El cuaderno de Cruyff
Desde qu¨¦ meter en la bolsa hasta el arte de tirar una falta, Johan Cruyff, volcado en la ense?anza y la filantrop¨ªa, desgrana sus secretos en un libro clave para entender su visi¨®n del f¨²tbol
Dice Johan Cruyff que en la vida hay un tiempo para cada cap¨ªtulo, que los valores y las prioridades cambian seg¨²n el momento en que te encuentres. Parece convencido. Pero en ¨¦l, esa afirmaci¨®n contundente, hecha desde la sabia y serena perspectiva de sus 65 a?os, deseando jubilarse ya de casi todo, volcado en cumplir su papel de abuelo de ocho nietos, la seguridad con que entona la frase puede quedar pulverizada en un segundo. Cuando agarra un bal¨®n¡
Para Cruyff, la vida ir¨¢ cambiando, mutando y metamorfose¨¢ndonos a cada paso¡ Muy bien. Pero en la suya siempre habr¨¢ un hueco fijo e innegociable para una pelota. Aunque las circunstancias se transformen, aunque se haya atragantado de triunfos y apechugado con sus fracasos, aunque haya pasado vivo a la historia como leyenda sobre el campo, adem¨¢s de revolucionar el f¨²tbol a escala planetaria reinvent¨¢ndolo para siempre desde los banquillos donde entren¨®. Aunque siga con las batallas, a las que no renuncia por preservar su cuota de influencia en los clubes que fueron su casa, tanto el Ajax como el Bar?a ¨Ca cuya directiva, presidida por Sandro Rossell, se encuentra ahora enfrentado hasta el punto de haber dejado de ir al campo¨C, y el altruismo se haya convertido hoy en su principal karma existencial, entregado como anda a su instituto de estudios formador de gestores deportistas y su fundaci¨®n para promocionar el ejercicio f¨ªsico entre los ni?os discapacitados y gente de escasos recursos. Aunque truene la vida por fuera y por dentro, siempre, siempre, en su d¨ªa a d¨ªa, habr¨¢ un hueco permanente entre sus piernas para un bal¨®n.
"Hay cosas de la presidencia de Rossell que no me gustan. El club ha renunciado a su vocaci¨®n social"
El mundo es absolutamente redondo para Johan Cruyff. Tiene una circunferencia reglamentaria de aproximadamente 70 cent¨ªmetros. Pero dentro de eso cabe todo. Si se lo colocan entre las manos para hacerle un retrato como quien contempla el Santo Grial en la sede barcelonesa de su fundaci¨®n y su Institute for Sport Studies, no puede resistir la tentaci¨®n de ech¨¢rselo al pie. El bal¨®n le dio la vida tal y como ¨¦l pretende redimir con ese juguete m¨¢gico a quien lo necesite. Es pasado, presente y ser¨¢ futuro, volcado como se encuentra en esta ¨¦poca dentro de su labor a trav¨¦s de la que ha abierto 175 campitos en 20 pa¨ªses donde a diario juegan, seg¨²n ¨¦l mismo repite, ¡°entre 60.000 y 65.000 ni?os¡±.
As¨ª lo cree y lo predica, como un sacerdote. Aunque siga teniendo a¨²n m¨¢s dehippy afectado por el ¨¦xtasis desafiante a las buenas costumbres imperantes por parte de los Beatles que de hombre de negocios aficionado febrilmente al golf y al esqu¨ª, algo que tambi¨¦n cuenta en su curr¨ªculo. Queda todav¨ªa mucho de aquel pasado de infancia pobre dentro de ¨¦l. Se vislumbra en su mirada de pillo, en sus ojos claros, en su entrecejo, en sus arrugas bien llevadas, en su amable y seductora entrega para hablar sin tapujos de lo que le da la gana.
