El incre¨ªble Frankel

El a?o 2009 muri¨® a causa de la leucemia Bobby Frankel, uno de los mejores entrenadores norteamericanos del ¨²ltimo medio siglo. En 2008, como homenaje, se hab¨ªa utilizado su apellido para llamar a un potrillo nacido en Inglaterra y que habr¨ªa de ser entrenado en Newmarket. Su origen era excelente, hijo del campe¨®n Galileo y de Kind, una yegua reputada por su velocidad. Desde que naci¨®, Frankel impresion¨® por su conformaci¨®n f¨ªsica y su casi diab¨®lica energ¨ªa. Despu¨¦s super¨® las mejores expectativas, ganando una tras otra todas sus carreras a dos y tres a?os por m¨¢rgenes cada vez m¨¢s apabullantes, culminando con su triunfo en las Dos Mil Guineas donde sus rivales quedaron tan lejos que parec¨ªan tomar parte en otra carrera.

Permanec¨ªa invicto y, contra pron¨®stico, se decidi¨® mantenerlo en entrenamiento a los cuatro a?os. Nunca hab¨ªa corrido m¨¢s all¨¢ de la milla y se esperaba verlo abordar mayores distancias. Su vehemencia de las primeras pruebas, que le hac¨ªan correr como un tornado desde que se abr¨ªan los cajones de salida, hab¨ªa sido h¨¢bilmente controlada por su entrenador sir Henry Cecil, tambi¨¦n una leyenda en el turf brit¨¢nico y adem¨¢s especialmente querido porque lucha desde hace a?os con un cruel c¨¢ncer de est¨®mago. Frankel se convirti¨® en una especie de s¨ªmbolo magno de la Inglaterra necesitada de mitos triunfales, de una gloria que fuera del deporte no parece f¨¢cil de conseguir. Hasta quienes nunca pisan un hip¨®dromo se interesaron por ¨¦l: el Times, diario nada turfista, dedic¨® una doble p¨¢gina el pasado verano al gran caballo, tratando de aclarar si realmente se trata del mejor de todos los tiempos. Fue a ra¨ªz de la primera victoria de Frankel sobre dos mil metros en York, tan f¨¢cil como las que obtuvo en distancias m¨¢s breves.

Ahora Frankel se ha despedido definitivamente de la competici¨®n en Ascot, ganando el Champion Stakes, quiz¨¢ su compromiso m¨¢s dif¨ªcil por el estado de la pista embarrada y la categor¨ªa de sus rivales, algunos de ellos especialistas en ese terreno. Gan¨® ¡°s¨®lo¡± por cuerpo y medio a Cirrus des Aigles, campe¨®n franc¨¦s de los caballos europeos. Se le tribut¨® un adi¨®s entusiasta, con todo el gran hip¨®dromo puesto en pie ¨Cla Reina incluida- celebrando al monstruo de la pista. Su jinete en todas sus carreras ¨Ccatorce, siempre victorioso- el joven Tom Queally se resist¨ªa a dejar de pasearle por la pista ante el p¨²blico: ¡°Quiero sentirle un poco m¨¢s, ya no volver¨¦ a montarle¡±. Le espera la yeguada, la grata y bien remunerada obligaci¨®n de cubrir a las mejores hembras, probablemente la progenie ilustre¡­ ?El mejor de todos? Es dif¨ªcil asegurarlo, pero a partir de ahora siempre habr¨¢ quien diga ante el elogio a sucesivos ganadores: ¡°?Bah! Yo vi a Frankel y como ¨¦se¡­ninguno!¡±. En cualquier caso, los aficionados que le hemos seguido en sus triunfos constantes tenemos que agradecerle los recuerdos que nos deja.