Cristiano lanz¨® su misil
Los datos estad¨ªsticos revelan que el Madrid no se impuso al Manchester City corriendo m¨¢s que contra el Sevilla, sino rematando desde fuera del ¨¢rea
La crisis no se apag¨® corriendo m¨¢s sino disparando misiles de largo alcance. A falta de infanter¨ªa, el Madrid dobleg¨® al Manchester City con artiller¨ªa pesada. Con dos tiros desde fuera del ¨¢rea, de Marcelo y de Benzema, y otro, el ¨²ltimo, el de Cristiano, desde el v¨¦rtice del ¨¢rea. Lo que el equipo no pudo hacer mediante un juego m¨¢s elaborado lo complet¨® con ese recurso que tantos puntos le brind¨® en el ¨²ltimo campeonato de Liga.
Al frente de los rematadores se situ¨® Cristiano, que a la media hora de partido ya hab¨ªa amenazado cinco veces a Hart, casi siempre desde m¨¢s all¨¢ de la l¨ªnea frontal del ¨¢rea. La victoria sirvi¨® para aplazar moment¨¢neamente las tensiones internas en el club. A Cristiano, en particular, el gol del triunfo (3-2) le restaur¨® su imagen emborronada ante un p¨²blico que observ¨® con suspicacia la confesi¨®n que hizo hace dos semanas declar¨¢ndose ¡°triste¡±.
Ante el City, el Madrid dispar¨® 34 veces: 19 desde fuera del ¨¢rea y 15 desde dentro de ella
La trayectoria melanc¨®lica de Cristiano se inici¨® con la eliminaci¨®n de Portugal de la Eurocopa. El regreso de las vacaciones le descubri¨® deprimido. No le gust¨® el relieve que hab¨ªan adquirido sus compa?eros espa?oles tras la conquista del campeonato europeo de selecciones. Tambi¨¦n le decepcionaron ciertas actitudes de su m¨¢nager, Jos¨¦ Mourinho, a quien de pronto not¨® m¨¢s distante. Al parecer, el hombre reclamaba atenci¨®n. Un reconocimiento general que no sinti¨® por ninguna parte y que a?adi¨® sal en la herida abierta ante lo que ¨¦l cree evidente: que no ganar¨¢ el ¡®Bal¨®n de Oro¡¯. Seg¨²n fuentes del Madrid, Cristiano achaca la p¨¦rdida del trofeo individual a una mezcla de mala suerte combinada con maniobras turbias dentro del vestuario, los medios de comunicaci¨®n, la UEFA y la FIFA. ¡°Cre¨ªamos que lo suyo con el ¡®Bal¨®n de Oro¡¯ era una obsesi¨®n¡±, confes¨® un compa?ero, ¡°?pero parece una enfermedad!¡±.
Las tribulaciones de Cristiano alcanzaron su punto ¨¢lgido cuando declar¨® su malestar en p¨²blico, no aleg¨® m¨¢s motivos que los ¡°profesionales¡±, y pidi¨® audiencia con el presidente, Florentino P¨¦rez. El m¨¢ximo mandatario madridista escuch¨® sus quejas. Seg¨²n fuentes del club lament¨® no sentirse suficientemente apoyado por sus compa?eros, ni por la instituci¨®n, ni por la afici¨®n. Record¨® que la hinchada de Old Trafford le idolatraba con m¨¢s fervor. Dijo que, de seguir as¨ª las cosas, prefer¨ªa marcharse. A Florentino P¨¦rez el asunto le result¨® fastidioso e incomprensible. Hubo compa?eros que, enterados de todo, interpretaron que hab¨ªa incurrido en la deslealtad. La semana pasada, Iker Casillas y Sergio Ramos, los capitanes, acudieron a Cristiano para ofrecerle su apoyo para lo que necesitase. Fue una aproximaci¨®n breve y formal. Cristiano lo agradeci¨® sin alargar el protocolo.
Corrimos lo mismo y jugamos igual que en Sevilla: nos cost¨® controlar el partido"
Ante el City, el goleador portugu¨¦s recuper¨® parte su entusiasmo. Las dificultades del Madrid para alcanzar con claridad posiciones de disparo, acentuadas con la presencia de Khedira en la media punta, se solventaron a fuerza del viejo recurso del tiro de media y larga distancia. Esto es lo que viene pidiendo Mourinho a sus hombres desde hace a?os. El City, replegado hasta el fondo de la caja por encargo de Roberto Mancini, puso las mejores condiciones para que lo acribillaran desde los 20 metros. Cuanto m¨¢s se retrasaba su defensa, m¨¢s se aproximaban los tiradores madridistas a su objetivo. El Madrid tir¨® 19 veces desde fuera del ¨¢rea y 11 desde dentro.
?Esforz¨¢ndose por justificar la defenestraci¨®n de Ramos, el martes, tras el partido, Mourinho fabric¨® un discurso explicando que la mejor¨ªa ante el City se debi¨® al mayor esfuerzo f¨ªsico que hizo su equipo en defensa. ¡°En Sevilla¡±, dijo el m¨¢nager, ¡°hubo jugadores que en 90 minutos no recuperaron un bal¨®n¡±.
Ayer, desde el anonimato, un jugador manifest¨® su desacuerdo con el t¨¦cnico: ¡°Corrimos lo mismo y jugamos igual que en Sevilla: nos cost¨® controlar el partido. Nos pasa siempre que no marcamos el primer gol¡±. La estad¨ªstica lo respalda. Contra el City el Madrid rob¨® 70 balones. Contra el Sevilla, 77.
La diferencia no estuvo en la cantidad de sudor segregado. Estuvo en la cantidad de misiles disparados sin pasar a trav¨¦s de las l¨ªneas enemigas. En el 3-2, Cristiano remat¨® ante la oposici¨®n de Javi Garc¨ªa, Company, y el portero Hart. La bomba se filtr¨® entre la muchedumbre y acab¨® en la red.
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