All¨ª, en su rostro, habita y resiste todav¨ªa intacta aquella ¨¦poca en la que creci¨® en ?ms??terdam, enfrascado en plena fiebre sesentera, hu¨¦rfano a los 12 a?os de un padre due?o de una fruter¨ªa, que llevaba cestas de peras, manzanas, pl¨¢tanos y naranjas a los jugadores del Ajax cuando ha??b¨ªa algo que celebrar. Ese ni?o encontr¨® refugio en el estadio que quedaba a 400 metros de su casa. ¡°Era nuestro patio¡±, rememora hoy. Y all¨ª se qued¨®, pegado a una calle donde aprendi¨® muchas cosas del f¨²tbol para empezar. ¡°Primero, a mantener el equilibrio, por una sen??cilla raz¨®n: si te ca¨ªas al suelo, do??l¨ªa. Y segundo, a perfeccionar el regate o la pared solo haciendo re??botar el bal¨®n contra las aceras. To??do vale¡±.
Tampoco recuerda con nitidez cu¨¢ndo empez¨® a jugar. Menos cu¨¢ndo se fijaron en ¨¦l como figura. ¡°S¨¦ que fue un d¨ªa¡ El entrenador me dijo: ¡®Chico, anda, hoy sales¡¯. A partir de ese momento llev¨¦ todas las tardes la bolsa con el equipo, por si me volv¨ªa a llamar¡±. La excepci¨®n se hizo costumbre. Y luego nada result¨® igual en aquel muchacho superdotado a quien pronto alinearon con los mayores.
Excepto para cobrar. ¡°Mi primera reivindicaci¨®n viene de aquella ¨¦poca. Me quer¨ªan pagar lo mismo para jugar en el primer equipo que lo que cobraba como juvenil. Yo pregunt¨¦: ¡®?Y por qu¨¦ tengo que trabajar yo para que los dem¨¢s reciban m¨¢s de lo que me dais? No era justo¡¡±.
Desde entonces, Cruyff fue forjando dos principios que ha puesto en pr¨¢ctica hasta hoy: una radical concepci¨®n de la libertad ¨Cpredicada hasta el m¨¦todo para sus jugadores¨C y un compromiso con el colectivismo, al que da rienda suelta ahora abriendo espacios donde practicar deporte en barrios marginales de Europa, Asia, ?frica y Am¨¦rica.
Su pensamiento queda patente en un libro muy personal: F¨²tbol. Mi filosof¨ªa(Ediciones B), donde Cruyff expone esa explosiva sencillez sin medida para explicar las cosas que muchas veces, si nos fij¨¢ramos m¨¢s atentamente, encontrar¨ªamos ante nuestras narices, pero que, sin embargo, los pobres terrenales somos incapaces de ver con claridad porque nos empe?amos en emborronar demasiado las perspectivas. Y es que ¨¦l presume de que siempre adivin¨® el rumbo de los acontecimientos m¨¢s all¨¢ de las barreras aparentemente naturales. ¡°Ten¨ªa capacidad para imaginarme lo que iba a pasar despu¨¦s¡±, confirma. Lo expresa como quien dice: s¨ª, soy un visionario.
Desde la calle ¨Cdonde todo empieza, donde todo se cuece¨C hasta el futuro de este deporte tan divino, tan infernal, tan adictivo, el maestro lanza un repaso en su libro a los secretos que le han hecho grande. A aquellas vivencias y planteamientos que en su d¨ªa tuvo que ocultar para no dar pistas al adversario y que hoy se ve obligado a compartir con quien quiera echar mano de un manual pr¨¢ctico en el que se explica al detalle el deporte que lo hizo grande: desde c¨®mo deben calzarse y atarse las botas hasta lanzar y defenderse de un c¨®rner.
