Llull deja sonado al Maccabi

Excelso, hiperactivo y extramotivado, Sergio Llull tom¨® el testigo de su tocayo Rodr¨ªguez para propinar el segundo croch¨¦ en la mand¨ªbula de un Maccabi que sale sonado del Palacio. Los 26 puntos del menorqu¨ªn dejan al Madrid a un paso de la final four de Londres tras otra exhibici¨®n de firmeza defensiva, contraataque y punter¨ªa que abrum¨® a un rival al borde de la lona.

Los blancos luchaban por contener la petulancia y el Maccabi por dar lustre al prop¨®sito de enmienda. La tunda del pasado mi¨¦rcoles (79-53) sobrevolaba el ambiente y condicionaba la psicolog¨ªa de ambas pizarras. Pero el Madrid recurri¨® a su hemeroteca reciente para encarar la cita con los dientes apretados. En el cap¨ªtulo de los playoffs de la ¨²ltima final de Liga, los de Laso ten¨ªan un referente al que agarrarse para no caer en la autocomplacencia. En aquella ocasi¨®n una victoria por 26 puntos ante el Bar?a ¡ªla misma diferencia que en el primer choque ante el Maccabi¡ª no encontr¨® continuidad y acab¨® en condena. Anoche la predisposici¨®n fue otra. Si dos d¨ªas antes un parcial de 65-30 en los ¨²ltimos 30 minutos tumb¨® a un Maccabi que sali¨® respond¨®n, en esta ocasi¨®n los blancos estiraron la concentraci¨®n durante los 40 minutos abrazados a la actividad febril de Llull.

El base y Mirotic convirtieron el primer acto en una continuaci¨®n del anterior partido. Con ocho puntos del menorqu¨ªn ¡ª2 de 2 en triples¡ª y otros tantos del montenegrino, el Madrid se ventil¨® los primeros 10 minutos reproduciendo todas las virtudes que le hab¨ªan encumbrado 48 horas antes. Los grilletes en defensa, el dominio del rebote y la velocidad como forma de vida pusieron r¨¢pidamente en ¨®rbita a los de Laso (16-6, m. 8). Sin embargo, un verso suelto el ataque del Maccabi permiti¨® al conjunto de Blatt capear el temporal. David Logan anunci¨® su inspiraci¨®n con dos triples en el primer cuarto y confirm¨® su acierto en el segundo. El escolta de Illinois hizo camino desde la autogesti¨®n, busc¨® las cosquillas al dique de contenci¨®n madridista y puso a los suyos en el mapa del partido (21-19, m. 12).

¡°Es el hombre a vigilar¡±, repet¨ªa Laso en cada tiempo muerto mientras buscaba el ant¨ªdoto. Pero agarrados a Llull, los blancos dieron, sin demasiadas complicaciones, otro estir¨®n (34-23, m. 17) que solo qued¨® mitigado por los efectos de una antideportiva que le indicaron al base al borde del descanso. Sentadas las bases y localizado su jugador franquicia de la noche, el Madrid se aplic¨® en mantener la firmeza atr¨¢s y el v¨¦rtigo rumbo al aro rival.

De lo primero, se encargaba el esp¨ªritu colectivo de un grupo espoleado por la propia competencia interna. Lo segundo, se lo tom¨® como una cuesti¨®n personal un Llull iluminado. Potencia, pasi¨®n, agitaci¨®n y acierto ¡ª6 de 8 en triples¡ª a partes iguales de un jugador cuyos biorritmos son la met¨¢fora de un equipo que vuelve a sonre¨ªr.

Enfrente, mientras Smith y James permanec¨ªan en el div¨¢n, apenas Hickman y Caner-Medley dieron un paso al frente para prestar auxilio a un extenuado Logan. Poco argumento para contener al Madrid en¨¦rgico de las mejores tardes y para desmontar una ventaja que los blancos instauraron en la frontera de los 10 puntos como margen de seguridad (56-44, m. 29). Slaughter pon¨ªa los muelles, Mirotic y Begic cargaban el rebote ofensivo y Reyes echaba el candado bajo su aro. La aportaci¨®n epis¨®dica de Rudy y el aterrizaje explosivo de Carroll ¡ª14 puntos¡ª pusieron en marcha el tocadiscos (69-53, m. 36). Volvi¨® la fiesta al Palacio. Se carg¨® de endorfinas el Madrid, que el martes en Tel Aviv tendr¨¢ la primera oportunidad de sellar el billete para Londres.