La ¨¦pica pertenece a los defensas

No se recuerda un buen partido del Bar?a con el Celtic en el Camp Nou. La mayor¨ªa son desagradables y acaban en empate o con una m¨ªnima victoria. Igual da que juegue Ronaldinho que Messi. Esta vez, el h¨¦roe ante los escoceses fue Jordi Alba. El duelo se resolvi¨® en la ¨²ltima jugada, ya en el descuento, de lateral a lateral, cuando un centro desde la derecha de Adriano cay¨® al palo contrario para la llegada de Alba. La soluci¨®n fue que los defensas se convirtieran en delanteros y redimieran a los estilistas, excesivamente refinados, reducidos por los viriles y defensivos escoceses. El mejor guion necesita a veces de recursos sorpresa para ser bonito.

La envergadura del Celtic y la sanci¨®n de Busquets, condicionaron la alineaci¨®n de Tito Vilanova y propiciaron el debut de Bartra. Los azulgrana ganaban altura con la entrada del central catal¨¢n y cintura por la presencia de Xavi e Iniesta. Necesitaban los azulgrana zagueros de tallo largo para defender las jugadas de estrategia y el poder¨ªo f¨ªsico de los delanteros escoceses de la misma manera que precisaban de volantes finos y pacientes m¨¢s que de excelentes llegadores como Cesc para alcanzar el marco de Forster.

As¨ª contado, el plan no parec¨ªa malo, o al menos nadie se quej¨® a Vilanova. Ocurre que igual da quien juegue en la defensa del Bar?a. Tampoco importan los nombres de los atacantes del rival, del Celtic Hooper y Samaras. Las calamidades se suceden a cada partido como si fueran una plaga, tambi¨¦n en el Camp Nou. Bot¨® una falta lateral el Celtic, Samaras remat¨® de cabeza y la pelota rebot¨® en la chepa de Mascherano para descolocar a Vald¨¦s. A los muchachos de Lennon les hab¨ªa alcanzado con una jugada de estrategia para cobrar ventaja en el marcador, para desespero de los azulgrana, muy ret¨®ricos alrededor de Messi.

El gol desmoraliz¨® al Bar?a y se?al¨® a Alexis. El chileno se arranc¨® de forma estupenda con una diagonal que le dej¨® solo ante Forster. Excelente en el desmarque y en la recepci¨®n de la asistencia de Iniesta, Alexis no atin¨® a la hora de cruzar ante Forster. Tampoco acert¨® el delantero en la defensa de la pelota porque cometi¨® despu¨¦s la falta del gol de Mascherano. Exigido solo por un cabezazo de Bartra que repeli¨® el portero, el Celtic se agrand¨® con el 0-1. No hab¨ªa manera de ganar un metro en su ¨¢rea, de generar una ocasi¨®n, de tirar a porter¨ªa. Los escoceses solo concedieron un par de faltas que no aprovech¨® Messi.

Los locales estuvieron reiterativos en el pase interior, tan imprecisos como tenaces

El Bar?a no profundizaba ni ensanchaba el campo, no le daba velocidad al bal¨®n ni le hac¨ªa cosquillas al Celtic. No sumaba ni restaba Song ni aparec¨ªa Messi. La posesi¨®n no le serv¨ªa de nada, empe?ado en el meter el imposible, obsesionado en que la jugada no val¨ªa sino se juntaba la sant¨ªsima trinidad: Messi-Xavi-Iniesta. Y el tr¨ªo se qued¨® de nuevo con la hinchada porque acab¨® por meter la bola dentro del agujero de Forster. Aceler¨® Messi para Iniesta y el manchego se apoy¨® en una pared con Xavi para poner el 0-1.Velocidad, precisi¨®n y definici¨®n en apenas cinco toques. Jugada de billar en el Camp Nou.

El empate no alter¨® el paisaje del partido. Al Celtic le bastaba con forzar un c¨®rner o una falta de vez en cuando y persist¨ªa el Bar?a en un juego de bricolaje m¨¢s emocionante que resolutivo, reiterativo en el pase interior, alejado de la convencionalidad futbol¨ªstica. Ni con los cambios de Tello y Villa aclararon el panorama para el Bar?a, tan impreciso como tenaz, siempre jugando al l¨ªmite, de forma arriesgada, redimido por un espl¨¦ndido Bartra. A Messi le aburri¨® Forster, que le sac¨® dos remates de gol, mientras que el poste devolvi¨® un tiro de Villa.

No mezclaban bien los azulgrana y no hab¨ªa manera de enfocar el marco del Celtic. La hinchada empezaba a echar en falta a Cesc, mientras Lennon felicitaba a sus h¨¦roes, cuando aparecieron Adriano y Alba y descerrajaron de la porter¨ªa de Forster. Un final sorprendente para un partido repetido y siempre enrevesado, de f¨²tbol antag¨®nico: unos compiten por mover la pelota y los otros para que no corra, los locales juegan por bajo y los visitantes por alto, los favoritos tienen a Messi y los aspirantes a Wanyama. Y, puestos en el campo, empatan a goles, uno de falta y el otro de sal¨®n, hasta que resuelven los laterales con una jugada fuera de cat¨¢logo, fruto de la tenacidad colectiva.

La defensa del Celtic fue al fin tan ¨¦pica que solo se venci¨® con los defensas del Bar?a.