"En el Bar?a he sido todo: ex jugador, ex, entrenador, ex asesor t¨¦cnico y, ahora, ex presidente de honor"
Todo lo ha aprendido Cruyff con un bal¨®n entre las piernas. Y todo lo ha ganado tambi¨¦n. Del Ajax glorioso donde consi??gui¨® como jugador tres Copas de Europa, a la selecci¨®n holandesa, en cuyas filas fue elegido mejor jugador del Mundial en Alemania,(1974) y, por supuesto, en el Bar?a, donde aterriz¨® con 26 a?os, pero donde se qued¨® para siempre. Hoy vive en la capital catalana junto a sus tres hijos y sus nietos, despu¨¦s de varios periplos n¨®madas que le llevaron tambi¨¦n con la familia a cuestas a EE UU (para jugar en Los ?nge??les Aztecs y los Washington Diplomats), de vuelta a Holanda y en otras ciudades de Es??pa?a como Valencia, donde milit¨® en el Levante.
Pero su hogar lo forj¨® en la ciudad donde hizo ¨¦poca, aparte de ?msterdam. Barcelona para Cruyff es mucho, por m¨¢s que diga, sencillamente, que se trata solo de la ciudad en la que se encuentra bien. Barcelona y su club, por supuesto. Donde hoy presume de un ir¨®nico curr¨ªculo. ¡°En el Bar?a lo he sido todo: exjugador, exentrenador, ex asesor t¨¦cnico y, ahora, expresidente de honor¡¡±.
Alardea de ello despu¨¦s de haber renunciado al cargo desde que Sandro Rossell accediera a la presidencia. M¨¢s all¨¢ de pol¨¦micas en las que el entonces candidato se quejaba de que le hubiesen otorgado la distinci¨®n honor¨ªfica de manera transparente en ¨¦poca de Joan Laporta, Cruyff es claro: ¡°Hay cosas que no me gustan. El club ha renunciado a su vocaci¨®n social, y para no estar de acuerdo con eso, me quedo como estaba. No quiero problemas, por eso lo he devuelto¡±.
No son nuevas sus relaciones tirantes con las directivas. Si algo ha sido Cruyff, es rebelde. ¡°Esa palabra no tiene buena fama, pero a m¨ª me gusta, si se le da el sentido correcto¡±. Rebelde como alguien que trata de transformar las cosas, cambiarlas. ¡°Eso s¨ª¡±.
¡°Los m¨¢s bajos son m¨¢s h¨¢biles, corren m¨¢s, pero, aparte de todo eso, gustan m¨¢s al p¨²blico, caen mejor"
Un rebelde que toleraba los desahogos de sus pupilos. Tanto que presume ahora de entrar al vestuario 10 minutos despu¨¦s del final. ¡°Para que antes insultaran al entrenador. Yo lo hac¨ªa¡¡±. Un rebelde que fumaba antes de los partidos Camel sin filtro. Pero nunca en los descansos, como se lleg¨® a decir: ¡°Eso no lo hice, exageraron¡±, desmiente Cruyff.
Y un rebelde que en su ¨¦poca de entrenador se encar¨® con el presidente Josep Llu¨ªs N¨²?ez hasta el altercado. Aquella fue una relaci¨®n tirante, pero muy profesional, despu¨¦s de todo. ?l ped¨ªa todo el poder en el vestuario mientras N¨²?ez aguantaba sus demandas, pero recib¨ªa t¨ªtulos y consegu¨ªa su sue?o: la primera Copa de Europa. Un logro del Dream Team en 1992, el equipo que Cruyff dise?¨® a conciencia con su f¨²tbol alegre, desafiante, din¨¢mico, hedonista, imaginativo, desenfadado¡ El mismo esquema que hizo historia hasta hoy en su versi¨®n m¨¢s perfecta de la mano de Pep Guardiola y este a?o con Tito Vilanova.
Lleg¨® como entrenador a un club con mentalidad perdedora. Y lo transform¨®. ?C¨®mo? Dise?ando un equipo distinto en base a una filosof¨ªa tan audaz como literalmente fant¨¢stica. ¡°Un equipo es un equilibrio entre las virtudes y los defectos de quienes lo componen¡±. Con esa p¨®cima de brujo avispado encar¨® su concepci¨®n.
