El Borussia, un club para el pueblo
Al borde de la bancarrota hace ocho a?os, el rival del Madrid, orgullo de toda una ciudad, se aferr¨® a una idea rom¨¢ntica y ahora el 90% es de sus socios Hoy tiene super¨¢vit y reparte dividendos
¡°El f¨²tbol no es un producto; es cultura¡±, es el lema de sus dirigentes. Ante el abismo econ¨®mico, el Borussia Dortmund se aferr¨® a esta idea rom¨¢ntica en noviembre de 2004 para escapar. Huir de una deuda oficial de 170 millones. Mucho m¨¢s, en realidad. El club llevaba perdiendo unos 25 millones anuales en los ¨²ltimos ocho a?os. Y lo iba vendiendo todo: el Westfalenstadion a un fondo de inversi¨®n dominado por el Commerzbank, los derechos de traspaso de jugadores, los acuerdos comerciales con Nike por cinco a?os¡ La masa salarial de la plantilla ascend¨ªa a 78 millones, sueldos desorbitados de futbolistas que, dos a?os antes, hab¨ªan ganado la tercera Bundesliga: Rosicky, Metzelder, Frings, Amoroso, Jan Koller¡ El entrenador, Mattias Sammer, se hab¨ªa convertido en el primer campe¨®n como jugador y como t¨¦cnico.
Pero se trataba de una riqueza ficticia y mal gestionada por el presidente, Gerd Niebaum, y el director general, Michael Meier, desenmascarados por los trabajos period¨ªsticos de Freddie Rockenhaus. Las acciones del Borussia, en Bolsa desde 2001, se desplomaron un 80% cuatro a?os despu¨¦s en el parqu¨¦ de Fr¨¢ncfort.
Se necesitaban medidas urgentes por parte del nuevo presidente, el abogado Reinhard Rauball, presidente a su vez de la Liga Alemana de f¨²tbol, y su director general, Hans-Joachim Watzke. Fue esencial recuperar el estadio por unos 70 millones. Contaron con la ayuda del banco estadounidense Morgan Stanley, que les prest¨® 79 millones por 15 a?os. Y de Sportfive, la multinacional de la mercadotecnia, avanz¨¢ndoles 50 millones por el marketing de 12 ejercicios. Eso les permiti¨® cubrir el pr¨¦stamo de Morgan Stanley. El estadio, otra vez en poder del club, supuso un valor estrat¨¦gico. Es el mayor recinto de la Bundesliga, 80.720 localidades, y presume de la mayor asistencia media de Europa (80.500) por delante del Camp Nou y de Old Trafford.
Presume de la mayor asistencia media de Europa (80.500), por delante del Camp Nou
Sin llegar a caer en la insolvencia, al comprar el campo, el club empez¨® a poder pagar los salarios. Y a renegociar los pagos con los acreedores, m¨¢s de 100, entre ellos ocho bancos. Algunos aceptaron unas quitas de un 30 o un 50%. La empresa de seguros Signal Iduna concedi¨® el nombre al estadio a cambio de cinco millones anuales. Evonik, compa?¨ªa qu¨ªmica, le aporta 10 millones anuales por el patrocinio de la camiseta. Y Puma, siete millones, por el material deportivo. El Borussia ingres¨® 189 millones en 2011-12: 60 de televisi¨®n, 97 de la explotaci¨®n comercial y 31 de las entradas, todav¨ªa muy lejos de los 479 millones de ingresos del Madrid, los 451 del Bar?a y los 321 del Bayern en ese curso.
La ampliaci¨®n de capital tambi¨¦n fue decisiva. Los simpatizantes compraron 40 millones en nuevos t¨ªtulos. El m¨¢ximo accionista, Geske Bernd, un viejo aficionado, solo posee el 10%. El otro 90% pertenece a los 70.000 socios. Si Bernd adquiriera el 25%, tendr¨ªa que ofrecer sus t¨ªtulos a otros interesados. En Alemania, los socios tienen por ley el control del 51% de los clubes, disuadiendo as¨ª a los grandes accionistas.
Reus, G?tze y Hummels ganan unos cinco millones brutos; Klopp, el t¨¦cnico, cuatro
Al cotizar en Bolsa, los salarios de los jugadores y t¨¦cnicos son p¨²blicos. Cuando lleg¨® J¨¹rgen Klopp, en julio de 2008, el gasto en la plantilla baj¨® dr¨¢sticamente a 30 millones. El actual tope salarial lo marcan Reus, G?tze y Hummels, unos cinco millones antes de impuestos; Klopp, cuatro. Y Lewandowski, que acaba contrato en 2014 y no quiere renovar, 1,5 millones antes de impuestos (un 50%). A partir de ahora, el orgullo de pertenencia de los jugadores y entrenadores a una entidad diferente ser¨¢ puesto a prueba por las ofertas de clubes m¨¢s poderosos.
