F¨²tbol con may¨²sculas

No habr¨¢ tregua en Old Trafford, no la suele haber en la Copa de Europa. Y menos cuando se retan dos colosos, dos clubes que han contribuido como muy pocos a la m¨ªstica de este gran torneo. Madrid y United cerraron en Chamart¨ªn un primer asalto que comenz¨® con un contendiente local desatado, con mando en plaza y por momentos apabullantes. Enfrente, un United muy chato, hasta con Rooney en la trinchera. El guion dio un vuelco tras el descanso y ahora uno y otro tendr¨¢n que ir al l¨ªmite en Manchester. Pese a lo que pueda parecer el resultado no condena al Madrid. Recursos tiene para todo; el United tendr¨¢ que decidir si frena o acelera.

El duelo despert¨® con Ronaldo al frente del cartel, s¨ªntoma inequ¨ªvoco del poder¨ªo inicial de los madridistas. No hay vacuna contra Cristiano, ni siquiera entre la ¨¦lite de la propagand¨ªstica Premier. Con Cristiano en plenitud, en lo f¨ªsico y en cuestiones de morri?as, solo cabe la vuelta al ruedo. Tras haber anudado en m¨¢s de una ocasi¨®n al martirizado Rafael, el extraviado lateral derecho del United, el portugu¨¦s dej¨® migas de oro por otras zonas del campo. Domina todas las suertes del ataque, su radar es infinito, tanto como su repertorio. Como ejemplo, una falta centrada en la que cualquier futbolista terrenal hubiera concebido un Atl¨¢ntico hasta De Gea. Para CR no hay imposibles. Descuartiz¨® a la barrera con un ca?onazo con la derecha, y el rebote lo engatill¨® con la izquierda. La pelota silb¨® el poste izquierdo del meta espa?ol de los reds. Regates, estacas en los dos pies... Pero Ronaldo, un superdotado, tambi¨¦n es un cabeceador. Y de primera. Dos de sus grandes t¨ªtulos ¡ªla Champions ganada en Mosc¨² al Chelsea por el United y la Copa levantada por este Madrid al Bar?a¡ª llegaron suspendido en la atm¨®sfera. Ante los ingleses, colgado del infinito. Santillana de vuelta. El centro de Di Mar¨ªa desde el peaje de Rafael, al que ?zil acababa de liar por aqu¨ª, por all¨¢, fue cazado por Ronaldo, en la azotea de Evra. H¨¦rcules con botas.

El gol del Madrid certific¨® su indiscutible superioridad, que abrum¨® a su adversario en todo el primer acto. Fue un equipo en¨¦rgico, decidido, sin reparos, pasional. Se despleg¨® a un ritmo brutal, casi excesivo. Cualquiera se hubiera rendido, pero el United, mejor o peor, es un equipo hidalgo. El Madrid nada tuvo que ver con el equipo contenido por los grilletes t¨¢cticos de su entrenador que se midi¨® en Europa al Bar?a o al Bayern. Amaneci¨® el Madrid que se espera, el que reconoce su hinchada desde que se fund¨® la Copa de Europa. Con Ronaldo al frente de la caballer¨ªa, ?zil con el comp¨¢s, Di Mar¨ªa en combusti¨®n y Alonso al volante, marcha atr¨¢s y hacia delante, el equipo de Mourinho tuvo el mando, el f¨²tbol, las ocasiones.

En Old Trafford el United ha espantado a muchos, pero las gestas blancas son innumerables

Arrugado el United, donde Ferguson, a sus a?os, no tiene rubor en pasear a Rooney ¡ªuna estrella obediente¡ª por el continente como lateral derecho (en el Camp Nou) o de escolta del lateral derecho de turno (en Chamart¨ªn), el Madrid ya hab¨ªa cazado tres disparos en poco m¨¢s de cinco minutos, uno de ellos de Coentr?o al poste. Sin embargo, el United encontr¨® su ¨²nico dictado en un c¨®rner en el que se equivoc¨® el ¨¢rbitro, jugada que a¨²n se celebra en la Premier como el anticipo de un medio gol. Lanz¨® Rooney, Diego L¨®pez dud¨®, lo que un portero no debe hacer cuando el contrario est¨¢ en su balc¨®n, en el ¨¢rea peque?a, y Ramos no estir¨® lo suficiente para taponar el cabezazo de Welbeck. No fue el Madrid el ¨²nico en sufrir con los saques de esquina. En esas jugadas tantas sospechas dejaron Diego L¨®pez como De Gea, por lo dem¨¢s magn¨ªfico el exrojiblanco toda la jornada, firme, seguro y milagroso en un remate de Coentr?o en el segundo tiempo que desvi¨® acrob¨¢ticamente con los pies. En plena efervescencia madridista, otra jugada retrat¨® lo que era el Madrid. Di Mar¨ªa, conmovedor, breg¨® y breg¨® como un poseso hasta que irrumpi¨® en el ¨¢rea, donde Jones le arroll¨®. Nada quiso saber el ¨¢rbitro.

El primer Madrid nada tuvo que ver con el que se midi¨® en Europa a Bar?a y Bayern

De vuelta del descanso el partido vir¨®. El Madrid, de m¨¢s a menos; lo contrario que el United. Ferguson llev¨® a Van Persie, sin pistas del holand¨¦s hasta entonces, al costado de Arbeloa y centr¨® la posici¨®n de Welbeck. La defensa se ajust¨® mejor, no concedi¨® rendijas y mucho menos una contra. Todos se protegieron mejor, Rafael recobr¨® el aliento, y el Madrid estuvo m¨¢s pesadote, m¨¢s previsible, m¨¢s est¨¢tico. Poco a poco se fue quedando sin dep¨®sito. Todo le cost¨® mucho m¨¢s, y tanto le hizo padecer De Gea como Van Persie, ya convertido en una amenaza total. En la crecida del United, bien pudo pagarlo caro el equipo de Mourinho cuando el colegiado alem¨¢n indult¨® a Varane, que seg¨® la carrera en solitario y de frente a la porter¨ªa de Evra. Si De Gea conten¨ªa al Madrid, Diego L¨®pez ara?¨® la pelota en un remate de Van Persie que escupi¨® el larguero. Luego, el oranje pifi¨® un tiro sencillo tras un desencuentro entre el meta local y Xabi Alonso, que lleg¨® a rescatar el bal¨®n bajo palos. Un intercambio de golpes imprevisto en el primer tiempo. ?zil ya no era el arquitecto inicial y Modric entr¨® de puntillas.

El Madrid no tuvo paz hasta el final, cuando hasta Giggs, recibido con honores por la sabia grada del Bernab¨¦u, estuvo a un palmo del gol. Tambi¨¦n entonces acudi¨® al socorro Alonso. El tolosarra termin¨® fundido, a imagen de su equipo, que cogi¨® aliento cuando Diego L¨®pez evit¨® un gol de Van Persie y el colegiado evit¨® que los ingleses tiraran el c¨®rner. Punto y aparte para una eliminatoria con todo el suspense. En Old Trafford, el United ha espantado a no pocos adversarios; pero las gestas del Madrid son incontables. Con el mismo resultado a superar tiene una marcada en Manchester y otra en Barcelona.