Sangra el campe¨®n

Con un jugador m¨¢s desde el minuto 44, el Atl¨¦tico fue incapaz de superar al Rubin Kaz¨¢n. Volvi¨® a encajar pronto y una vez m¨¢s no remont¨®. Para colmo, la imagen del segundo gol, con Asenjo fuera de su porter¨ªa por subir a rematar el ¨²ltimo c¨®rner y corriendo para evitar el gol de Orbaiz a placer evoca im¨¢genes fatalistas del pasado. La decisi¨®n, que asumi¨® su entrenador al final del encuentro ampar¨¢ndose en su concepci¨®n del f¨²tbol como un ¡°deporte de riesgo¡±, no midi¨® que hab¨ªa un partido de vuelta.

Ya el primer gol del Rubin empez¨® a generar la duda de si los rojiblancos han entrado definitivamente en ese bache que se tem¨ªa cuando encadenaba victoria tras victoria, de si solo gotea sangre o est¨¢ ya en plena hemorragia. Los s¨ªntomas ya no fueron buenos en Vallecas, donde entr¨® al partido en los segundos 45 minutos. Los de anoche tampoco. No presion¨® arriba desde el inicio y volvi¨® a recibir un gol en los primeros minutos y produjo poco y a trompicones con la pelota, que la tuvo mucho y no estuvo punzante con ella salvo en el arre¨®n final. Dos a?os despu¨¦s sali¨® derrotado del Calder¨®n en competici¨®n europea.

Necesita jugar r¨¢pido el Atl¨¦tico evitar transiciones largas y para eso tiene que apretar arriba. Como no lo hizo, permiti¨® maniobrar con relativa facilidad al Rubin. Una pelota cruzada y una pared en la frontal del ¨¢rea de Rond¨®n con Eremeko para limpiarse al Cata D¨ªaz la finaliz¨® el venezolano con un disparo raso que Asenjo dej¨® muerto para que Karadeniz marcara pic¨¢ndole la pelota con suavidad. Ha estado el Cata D¨ªaz en algunos de los goles que el Atl¨¦tico ha encajado en los ¨²ltimos partidos. Mala se?al para un central que sinti¨® como ayer la grada le empieza a tomar ojeriza cr¨®nica porque los silbidos se escucharon, por momentos, tantas veces como tocaba la pelota. Rond¨®n le trajo de cabeza en varias recepciones que hizo de espaldas a la porter¨ªa en los que le ganaba por cuerpo y por capacidad para girarse. Simeone termin¨® por cambiarle a la hora de juego para dar entrada a Ra¨²l Garc¨ªa y el central argentino volvi¨® a escuchar las quejas del Calder¨®n. Por un lado, Simeone buscaba m¨¢s recursos ofensivos con el disparo y la llegada de Ra¨²l Garc¨ªa. Por otro elimin¨® las interferencias que generaba el Cata en la conexi¨®n entre el equipo y la grada.

Bien plantado el Rubin Kaz¨¢n, con esa disciplina cartesiana de los equipos rusos a la hora de bascular y ocupar los espacios, no sufri¨® en exceso ni cuando estuvo en igualdad num¨¦rica ni cuando se qued¨® con uno menos por la expulsi¨®n de Sharonov por doble amarilla. No deja de ser cuando menos curioso que esa segunda amarilla la forzara Falcao con un desmarque muy de Diego Costa, al que ya echaron de menos en Vallecas los centrocampistas del Atl¨¦tico. De esa falta naci¨® la jugada m¨¢s peligrosa. La sac¨® rasa Arda y Filipe Luis, solo, envi¨® la pelota alta.

Meti¨® Simeone en la reanudaci¨®n a Koke porque vio que el partido le necesitaba para tratar de llegar combinaciones por dentro. Las intentonas por fuera que fueron muchas durante todo el encuentro no hicieron da?o alguno. O los centros no eran buenos o Cesar Navas impon¨ªa a Falcao sus casi dos metros de estatura. Luego lleg¨® el cambio de Ra¨²l Garc¨ªa, que se encontr¨® con un problema palmario: es m¨¢s complicado sorprender como llegador cuando desde la segunda l¨ªnea cuando tu equipo domina y hay pocos movimientos por delante de la pelota. Tambi¨¦n entr¨® Sa¨²l para empujar desde el medio, ya con un dominio territorial incuestionable porque el Rubin, con un gol de ventaja y uno menos, despu¨¦s de casi dos meses sin competir, opt¨® por blindarse todo lo que pudo. De ese control en campo contrario astill¨® algunas ocasiones el Atl¨¦tico: un disparo lejano de Arda que Ryzhikov sac¨® con los pies, otro del Cebolla que el meta ruso se quit¨® de la cara enviando la pelota a c¨®rner y un derechazo de Falcao que se estrell¨® en el larguero. No hubo mucho m¨¢s, aparte de ese acoso intenso por la superioridad num¨¦rica y el peligro que siempre generan los de Simeone a bal¨®n parado. Al borde del final, el Cebolla malogr¨® un rechazo con todo a favor poco antes de que esa carrera desesperada de Asenjo atrajera recuerdos que parec¨ªan desterrados.