Entre la empat¨ªa y la fascinaci¨®n
David Millar, un ciclista redimido del dopaje y portavoz del pelot¨®n para el asunto, reflexiona en Madrid sobre la confesi¨®n y la figura de Lance Armstrong
Cuando cay¨® Lance Armstrong, hace unos meses, cuando el informe de la USADA deconstru¨ªa su mito, la reacci¨®n de los grandes del pelot¨®n se movi¨® entre el hast¨ªo y la fascinaci¨®n por el personaje. El cansancio de Bradley Wiggins, ganador del ¨²ltimo Tour, el brit¨¢nico que se dijo harto de tener que seguir arrastrando los pecados de sus viejos; la simpat¨ªa de Contador, Valverde o Samuel S¨¢nchez, que m¨¢s que los pecados del tejano lamentaron el trato humillante a que hab¨ªa sido sometido por las autoridades: condenado sin pruebas, dec¨ªan, solo por la palabra de unos envidiosos que se hab¨ªan hecho ricos gracias a ¨¦l. Uno de los suyos, claro. Tan ¨¢giles de tuit por otros motivos, ayer apenas se dejaron o¨ªr, cuando el reconocimiento de la mentira.
No hace tanto de aquello, pero ayer, en Madrid, en el ambiente de m¨¢xima expectaci¨®n que se respiraba en el INEF, parec¨ªa cosa de la prehistoria. Nunca el antidopaje, un mundo gris y silencioso, hab¨ªa tenido tanto sex appeal. Aire de grandes tardes en el INEF, deportistas, federativos, chavales de futuro y hasta todo tipo de autoridades. Invitado por la Agencia Estatal Antidopaje (AEA), hablaba David Millar, hablaba de dopaje, claro, de su experiencia de redenci¨®n, y lo hac¨ªa justamente, como si lo hubiera calculado, justamente unas horas despu¨¦s de que urbi et orbe, desde un hotel de Austin, Lance Armstrong hubiera iniciado el mismo camino.
A Millar, que quer¨ªa ser como Miguel Indurain, Tony Rominger le dijo que no se pod¨ªa ir a ninguna parte sin dopaje y, joven, ingenuo, idealista, como era se lanz¨® al lado oscuro sin hacerse preguntas. ¡°Por entonces [comienzos del siglo XXI] tener un buen hematocrito gracias a la EPO era ser un buen profesional¡±, dijo Millar, en una declaraci¨®n que hace eco, curiosamente, a uno de los argumentos de Armstrong, clavado en aquella ¨¦poca a¨²n, el de que la ley permit¨ªa a todos elevarse artificialmente el ox¨ªgeno en la sangre siempre que no se pasara del l¨ªmite del 50%. El argumento, tambi¨¦n, de todo el pelot¨®n entonces, que se escandalizaba de que se les llamara tramposos a sus componentes. ¡°Pero una cosa es la legalidad y otra la ¨¦tica. Todos nos dec¨ªamos que aquello era la cultura del ciclismo y no nos d¨¢bamos cuenta de que estaba mal. Del error nos sac¨® la polic¨ªa. Solo la polic¨ªa ha liquidado el dopaje¡±.
La polic¨ªa le sac¨® de all¨ª, al borde de la depresi¨®n, y tras una detenci¨®n que fue como la ca¨ªda del caballo de San Pablo camino de Damasco, y tras una sanci¨®n de dos a?os, Millar volvi¨® al pelot¨®n, converso y convencido, viejo e ingenuo e idealista dispuesto a trabajar para cambiar el mundo. Escribi¨® un libro en el que se vaci¨® ante el mundo; se convirti¨®, en cierta manera, en el portavoz del pelot¨®n para los asuntos del dopaje. ¡°Soy la voz de los j¨®venes, y me lo agradecen, pues a ninguno le gusta hablar de este tema¡±.
¡°Necesitamos otros 10 a?os para que la gente crea limpios a los campeones¡±, dijo Millar
?l habl¨® y debati¨® en Madrid del tema, y de Armstrong, por supuesto. ¡°Como yo, Armstrong ha hablado despu¨¦s de una investigaci¨®n, cuando era inevitable, aunque nuestra br¨²jula ¨¦tica nos llev¨® a diferentes destinos¡±, dijo el escoc¨¦s, de 36 a?os, quien se siente ¡°mejor persona¡± por haber podido superar sus errores, que es en lo que consiste la redenci¨®n. ¡°Por Armstrong siento ahora empat¨ªa, no simpat¨ªa. Entiendo lo que le pasa, soy una persona compasiva. Le conozco bien y s¨¦ que lo estar¨¢ pasando mal. Su vida no va a ser igual. Sus hijos, por ejemplo, iban al colegio antes siendo los hijos de un h¨¦roe; ahora son los hijos de un paria¡±.
M¨¢s que el pasado, m¨¢s que Armstrong, a Millar le preocupa el futuro, la necesidad de que el nuevo edificio del ciclismo se construya sin olvidar lo que ha pasado en los ¨²ltimos 20 a?os, la necesidad de que se sepa todo, de que todos los que quieran pasen por una comisi¨®n de verdad y reconciliaci¨®n (y hasta Armstrong se mostr¨® dispuesto a ello ante Oprah Winfrey, paso previo a la reducci¨®n de condena) que reescriba la historia. ¡°No me sorprendi¨® Armstrong ante Oprah, con quien interpret¨® un juego t¨¢ctico. Dijo la verdad, aunque solo en parte, y eso est¨¢ bien para empezar a cerrar la puerta al pasado, aunque no podr¨¢ evitar la tormenta de mierda que se le avecina¡±, dijo Millar. ¡°Por desgracia, su legado es tambi¨¦n que, por ejemplo, habiendo ganado este a?o limpios Hesjedal, Wiggins y Contador, Giro, Tour y Vuelta, tres limpios quiz¨¢s por primera vez, mucha gente no se va a creer ese logro. Necesitamos otros 10 a?os para que la gente crea limpios a los campeones¡±.
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