Las normas de Thiago Silva
El central del PSG, que casi deja el f¨²tbol por una tuberculosis, compite con una sonrisa y riesgos, como dar el primer pase, mantener a la zaga adelantada y sacar el pie en el ¨¢rea
No hace caso a algunas reglas del f¨²tbol porque juega de chiripa y porque puede, holgado como va en sus envites y correcciones. Thiago Silva (R¨ªo de Janeiro, Brasil; 1984), del PSG, es un central que no se esconde, que sostiene alta su l¨ªnea cuando es necesario, que reparte el esf¨¦rico por definici¨®n. Y no tiene miedo a que le quiebren como Romario a Alkorta, Ra¨²l a Juanma L¨®pez o Ronaldo a Geli. ¡°Es de los pocos a los que he visto meter el pie en el ¨¢rea ante Messi y no solo no le ha hecho penalti, sino que le ha quitado alg¨²n bal¨®n¡±, siseaba un jugador del Bar?a tras la ida en el Parque de los Pr¨ªncipes; ¡°cuando te mides con Leo lo l¨®gico es aguantar para que no te rompa y, esa regla no escrita, para que no te deje en rid¨ªculo con su regate¡±. Caracter¨ªsticas que sedujeron al Bar?a, que lo ha pretendido infructuosamente durante dos cursos: una vez porque el Milan se neg¨® a vender; la otra porque el jugador exigi¨® que le vistieran de oro.
Hijo de Gerald y Angela, Thiago comenz¨® a perseguir la pelota en Campo Grande. Pero, fuera de sitio (lateral derecho), no pas¨® las pruebas en el Am¨¦rica ni el Flamengo, por lo que se fue al RS Futebol di Alvorada, donde ya actu¨® de mediocentro y donde se gan¨® un pase para el Fluminense. Tuvo, sin embargo, que buscarse las habichuelas en el Juventude, donde, ya en 2004, lo cogi¨® Ivo Wortmann, antiguo eje del Palmeiras. ¡°Desde hoy, ser¨¢s central¡±, le advirti¨®. Y le cambi¨® la vida, hasta el punto de que seis meses despu¨¦s lo fich¨® el Oporto. Pero, castigado por las lesiones y sin minutos, rematado por una pulmonitis, se march¨® al Dinamo de Mosc¨², donde no mejor¨® su suerte al contraer tuberculosis. Durante dos meses estuvo incomunicado en un cuarto, sin poder recibir visita alguna, pegado a la televisi¨®n, a la PlayStation y al temor de que se acababa su carrera y su vida, pues los doctores sugirieron que para una completa recuperaci¨®n se impon¨ªa la resecci¨®n de una parte del pulm¨®n. Alternativa que le hizo regresar a Oporto, donde desaconsejaron tal medida. All¨ª se recuper¨®. ¡°No me creo el due?o del mundo, pero creo que soy el hijo del due?o¡±, se tatu¨® entonces en el antebrazo izquierdo. Y pudo calzarse de nuevo las botas, de vuelta en su querido Fluminense. Tras ser subcampe¨®n de la Libertadores 2008, Europa volvi¨® a reclamarle, esta vez el gigante Milan.
¡°Lleg¨® en diciembre y estuvo seis meses sin jugar porque ya estaba cubierto el cupo de extracomunitarios¡±, relata un ex trabajador de Milanello; ¡°pero se esforz¨® sin parar porque le advirtieron de que ser¨ªa el recambio de Maldini¡±. Sorprendido por su br¨ªo y calidad, por su f¨ªsico y toque, Ancelotti ¡ªque ya hab¨ªa firmado por el Chelsea¡ª le dijo a su sucesor, Leonardo (actual director deportivo del PSG), que no buscara central: ¡°Puede ser el nuevo Paolo¡±. Al principio, sin embargo, no fue f¨¢cil, dependiente de Nesta y sus ¨®rdenes, de absorber conocimientos t¨¢cticos en un f¨²tbol cerrado como el italiano. No era lo suyo. ¡°El primer d¨ªa, en un amistoso contra el Varese, Nesta no callaba, era peor que una radio¡±, recuerda Thiago Silva; ¡°?hasta le dije que me daba dolor de cabeza!¡±. Pero con los partidos, el brasile?o adelant¨® un poco la l¨ªnea y recuper¨® su juego y algo m¨¢s. ¡°Aqu¨ª, en Europa, se pensaban que un zaguero bromeaba al re¨ªr en el campo, por lo que me esforzaba en poner cara de preocupado para que nadie pensara que le faltaba al respeto¡±, cuenta; ¡°pero al final recobr¨¦ la sonrisa porque en el Milan estaba como en casa¡±. Insuficiente, en cualquier caso, para que el presidente Berlusconi no atendiera a la chequera catar¨ª del PSG.
¡°M¨¢s que marcador, soy un pasador¡±, cuenta el central, que estudi¨® a Zico tras escuchar que nunca fallaba un pase
Objeto de deseo de Mourinho, que lo quiso para el Madrid ¡ª¡°Mi esposa, Isabel, dijo que no, que prefer¨ªa vivir en Mil¨¢n¡±, revel¨®¡ª, Thiago asegur¨® entonces que le gustar¨ªa retirarse en San Siro como Maldini. Tambi¨¦n lo pretendi¨® el Bar?a en verano. ¡°Quer¨ªa demasiado¡±, cuchichean en el club. Sobre todo porque primero pidi¨® cobrar lo de Messi y despu¨¦s, estar en el segundo escal¨®n salarial. Exigencias que no acept¨® la direcci¨®n deportiva azulgrana. Hasta que el jeque del PSG, Nasser Al-Khelaifi, sac¨® el billetero. ¡°Me he ahorrado 150 millones en dos a?os¡±, resolvi¨® Berlusconi, satisfecho porque cobr¨® 65 por Ibrahimovic (20) y Thiago (45). ¡°Me hubiera gustado quedarme en el Milan¡±, replic¨® Thiago ¡ªque cobra m¨¢s de nueve millones limpios por curso¡ª, en su presentaci¨®n. ¡°Quer¨ªamos que se quedara, pero la oferta era irrenunciable¡±, adujo B¨¢rbara, la hija del presidente rossonero. ¡°Yo no soy un mercenario¡±, complet¨® el central; ¡°pero ya entiendo que el club necesitaba el dinero¡±.
Thiago est¨¢ en el PSG y ya se ha ganado a la afici¨®n y al grupo ¡ªsi no est¨¢n Jallet ni Sakho, es el capit¨¢n¡ª, sobre todo porque corta m¨¢s que nadie y porque juega el bal¨®n limpio como pocos. ¡°M¨¢s que marcador, soy un pasador¡±, argumenta el central, que durante un tiempo se dedic¨® a mirar v¨ªdeos de Zico tras escuchar en un programa de televisi¨®n que el astro nunca fallaba un pase; ¡°y siempre estudio las estad¨ªsticas porque si empezamos mal desde atr¨¢s, el equipo juega mal¡±, a?ade. Pura filosof¨ªa Bar?a. Aunque para algunos, todav¨ªa mejor. ¡°Cuando le veo jugar, pienso que es el defensa m¨¢s completo del mundo. He compartido vestuario con Puyol, Piqu¨¦, Thuram, Cannavaro¡ y Thiago juega a otro nivel¡±, le ensalza Ibrahimovic.
¡°Estuve cerca de la muerte. Por eso, cada vez que toco una pelota, no puedo evitar pensar en esos momentos y en la suerte que tengo de jugar al f¨²tbol¡±, responde Thiago Silva, que lo hace con una sonrisa y bajo sus propias normas.
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