La planificaci¨®n deportiva, la cocci¨®n de j¨®venes talentos, empez¨® a fructificar. La pasada campa?a fue memorable. No solo retuvieron la Bundesliga, sino que conquistaron su primer doblete en 103 a?os de historia: la Liga y la Copa. Rompieron el r¨¦cord de puntos (81) y el n¨²mero de partidos invicto (28). La revista Kicker lo compar¨® con el salto de Beamon en M¨¦xico 1968.
En tres a?os antes del verano pasado, el Dortmund solo hab¨ªa gastado en fichajes dos millones, casi 60 millones menos, por ejemplo, que el M¨¢laga, su rival en cuartos de final. En junio pasado compr¨® a Marco Reus al M?nchengladbach por 17 millones, aunque lo compens¨® con la venta de Kagawa al United por 16. La plantilla cuesta unos 80 millones, cifra comparable al Sunderland o el Fulham, muy inferior a los 158 millones del Bayern y a los m¨¢s de 200 de Madrid y Bar?a.
Tras un super¨¢vit de 34 millones, el mayor en la historia de la Bundesliga, el Dortmund dio dividendos el a?o pasado. Un total de 3,7 millones. La deuda queda reducida a menos de 40 millones. Y los beneficios superan a los del Bayern, macho Alfa del f¨²tbol alem¨¢n, que ha ganado dinero en los ¨²ltimos 19 a?os. A los b¨¢varos les ha salido un adversario con una idea revolucionaria: el futbol es del pueblo, tambi¨¦n es cultura.
Entradas 100 euros m¨¢s baratas en Alemania
El f¨²tbol es de todos en la Bundesliga y el precio de las entradas as¨ª lo confirma. En las semifinales de la Champions, por ejemplo. La localidad del Bayern en el Allianz Arena, el pr¨®ximo martes ante el Bar?a, y la del Westafalenstadion, el mi¨¦rcoles ante el Madrid, es una media de 100 euros m¨¢s barata que en la vuelta en el Camp Nou y en el Bernab¨¦u a la semana siguiente. Las entradas se agotaron en ambos estadios alemanes y las colas de muchos aficionados del Dortmund, qued¨¢ndose a dormir en torno al Iduna Park, fueron en vano. Para el p¨²blico en general, el Bayern ofrece localidades en una horquilla entre 40 y 150 euros; su rival, el Bar?a, es el m¨¢s caro de los semifinalistas: entre 91 y 359 euros. Por su lado, el Dortmund abre las puertas del Westfalenstadion por 45 euros hasta 175; y el Madrid, entre 70 y 325.
Los hinchas del Borussia ya se quejaron de la carest¨ªa de los precios del Bernab¨¦u en el enfrentamiento en Madrid de la fase de grupos. La misma hinchada protest¨® en la Bundesliga por la subida de precios del Hamburgo, queja apoyada por su entrenador, J¨¹rgen Klopp.
Con solo 600.000 habitantes, Dortmund es la octava ciudad de Alemania, lejos del glamour de otras, pero una de las m¨¢s antiguas, muy relevante en la Edad Media y en la revoluci¨®n industrial con la pujanza de la miner¨ªa y la cerveza. Ni siquiera es la capital de Westfalia, honor que le corresponde a D¨¹sseldorf. Lo ¨²nico en lo que es la n¨²mero uno es en el f¨²tbol. Desde los a?os 50, cuando jug¨® la final de Copa en el 49, y en los sesenta, cuando gan¨® la Recopa al Liverpool en 1966.
Orgullosos de su equipo, todos los ni?os juegan en las calles de Dortmund. Hace 15 a?os quer¨ªan ser como Riedle, campe¨®n de Europa en 1997 al ganar 3-1 al Juventus; ahora como Reus. Sus dirigentes est¨¢n comprometidos con que las entradas sean baratas para incluir a todas las clases sociales. Un abono anual cuesta 187 euros (109 los j¨®venes) por unos 70 partidos. La S¨¹dtribune, la tribuna sur del Westfalenstadion conocida como Yellow wall (la pared amarilla), es la m¨¢s grande de Europa. Una estampa impresionante para una ciudad enamorada del f¨²tbol.
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