La catapulta de Nadal
El espa?ol dispara su pelota una media de 91 cent¨ªmetros por encima de la red, m¨¢s que nadie
Es la lucha entre el mosquito y el elefante. El alem¨¢n Kohlschreiber revolotea por la pista disparando tiros con el aguij¨®n de su rev¨¦s. Rafael Nadal, sin embargo, tiene la gruesa piel de un paquidermo, y no deja que el marcador refleje los bellos golpeos de su contrario. El campe¨®n no afronta ni una bola de break, suma 6-2 y 6-4 su 44? victoria seguida en el Masters 1000 de Montecarlo, se clasifica para cuartos y consolida el mejor comienzo de curso de su carrera: 19 victorias contra una derrota. Una cosa une todos esos triunfos. Ante el alem¨¢n, la pelota de Nadal viaja a una media de 91 cent¨ªmetros por encima de la red. Eso obliga a tremendos esfuerzos a su contrario: si se le suma la altura de la malla, se deduce que Kohlschreiber tienen que prepararse para la embestida de algo parecido a un base de baloncesto. En su punto m¨¢s alto, la bola de Nadal vuela por encima de los 1,81m, por los 1,64m que alcanza de media la del alem¨¢n.
El mallorqu¨ªn vence a Kohlsreiber y se mide hoy al b¨²lgaro Dimitrov, ¡®Baby Federer¡¯
Eso sufri¨® en cuartos al b¨²lgaro Dimitrov. Una tortura. Los estudios biomec¨¢nicos concluyen que ning¨²n tenista de elite supera la red con tanta holgura como Nadal y subrayan su extra?o golpeo, esperando a la pelota en lugar de ir a por ella y luego pasando la raqueta hasta la nuca, como explicaci¨®n al misterio. La f¨ªsica, sin embargo, tiene una traducci¨®n ten¨ªstica. No es solo que esa pelota obligue a los rivales a golpear constantemente por encima del hombro, en inc¨®moda posici¨®n. Es que encima viene ¡°pesada¡±, que dicen los tenistas, cargada de revoluciones por el efecto top-spin. Puro veneno. Un castigo continuo para los competidores con rev¨¦s a una mano, que no cuentan con el apoyo de la doble empu?adura para controlar el golpe: le pas¨® a Kohlschreiber, le ocurre siempre al mism¨ªsimo Roger Federer, y tambi¨¦n a Dimitrov.
Resultados de los octavos
Djokovic - M¨®naco: 6-4, 6-2, 6-2.
Nieminen - Del Potro: 6-4, 4-6, 7-6 (7-4).
Fognini - Berdych: 6-4, 6-2.
Gasquet - Cilic: 7-5, 6-4.
Dimitrov - Mayer: 6-2, 6-4.
Nadal - Kohlschreiber: 6-2, 6-4.
Tsonga - Melzer: 6-3, 6-0.
Wawrinka - Murray: 6-1, 6-2.
¡°Es el presente y el futuro del juego¡±, dice Nadal del b¨²lgaro, el n¨²mero 34, una delicia para la vista, a los 21 a?os una de las grandes esperanzas del circuito. A Dimitrov, que disputa por primera vez los cuartos de un Master 1000, le dicen Baby Federer porque cada uno de sus golpes est¨¢ esculpido a imagen y semejanza del suizo. Al b¨²lgaro le falta lo que le sobra al rey de reyes: movilidad e intensidad mental. Basta repasar los momentos que ha protagonizado en 2013: entre los Masters 1000 de Indian Wells y Miami, Dimitrov sum¨® siete dobles faltas en juegos que le val¨ªan ganarle sets a Djokovic y a Murray; y ayer, contra Mayer (6-2 y 6-4) tambi¨¦n perdi¨® el servicio cuando serv¨ªa por el duelo. En los momentos clave, tiembla.
¡°Y esos momentos son muy, muy duros, pero intento aprender de ellos¡±, explic¨® en Montecarlo Dimitrov, que durante dos a?os y medio se cri¨® en la arcilla de Barcelona. Hay cosas, claro, que no se aprenden ni en la mejor escuela del planeta. Se puede ense?ar a golpear como Nadal. Se puede coger a un ni?o y explicarle el porqu¨¦ de sus tiros, la verdad de su tenis. Nadie, en cualquier caso, podr¨¢ darle a Dimitrov lo que tiene el mallorqu¨ªn, eso que le distingue a ¨¦l, a Novak Djokovic (4-6, 6-2 y 6-2 a Juan M¨®naco; fue atendido de su dolorido tobillo) y a Roger Federer del resto: coraz¨®n fuerte frente a las dificultades, una cabeza a prueba de bombas.
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