¡°En aquellos a?os se quejaban de que hac¨ªa tiempo que no gan¨¢bamos una Liga. Eleg¨ª a cuatro o cinco vascos, de esos que se entregan a luchar sin miedo, entre ellos met¨ª a Txiki Beguiristain, el m¨¢s listo. Luego a?ad¨ª un dan¨¦s, Michael Laudrup. Los daneses son el pueblo que m¨¢s r¨¢pido aprende idiomas del mundo; adem¨¢s, este vest¨ªa bien, era elegante, un se?or. Al lado le pusimos a Stoichkov, m¨¢s atrevido, m¨¢s descarado¡¡±. Un poco de esto, un tanto de aquello: la firmeza de Koeman atr¨¢s, la fantas¨ªa que aportaba Romario, la presencia de la cantera con Guardiola como cerebro. Un equipo ejemplar.
Guardiola, por cierto, al que, pese a reconocer en el club que era la figura juvenil, lo ten¨ªan relegado en una de las categor¨ªas m¨¢s oscuras del escalaf¨®n. ¡°El problema, me dec¨ªan, era su f¨ªsico. No estaba bien desarrollado. M¨¢s a mi favor, les contest¨¦; cuanto m¨¢s competitivamente tenga que jugar, m¨¢s r¨¢pido crecer¨¢¡±. Dio en el clavo. Motivaci¨®n. Guardiola era las piernas ejecutoras del cerebro de Cruyff en el campo. Pero con toda libertad para tomar decisiones arriesgadas. ¡°Al f¨²tbol se juega con la cabeza¡±, cree el m¨ªster.
Con el atractivo, para Cruyff, de que el joven Pep cuadraba a la perfecci¨®n en un equipo de bajitos. ?Y esa obsesi¨®n con la estatura? ¡°Uno se ve reflejado en lo que fue. Tambi¨¦n dec¨ªan de m¨ª que no llegar¨ªa lejos porque era flaco. Los m¨¢s bajos son m¨¢s h¨¢biles, corren m¨¢s, desarrollan a fondo sus piernas. Pero, aparte de todo eso, gustan m¨¢s al p¨²blico, caen mejor¡±.
¡°Para cambiar y revolucionar las cosas hay que haber puesto en pr¨¢ctica algunas locuras"
En el imaginario colectivo, Cruyff utiliz¨® el mito de David contra Goliat. Contra eso no hay coraz¨®n que se resista. El f¨²tbol es inteligencia, habilidad, destreza, fuerza, astucia, pero tambi¨¦n est¨®mago y sentimiento. Y uno va a apoyar siempre a quien m¨¢s d¨¦bil parezca. El factor psicol¨®gico, asimilado a escala masificada. Otro acierto que funciona de id¨¦ntica manera en el Bar?a de hoy y en la selecci¨®n espa?ola, inspirados en el predicamento que en su d¨ªa puso en pr¨¢ctica el holand¨¦s.
En la lista de los mejores jugadores que han quedado para la historia, la alta estatura no es garant¨ªa de nada. Al contrario. Pel¨¦ es bajito (1,70); Maradona, un tap¨®n (1,66); Cruyff, flaco y desali?ado, mide lo que Di St¨¦fano, que responde tambi¨¦n a ese corte f¨ªsico (1,78 en ambos casos). ?Y Messi (1,69)? Lo mismo. Pero algo m¨¢s, para Cruyff. ¡°Yo tengo el orgullo de haber sido incluido en esa lista y adem¨¢s de ser el mejor europeo de la historia. Pero Messi para m¨ª es el m¨¢s grande porque, aparte de contar con las cualidades que todos ten¨ªamos, cuenta con una m¨¢s: marca m¨¢s goles¡±.
Con esa guisa de metro y medio por la vida, le advirtieron de los peligros que sus chicos tendr¨ªan en los c¨®rneres. Cruyff dio la soluci¨®n: ¡°No concederlos¡±. ?Y si se produc¨ªan? Otra soluci¨®n: ¡°Guerra de nervios¡±. Eso conllevaba su riesgo. Pero era apostar a que el contrario temblara: ¡°Ordenaba a los atacantes permanecer en su posici¨®n adelantada. Con Stoichkov, Laudrup y Romario arriba, ?se atrever¨ªan a bajar para atacar los defensores? Nada de eso, as¨ª que el peligro se reduc¨ªa a cuatro rematadores contrarios¡±. Nada preocupante.
