Consecuencias de una confesi¨®n
Adem¨¢s de tener que devolver los siete millones de euros ganados por sus triunfos en el Tour, Armstrong podr¨ªa ir a la c¨¢rcel por perjurio
La c¨¢rcel y la ruina. La gigantesca sombra de estos dos fantasmas se cierne ahora sobre Lance Armstrong, que en una entrevista concedida a la estrella de la televisi¨®n estadounidense Oprah Winfrey confiesa haber empleado sustancias dopantes a lo largo de su carrera. ¡°?Vino preparado!¡±, se congratul¨® la presentadora a trav¨¦s de su cuenta en Twitter, despu¨¦s de dos horas y media de conversaci¨®n en el domicilio del excorredor tejano, en Austin.
Despose¨ªdo por la Uni¨®n Ciclista Internacional (UCI) de los siete Tours de Francia que gan¨® entre 1999 y 2005, Armstrong afrontar¨ªa, tras confirmar sus pr¨¢cticas dopantes, una pena de prisi¨®n por perjurio. En 2005, declar¨® bajo juramento que jam¨¢s se hab¨ªa dopado y que no ten¨ªa relaci¨®n alguna con el doctor Michele Ferrari, el m¨¦dico que seg¨²n la USADA vertebr¨® toda la trama. La investigaci¨®n de la USADA desmiente ambas afirmaciones. En Estados Unidos el perjurio es considerado delito penal. Mentir ante un tribunal supone, por lo tanto, la privaci¨®n de libertad. Bien lo sabe Marion Jones, que cumpli¨® seis meses en la prisi¨®n de Texas por mentir bajo juramento a los fiscales sobre una red de dopaje que le permiti¨® colgarse tres oros y dos bronces en los Juegos Ol¨ªmpicos de Sidney 2000.
En 2005, declar¨® bajo juramento que jam¨¢s se hab¨ªa dopado y que no ten¨ªa relaci¨®n con el doctor Ferrari, vertebrador de la trama
Armstrong se enfrentar¨ªa adem¨¢s al desmoronamiento econ¨®mico de su imperio. Seg¨²n el art¨ªculo 1.2.073 de la m¨¢xima instancia del ciclismo, deber¨¢ devolver los premios obtenidos durante el periodo en el que fue despojado de sus resultados. Es decir, desde el 1 de agosto de 1998. De esta forma, el tejano perder¨¢ los 6,7 millones de euros que se adjudic¨® por sus triunfos sobre el asfalto, desglosados en los d¨ªas que visti¨® de amarillo (83), los triunfos de etapa (22) y los absolutos (siete) en la ronda francesa. Tambi¨¦n la cuant¨ªa que percibi¨® por sus victorias y su participaci¨®n en otras carreras. Por ejemplo, el Tour Down Under australiano, que le reclama 1,5 millones por competir haciendo trampas en tres ediciones, las de 2009, 2010, 2011.
Marion Jones cumpli¨® seis meses de c¨¢rcel por mentir ante el juez
En la lista de acreedores de Armstrong, de 41 a?os y que neg¨® durante una d¨¦cada que se dopase, tambi¨¦n figura SCA Promotions, la aseguradora que le report¨® 5,5 millones por sus laureles en el Tour, y el diario brit¨¢nico The Sunday Times. Denunciado por difamaci¨®n en 2004 por Armstrong, el rotativo contrademand¨® el pasado mes de diciembre y exige ahora la devoluci¨®n de los 1,2 millones que le tuvo que pagar por un delito de injurias. Ir¨®nico, el peri¨®dico pag¨® una publicidad en forma de carta abierta en el Chicago Tribune, elaborada por el periodista que investig¨® el caso Armstrong durante a?os, David Walsh, en la que figuraban las diez preguntas que le gustar¨ªa que Winfrey realizara a Armstrong.
Se enfrenta a una larga lista de acreedores, la p¨¦rdida de patrocinios y tambi¨¦n delitos por intimidaci¨®n
El alud para ¨¦l no se detiene ah¨ª. Tambi¨¦n le han dado la espalda sus patrocinadores. Uno de ellos la marca Nike, que hace tres meses anunci¨® la ruptura del multimillonario contrato que vinculaba a ambos desde hac¨ªa 16 a?os. Un divorcio que, seg¨²n la revista Forbes, podr¨ªa costar al excorredor la p¨¦rdida de 38 millones. Otras firmas comerciales como Trek, Oakley, Anheuser-Bush y Honey Stinger siguieron la misma senda de la f¨¢brica de Oreg¨®n, que no obstante mantuvo su nexo con Livestrong, la fundaci¨®n que cre¨® el tejano en 1997 tras superar un c¨¢ncer de test¨ªculos. Una alianza, representada en una pulsera de goma amarilla y tuvo un enorme ¨¦xito de distribuci¨®n, que ha generado ya alrededor de 61 millones de euros. Con una fortuna personal cifrada en los 100, puede perder cerca de 150 millones por la retirada de sponsors, batallas judiciales y reembolsos.
Por si todo esto fuera poco, el norteamericano puede enfrentarse a un delito de intimidaci¨®n de testigos. Un episodio que apunta a que presion¨® e insult¨® a los gregarios que le acompa?aron durante su estancia en el Motorola, el US Postal o el Discovery Channel, y que colaboraron en la investigaci¨®n llevada a cabo por la USADA.
Presa de su propia mentira, a Armstrong le aguarda un futuro espinoso.
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