La clase de Falcao

Enmarcado el duelo en el recuerdo reciente de la final de la Liga Europa, cuando Falcao se expres¨® como un delantero universal, el Atl¨¦tico se llev¨® el laurel y los jugadores del Athletic unas l¨¢grimas de cocodrilo, el encuentro en el Calder¨®n result¨® un calco de lo acontecido en Bucarest. Falcao confirm¨® su condici¨®n de coco del Athletic con una clase de f¨²tbol y tres goles y el Atl¨¦tico, pujante, tenaz en la presi¨®n y novedoso a cada jugada de estrategia, se cobr¨® el triunfo sin apenas oposici¨®n.

Queda muy poco del Athletic del curso anterior, contagiado ahora por la agitaci¨®n concentrada en torno a sus dos estrellas, Javi Mart¨ªnez y Llorente, deseosos de llenarse el bolsillo y competir al m¨¢ximo nivel, pero castigados por Bielsa porque entiende el t¨¦cnico que el compromiso est¨¢ por encima del resultado. Una medida que contenta a la afici¨®n, pero desconecta al equipo. La verticalidad, el toque y la voracidad del gol son ahora trazos difuminados: ha perdido su se?a de identidad, el poder en las dos ¨¢reas. Sin Javi Mart¨ªnez, las correcciones en la zaga llegan tarde y mal, como tampoco se saca la pelota limpia. Y sin Llorente no hay una referencia clara: no se guarda la pelota, no se mezcla con la media porque no da tiempo a llegar desde la segunda l¨ªnea y no se rematan los centros. Demasiadas deficiencias para que tiritase el Atl¨¦tico, entusiasta con el curso que se avecina hasta que se diga lo contrario.

Son tiempos de bonanza deportiva (otra cosa es en los despachos y las arcas) en el Atl¨¦tico, que adora a Simeone (no pas¨® de lamento que el ojito derecho de la hinchada, ?liver Torres, no se vistiera de corto o que Adri¨¢n calentara banquillo de inicio), que se f¨ªa a sus laterales punzantes, al ingenio de Turan y a la punter¨ªa de Falcao.

El colombiano, habilidoso en el desmarque, imprevisible en el regate y definitivo en el disparo, tiene cogida la medida al Athletic. As¨ª lo explic¨® en ese saque de banda, cuando se acerc¨® a recibir desde el ¨¢rea rival e insinu¨® atacar al bal¨®n cuando le lleg¨® a sus inmediaciones. Pero gir¨® la cadera al lado contrario en el momento justo para descuajaringar a San Jos¨¦, que cay¨® en el enredo y que no encontr¨® ayuda en Iraola, fuera de lugar. Descontados los rivales, carrera explosiva y bal¨®n picado cuando Iraizoz le embisti¨®. Un gol, una obra de arte.

Pretendi¨® Bielsa dar continuidad al equipo que destroz¨® al Helsinki con seis goles, pero le sali¨® rana. Ni siquiera se recompuso el Athletic cuando el t¨¦cnico,siempre intervencionista, puso una zaga de tres. El bal¨®n siempre estaba en el campo del Athletic, incapaz de airearlo. Por lo que Koke, de mediapunta, como le gusta, cobr¨® protagonismo con sus movimientos entre l¨ªneas, con sus pases a los costados, con sus disparos furtivos que le costaron m¨¢s de un disgusto a Iraizoz por m¨¢s que no enfilaran la red. En una de esas, tras una jugada de estrategia, lleg¨® el bal¨®n a God¨ªn, que estaba en fuera de juego, pero que qued¨® validado por el juez de l¨ªnea, y sac¨® un centro al segundo palo. All¨ª, de nuevo, apareci¨® Falcao para realizar un remate que record¨® al legendario escorzo de Cruyff frente al Atl¨¦tico en 1973 para enviar el cuero a gol.

Roto y sin f¨²tbol, el Athletic no contabiliz¨® disparo peligroso alguno y ya no replic¨®, sino que se content¨® con lo que le cay¨®. Un cabezazo de Mario Su¨¢rez que escupi¨® el larguero, un disparo de Turan que roz¨® el poste, otro de Diego Costa similar, un parad¨®n de Iraizoz a tiro de Adri¨¢n... Incluso un golazo de Tiago desde fuera del ¨¢rea que supuso la guinda. Antes, sin embargo, la clase la imparti¨® de nuevo Falcao, que provoc¨® un penalti de Gurpegui (sac¨® el brazo cuando no tocaba) y lo transform¨® para firmar el triplete. Su historia se mejora. La del Athletic se tambalea. Es colista tras dos goleadas y pocas se?ales de vida.