El Madrid niega al Atl¨¦tico
El conjunto blanco, lanzado por el acierto de Cristiano Ronaldo a bal¨®n parado, derrumba a un conjunto rojiblanco difuminado y al que no le sirvi¨® el molde de Simeone


En la nader¨ªa, gan¨® el Madrid, y cuando hubo marcha, tambi¨¦n. De un partido primero sin nada y luego con poco, nadie sac¨® tanto provecho como Cristiano Ronaldo, que recuper¨® el muestrario a bal¨®n parado, un gol y un larguero, y asisti¨® a ?zil para cerrar la faena, a la que pudo poner el broche con otro remate al poste en el ¨²ltimo tramo, cuando descorch¨® a su equipo en lo mejor del cartel. Antes, una falta estampada en la red, y cenizas durante una hora, sin m¨¢s. El Madrid, m¨¢s machote que futbolero, anud¨® a su rival hasta que emergi¨® el CR m¨¢s chisposo; el Atl¨¦tico, macizo antes y nunca con gas. Al Madrid le bast¨® con un ejercicio paciente, sin hip¨¦rboles. Se concedi¨® un encuentro ajedrec¨ªstico, difumin¨® a los rojiblancos y luego les super¨® con creces. No compareci¨® el Atl¨¦tico, incapaz de incordiar a Casillas en toda la jornada. Lo hizo con precisi¨®n de cirujano el Madrid, que metaboliz¨® como quiso la contienda.
R. MADRID, 2 - ATL?TICO, 0
Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Pepe, Sergio Ramos, Coentrao; Khedira, Xabi Alonso; Di Mar¨ªa (Callej¨®n, m.69), zil (Modric, m.88), Cristiano Ronado; y Benzema (Jos¨¦ Rodr¨ªguez, m.90). No utilizados: Ad¨¢n, Carvalho, Varane y Kak¨¢.
Atl¨¦tico de Madrid: Courtois; Juanfran, Miranda, God¨ªn, Cata D¨ªaz; Mario, Gabi (Tiago, m.73); Arda (Ra¨²l Garc¨ªa, m.78), Diego Costa, Koke (Adri¨¢n, m.73); y Falcao. No utilizados: Asenjo, Cisma, Silvio y Emre.
Goles: 1-0, m.16: Cristiano Ronaldo. 2-0, m.66. ?zil.
Arbitro: Undiano Mallenco. Amonest¨® a Khedira, Arda, Juanfran, Miranda, Mario y Falcao.
83.000 espectadores en el Bernab¨¦u.
No hubo expresividad en el juego hasta la tard¨ªa irrupci¨®n de Ronaldo. Hasta entonces, ni un apunte de f¨²tbol recreativo. Una oda al resultado, el punto culminante, dicen, de este deporte. Un encuentro epis¨®dico, en absoluto embriagador. Una habitaci¨®n cerrada, salvo por las dentelladas de Cristiano, suficientes para los blancos. No entr¨® el Madrid desmesurado que se esperaba, ese equipo delirante en las malas que resulta apote¨®sico cuando est¨¢ apremiado. Fue un Madrid m¨¢s contenido frente a un Atl¨¦tico con piernas de m¨¢rmol. No hubo trama en el primer tiempo, ni migajas siquiera. Por no haber, no hubo porteros.
