Cl¨¢sicos con muchas dudas
Bar?a y Madrid afrontan dos retos en una semana que, a la espera de la ¡®Champions¡¯, pueden marcar para bien o para mal su futuro Como s¨ªntoma de las incertidumbres, Villa y Kak¨¢ marcan las v¨ªsperas
El f¨²tbol es a menudo una secuencia de desmentidos, de verdades a medias, de intrigas. Cuando se anticipa el momento culminante del curso, resulta que los dos colosos, Bar?a y Madrid, tienen m¨¢s dudas que certidumbres. Europa les ha dado un meneo, m¨¢xime a los azulgrana, y el destino de ambos puede dar un vuelco sideral. Por m¨¢s que los barcelonistas tengan la Liga atada, un traspi¨¦ ma?ana ante su eterno adversario y no hacer cumbre ante el Milan dejar¨ªan al Bar?a en una situaci¨®n delicada. Descontado en su favor el campeonato liguero y sin otras emociones, al club y su entorno le quedar¨ªan m¨¢s de dos meses por delante para sumirse en unos cuantos debates de calado. Con Tito Vilanova a¨²n convaleciente en Nueva York, tiene la encrucijada de V¨ªctor Vald¨¦s en la porter¨ªa o el papel de Villa y Alexis, deste?idos como tantos otros que gravitaron en torno a Messi. Discusiones m¨¢s o menos encendidas en funci¨®n del paso del Real Madrid en Europa y su papel en la final de Copa. Porque ya se sabe que ambas instituciones se miran de reojo a cada instante. Es irremediable.
Si Villa apunta a la resurrecci¨®n en el Bar?a, lo mismo pasa con Kak¨¢ en el Madrid
En la otra orilla, el Madrid, extraviado desde hace tiempo en la Liga y al l¨ªmite en Europa, a¨²n puede encontrar consuelo, sino un bot¨ªn magn¨ªfico. Se vaya o se quede Mourinho, los t¨ªtulos son el mejor sedante para tener continuidad o afrontar cualquier transici¨®n. Ocurre que un Madrid apeado de la Copa, la Champions y, por supuesto la Liga, podr¨ªa entrar en erupci¨®n en la primera semana de marzo, a unos meses de las elecciones. No se vislumbra, por ahora, una oposici¨®n a Florentino P¨¦rez, y en la caseta hay algunas cuentas pendientes entre el t¨¦cnico y un sector de la plantilla. P¨¦rez gobierna sin azotes, mientras que en el Bar?a se han agitado los l¨ªos entre Sandro Rosell y sus predecesores. En cuestiones de banquillo, si el equipo cul¨¦ se viera obligado a dar un relevo a Tito porque este no se viera con fuerzas, el asunto ser¨ªa m¨¢s complejo que si el Madrid tuviera que sustituir a Mourinho. El Bar?a tiene un sello tan definido que acota el abanico de posibilidades. Por el Madrid es habitual que desfilen entrenadores de todos los perfiles. Tampoco en el mercado hay muchos jugadores que seduzcan lo suficiente como para ser capaces de aplacar una crisis. Neymar, que cautiva en Chamart¨ªn y en el Camp Nou, y muy pocos m¨¢s.
Todo esto y mucho m¨¢s es lo que se juegan Bar?a y Madrid en los pr¨®ximos d¨ªas. Los dos cl¨¢sicos de esta semana comenzar¨¢n a se?alar cu¨¢l de los dos acude al div¨¢n. A la Copa llegan los de Roura con incertidumbres que no ten¨ªa. El equipo encaja demasiados goles y en ataque ¡ªen Mil¨¢n, claro ejemplo¡ª ya no ha sido tan punzante. Quiz¨¢ porque Messi parece algo tieso, por m¨¢s que ¨¦l defienda como terapia propia jugar, jugar y jugar. El rebrote de Villa ante el Sevilla es su alivio.
El Madrid, juzgado por la Liga, es un tiro al aire y no es solo un problema de motivaci¨®n
El Madrid, juzgado por la Liga, es un tiro al aire. Se va y viene de los partidos con facilidad y frecuencia, incluido en el que se midi¨® al United, lo que subraya que no es solo un problema de motivaci¨®n. Si Villa apunta a la resurrecci¨®n en el Bar?a, lo mismo pasa con Kak¨¢ en el Madrid. En Riazor dio s¨ªntomas del Kak¨¢ del Milan. Ahora falta que gane peso a ojos de un entrenador que siempre le ha mirado con recelo. Los cl¨¢sicos no siempre son un duelo esgrimista entre Messi y Cristiano, que apenas dejaron pistas en la ida copera, donde emergi¨® Varane, un secundario imponente.
Tras el baj¨®n barcelonista, resulta complicado se?alar por qu¨¦ vericuetos ir¨¢n estos cl¨¢sicos. La Copa es un ¨®rdago, pero por muy despejada que est¨¦ la Liga ninguno puede quedar mal parado cuando se miden entre s¨ª. Con ellos hay un plus en juego.
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