Esa era la l¨®gica y la apuesta de Johan Cruyff. Sorprender en el juego y la t¨¢ctica con habilidades de descaro supino y desaf¨ªo constante. Incluso con locuras. Un t¨¦rmino, un estado mental que defiende. ¡°Para cambiar las cosas y revolucionarlas hay que poner en pr¨¢ctica algunas locuras antes¡±. Pero ocurre que en su caso resultaban de una l¨®gica aplastante. La l¨®gica del visionario, con la que comulga a conciencia. ¡°Para que Col¨®n tuviera que demostrar que la Tierra era redonda y no cuadrada como la mayor¨ªa pensaba entonces, le tomaron antes por loco¡±.
¡°La palabra rebelde no tiene buena fama. pero a m¨ª me gusta, si se le da el sentido correcto"
Pero hay algo, cualidades y bagajes, que un entrenador tambi¨¦n debe mostrar para conseguir mejores resultados. ¡°Haber jugado. Si has jugado, puedes entender detalles en el campo que no aprecias de otra manera¡±, asegura cuando se le pregunta por Mourinho. ¡°Los hay que lo quieren tener todo controlado, hasta qui¨¦n saca de banda, y yo soy partidario de que esas cosas se decidan en el campo, de dar mucha libertad a los jugadores en sus acciones. Ordenarlo todo da idea de muchas carencias, entre ellas no haber estado all¨ª dentro¡±. O de querer dedicarse a otra cosa, como Cruyff admiti¨® sobre Mou en una entrevista con Ram¨®n Besa en EL PA?S. ¡°Es un trabajador nato, un ganador, un t¨¦cnico que lo utiliza todo cuanto est¨¢ a su alcance para vencer. Ganar¨¢ muchas cosas, pero para m¨ª lo m¨¢s importante es jugar al f¨²tbol, y eso significa tener el bal¨®n, porque si no, me voy a practicar el atletismo¡±.
Con esas premisas y una iconoclasta pero muy sugerente filosof¨ªa del deporte, Cruyff est¨¢ muy centrado ahora en su labor educativa y social. Desde el Institute for Sport Studies, su obsesi¨®n, junto a colaboradores como el antiguo portero del Manchester y Holanda Edwin van der Sar, es profesionalizar la gesti¨®n del mundo del deporte con formaci¨®n de alto nivel. ¡°En mi ¨¦poca no exist¨ªa esta posibilidad y, una vez dejas la pr¨¢ctica, tienes que pensar en el futuro. Una salida es dentro del mismo, pero hay que prepararse. Creo que las organizaciones deportivas deben estar dirigidas por personas que demuestren un conocimiento profundo del asunto y que al tiempo tengan coraz¨®n de deportista¡±.
La solidaridad en su caso es deber social. El mundo de los discapacitados le fascina. En los ¨²ltimos Juegos Paral¨ªmpicos de Londres aprendi¨® a ver de otra manera. ¡°Un partido de baloncesto en silla de ruedas no es basket, es otra cosa. Lo compruebas al observarlos en acci¨®n, como nadar sin extremidades. No somos nosotros quienes debemos ense?arles nada, sino aprender de ellos c¨®mo encontrar soluciones para manejarnos en la vida cuando se presentan dificultades. Ellos lo hacen. Somos nosotros los menos dotados ante los imprevistos¡±, comenta.
Quiz¨¢ en esa visi¨®n esf¨¦rica de la vida, con un camino que se abri¨® en su d¨ªa echando a rodar una pelota y el sentido circular que ahora le da entregado a ciertas causas, Cruyff ha conseguido que su existencia sea la met¨¢fora perfecta de lo que ama profundamente: el bal¨®n.
elpaissemanal@elpais.es
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