Lejos del reto energ¨¦tico que se adivinaba, surgi¨® un duelo narc¨®tico, de naftalina. El Madrid se fortaleci¨® con el gol y su adversario no tuvo discurso al respecto, fue un equipo plano. Se sabe que este meritorio Atl¨¦tico no es un reloj con botas, pero su paso por Chamart¨ªn fue el de un conjunto chato, con m¨¢s armadura aparente que recursos efectivos. Lesionado Filipe Luis en el pre¨¢mbulo, Simeone, corsario principal del resurgir colchonero, reclut¨® al Cata D¨ªaz, postizo lateral. Como era de esperar, el Atl¨¦tico se nubl¨® por su banda, donde Arda, su supuesto arquitecto, fue un fugitivo. Pelotazo a pelotazo, el cuadro visitante se redujo a una b¨²squeda in¨²til de Falcao, custodiado de maravilla por Sergio Ramos y Pepe, centuriones de primera. Nada m¨¢s expuso el grupo de Simeone, al que no le lleg¨® el molde que la ha hecho resucitar en este curso. No es un equipo de ingenio colectivo y le cuesta remar, se supera en las barricadas, pero no tiene dotes para colonizar el juego y sus v¨ªas son limitadas, le falta un genio al servicio del m¨¦todo. Lo suyo es un asunto gremial, con una encomiable n¨®mina de subalternos, los cuales, por ahora, han sabido sacudirse el pesimismo de un club que lleva tiempo en el lodo, lo que no es poco. No fue el Atl¨¦tico que tantas veces ha padecido el mal de altura en el Bernab¨¦u y en el Manzanares en los ¨²ltimos 13 a?os, pero no le alcanz¨® ni ante un vecino en tiempos de incertidumbres. Con Simeone ha iniciado una contrarreforma de la que no debiera apartarle la derrota de ayer, que a¨²n le deja por delante del campe¨®n. Es un Atl¨¦tico, eso parece, en transici¨®n.
M¨¢s machote que futbolero, el Madrid anud¨® al rival hasta que emergi¨® Cristiano
Una mano de Arda para reba?ar la pelota a Cristiano ventil¨® algo el choque, tan anodino durante una hora. A considerable distancia de Courtois, y en direcci¨®n muy centrada, el portugu¨¦s ajust¨® el periscopio y con un disparo pu?etero, con el bal¨®n sin apenas vuelo para aterrizar de inmediato, puso en ventaja a su equipo. Un remate y gol. No se descamis¨® el Madrid, tan proclive a movilizar su caballer¨ªa, sino que tir¨® de cat¨¢logo defensivo. Con Alonso como primer coloso, sus zagueros estuvieron impecables. Contra ellos se marchit¨® el Atl¨¦tico, que no encontr¨® en toda la noche una rendija ante Casillas, en hibernaci¨®n todo el duelo. Esta vez, el Madrid tuvo m¨¢s pegada en el balc¨®n de su ¨¢rea que ante el de su oponente, donde solo hubo huellas cuando Ronaldo se desat¨®. Ensimismado Benzema, de la factor¨ªa solo emergi¨® el luso. Decisivo en su mirada a ?zil en el segundo gol. No le vio a la primera, s¨ª a la segunda, cuando le dio carrete solo ante Courtois y el alem¨¢n defini¨® estupendamente, como acostumbra ante el Atl¨¦tico, para el que es un martillo: cuatro goles en siete partidos.
Lejos del reto energ¨¦tico que se adivinaba, fue un duelo narc¨®tico, de naftalina
Sin ser apabullante, el Madrid lleg¨® emancipado al tramo final, c¨®modo, sin un rasgu?o, sin noticias de Casillas, sin noticias de Falcao, que pas¨® la noche de puntillas, un sobresaliente para el Madrid, que solo le concedi¨® una embestida en los primeros minutos. El colombiano no encontr¨® auxilio en Diego Costa, m¨¢s predispuesto al combate que al f¨²tbol. No hubo secundarios para el Tigre, negado por dos centrales de primera. Entregados los de Simeone, Cristiano tom¨® el mando y sac¨® al partido de la selva. Solo su mala fortuna con los postes le evit¨® coronarse en una noche bien trabajada por el Madrid, que hizo lo que le demandan estos d¨ªas: ganar. Y lo hizo con inteligencia y mesura. Sin el aquelarre de otros envites. Un respiro que le puede devolver a la senda adecuada. Es el equipo, como ayer, el que debe superar los plebiscitos, no su entrenador. Un punto y aparte deber¨ªa ser para el Atl¨¦tico, que combate mejor, pero a¨²n no est¨¢ para cruzadas de altos vuelos.
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