m¨¢s que nunca el l¨ªder del equipo y se exige sacarse ¡°la espina por el penalti fallado ante el Chelsea¡±, expresi¨®n m¨¢xima de la derrota azulgrana en la Champions,y por extensi¨®n en la Liga, y se esfuerza igualmente por ganar por cuarta vez consecutiva el Bal¨®n de Oro.

Al 10 le mueve la ambici¨®n por reivindicarse como el mejor del mundo con independencia del entrenador. Y, nada m¨¢s comenzar la temporada, se le presenta una oportunidad inmejorable: se mide al Madrid, el enemigo por definici¨®n, un rival al que no ha conseguido marcar un gol en los ¨²ltimos cuatro partidos, justamente desde que dos tantos suyos en agosto del a?o pasado le dieron la Supercopa al Bar?a. La cuenta de Messi se par¨® en 13 goles en 17 partidos, a uno del registro hist¨®rico de C¨¦sar, El Pelucas (14), y desde entonces se distingue m¨¢s como asistente que como pichichi. Hoy quiere romper la sequ¨ªa porque hay un t¨ªtulo en juego y hay votos en litigio con vistas a la votaci¨®n de mejor futbolista.

El Bal¨®n de Oro aumenta la voracidad del delantero, que no marc¨® en el famoso 5-0

La duda est¨¢ en saber si lo que le conviene a Messi es lo que le viene bien al Barcelona. Al respecto hay un dato revelador: la Pulga no marc¨® ninguno de los cinco goles que el Barcelona le endos¨® al Madrid en noviembre de 2010 durante el partido considerado como la obra cumbre del guardiolismo frente al equipo de Jos¨¦ Mourinho, sorprendido como entrenador del Madrid despu¨¦s de creer que hab¨ªa dado con la f¨®rmula anti-Bar?a con el Inter. Aquella noche de oto?o jugaron Vald¨¦s; Alves, Puyol, Piqu¨¦, Abidal; Xavi, Busquets, Iniesta; Pedro, Messi y Villa. Una formaci¨®n que a Tito Vilanova seguramente le hubiera gustado repetir hoy si no fuera por la convalecencia de Abidal y la recuperaci¨®n de Villa.

La novedad se llama Cesc F¨¤bregas, que curiosamente ejerce el papel de falso 9,o de Messi, con la selecci¨®n espa?ola mientras que su presencia en el Bar?a condicion¨® el dibujo con Guardiola ¡ªdel 4-3-3 se pas¨® al 3-4-3¡ª y obliga a Vilanova a tomar partido: Iniesta o Cesc o, en su defecto, sacrificar de nuevo al manchego como extremo. El nudo del conflicto siempre es el mismo: controlar los egos y, puesto que nadie discute la condici¨®n de n¨²mero 1 de Messi, dar con sus mejores acompa?antes. Tello, el mismo que fue utilizado como cabeza de turco de la ¨²ltima victoria madridista en el Camp Nou en la Liga, funcion¨® muy bien el domingo ante la Real. Hoy, por contra, se supone que dejar¨¢ su plaza a Alexis S¨¢nchez.

La cuenta del argentino se par¨® con 13 tantos, uno menos que C¨¦sar Rodr¨ªguez

Tito Vilanova ha aumentado el radio de acci¨®n de Messi. Juega el Bar?a m¨¢s abierto, arriesga mucho, porque ha adelantado la posici¨®n de Busquets; suma un futbolista m¨¢s al ataque con Jordi Alba; y presiona arriba, circunstancia que favorece el flujo de remates. Las constantes futbol¨ªsticas de La Pulga, en cualquier caso, contin¨²an siendo las de siempre despu¨¦s de un verano en que descans¨® como nunca: ha sido el m¨¢ximo goleador de la pretemporada (cinco tantos) y se estren¨® en la Liga con un doblete. Ya son 54 goles en el a?o 2012, por 39 de Ronaldo, despu¨¦s de contar 73 la temporada pasada, por 60 del madridista. ¡°Juega como siempre, no falla y nos da confianza¡±, resume Busquets. ¡°Hace goles y genera ocasiones¡±, tercia Villa.

Los partidos contra el Madrid han sido ¨²ltimamente una excepci¨®n. El equipo blanco ha ido recortando diferencias con el azulgrana en la misma medida que ha limitado la productividad de Messi despu¨¦s del famoso 5-0. La historia asegura igualmente que Messi no le marc¨® un tanto a un equipo de Mourinho, ya fuera en el Oporto, el Chelsea o el Inter ¡ª10 encuentros¡ª, hasta abril de 2011, cuando transform¨® un penalti en el Bernab¨¦u. Ahora suma cuatro partidos a cero cuando se empiezan a contar los votos para la elecci¨®n del mejor futbolista europeo. El momento exige una declaraci¨®n de intenciones de Messi, m¨¢s amo que l¨ªder y capit¨¢n, objetivo de los focos desde que Guardiola se fue a Nueva York.