Instrucciones para cepillarse los dientes
El partido ante el Celta demuestra que el Madrid tiene a su alcance afinar una variante para nada re?ida con su historia ni con su actualidad, una alternativa v¨¢lida
A los 14 a?os me fractur¨¦ la clav¨ªcula izquierda. Me pusieron un clavo y me inmovilizaron el brazo. ¡°Por lo menos veinte d¨ªas¡±, dijo el doctor. A partir de ese momento y durante casi un mes tuve que, entre otras cosas, aprender a lavarme los dientes sosteniendo el cepillo con la mano derecha. M¨¢s de 20 a?os despu¨¦s todav¨ªa me es indistinto cepillarme con cualquiera de las dos manos. Claro que el aprendizaje motriz nada tiene que ver con el t¨¢ctico y mucho menos con el conceptual, que es el m¨¢s dif¨ªcil de todos. El punto es que, a veces, aprendemos cosas ¨²tiles sin propon¨¦rnoslo, casi a rega?adientes.
El s¨¢bado un Madrid plagado de lesiones y con un compromiso serio entre semana se vio obligado a buscar alternativas. Present¨® una alineaci¨®n inusual, en la que coincid¨ªan Xabi Alonso, ?zil, Modric y Kak¨¢, acompa?ados por Cristiano Ronaldo e Higua¨ªn. Afianzado desde hace tiempo en su poder de destrucci¨®n vertical, no es habitual ver al equipo con tantos jugadores creativos y con caracter¨ªsticas similares para la elaboraci¨®n compartir un mismo espacio. Era l¨®gico, con esa formaci¨®n, que el primer tiempo transcurriera por carriles distintos, mucho m¨¢s pendiente de explotar el eje Castellana-Padre Dami¨¢n que de costumbre.
Es cierto que al Madrid le falt¨® la profundidad a la que nos habitu¨® con el ritmo asfixiante de sus recorridos fulgurantes entre un arco y otro. Pero tambi¨¦n lo es que domin¨® con soltura la pelota, el terreno y el juego durante todo el primer tiempo. El Celta no era capaz de salir de su ¨¢rea porque el Madrid, menos impaciente en los recorridos, ten¨ªa tiempo de colocar a todos sus elementos en campo rival, facilitando la presi¨®n alta posterior. Transit¨® la pelota sin arrebatos y con velocidad por el centro, proyect¨® con alternancia a ambos laterales, triangul¨® por el medio y logr¨®, en varias ocasiones, y gracias a ese control en la circulaci¨®n, colocar hasta cinco jugadores en el ¨¢rea contraria.
El reto del Real Madrid consiste en extender su control y velocidad en vertical al juego en horizontal
El Madrid se fue al descanso con la m¨ªnima ventaja que le dio Higua¨ªn en una llegada poco clara y con mucho de talento o de suerte (eso solo lo sabe el Pipa). Descontento con el resultado, o quiz¨¢ con la dificultad para encontrar posibilidades de concreci¨®n, Mourinho cambi¨® a Kak¨¢ por Di Mar¨ªa. No carec¨ªa de argumentos el entrenador: con esos jugadores en el campo el equipo deber¨ªa generar m¨¢s ocasiones. Pero justamente este tipo de planteamientos, de mayor control y paciencia para mover el bal¨®n, suelen encontrar m¨¢s filtraciones hacia el arco rival cuando se abren los espacios. Esto sucede, mayormente, en las segundas partes, cuando el rival se fatiga y se desconcentra. Adem¨¢s, nadie aprende a escribir con la mano inh¨¢bil de un d¨ªa para el otro. El juego que mostr¨® el Madrid en esos primeros 45 minutos demuestra que, si lo repite con mayor frecuencia y mantiene afilados a futbolistas como Kak¨¢, ?zil y Modric, le sobran argumentos para cuando se requiera una b¨²squeda menos frontal.
De ninguna manera pretendo decir con esto que el Madrid deba construir otra forma de entender su juego (con la actual, el equipo rompi¨® el r¨¦cord hist¨®rico de puntos y de goles). Simplemente que el partido del s¨¢bado demuestra que est¨¢ ah¨ª, al alcance de su mano, la posibilidad de interpretar y afinar una variante para nada re?ida con su historia ni con su actualidad; y que pueda ser una alternativa v¨¢lida.
Mejor a¨²n, si el Madrid logra combinar la precisi¨®n en velocidad que demuestra en vertical con el control y la velocidad para mover la pelota en horizontal, los registros del equipo abarcar¨ªan un espectro inigualable. Conjugar ambas no es nada sencillo, pero es mucho m¨¢s ¨²til que aprender a cepillarse los dientes con la mano inh¨¢bil.
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