Pepe arrolla el derbi
El defensa portugu¨¦s, adelantado al medio campo, marca la pauta del juego de los blancos en el Calder¨®n
El c¨¢ntico m¨¢s reiterado por los hinchas madridistas que invadieron la Plaza del Mercado de Dortmund, el mi¨¦rcoles pasado, fue la exaltaci¨®n del jugador con quien m¨¢s se identifica el sector menos racional de la afici¨®n. ¡°?Pepe, m¨¢talo! ?Pepe, m¨¢talo! ?Pepe, m¨¢taloooooo¡!¡±, gritaban. Como el verso indica, este marcador magn¨ªfico se ha caracterizado por su imprudente inclinaci¨®n al juego duro. El hombre tiene pocos rivales en el arte de cerrar, cortar, corregir o despejar. M¨¢s all¨¢, comienzan sus limitaciones. Y m¨¢s all¨¢ lo ha situado Jos¨¦ Mourinho. El m¨¢nager se pas¨® un mes dise?ando una estrategia para situar a Pepe en el eje de la defensa en Dortmund y fue su peor partido en mucho tiempo. Ayer, Mourinho dio un giro a la utilizaci¨®n arriesgada que hace del central situ¨¢ndolo en el medio campo junto a Khedira. El resultado fue un torbellino de pelotazos frontales, balones divididos, carreras interminables, choques y fatigas. Cuantas m¨¢s responsabilidades asume Pepe dentro del campo, menos relevantes parecen sus compa?eros con m¨¢s talento.
Cuantas m¨¢s responsabilidades asume el defensa dentro del campo, menos relevantes parecen sus compa?eros con m¨¢s talento
Pepe levanta pasiones. Al ver su estampa huesuda, el Frente Atl¨¦tico, el grupo m¨¢s fan¨¢tico del Calder¨®n, enton¨® su respuesta musical al hit madridista: ¡°?Pepe mu¨¦rete! ?Pepe, mu¨¦rete! ?Pepe, mu¨¦reteeeeee¡!¡±. Los acordes sazonaron el ambiente mientras el partido se agitaba sobre la hierba. Soplaba un viento fr¨ªo desde Guadarrama que no facilit¨® la limpieza de los pases. Durante una hora, Pepe y Khedira se mostraron incompetentes para iniciar el juego con claridad, pero levantaron un muro de fuego cada vez que el Atl¨¦tico intent¨® pasar por el medio. A los 20 minutos, el ¨¢rbitro ya les hab¨ªa mostrado amarilla a los dos.
Se hizo dif¨ªcil encontrar un solo futbolista que intentara salir jugando desde atr¨¢s con criterio en el grupo de seis que formaron la estructura defensiva madridista. Essien, Albiol, Carvalho, Nacho, Pepe y Khedira jugaron en largo durante toda la primera parte. Fueron pelotas a ninguna parte porque Kak¨¢, estrechamente vigilado por Mario Su¨¢rez, no es una fuerza a¨¦rea, y porque Benzema dio la impresi¨®n de estar harto de recibir un mel¨®n cada media hora, siempre de espaldas a la porter¨ªa y con los centrales calent¨¢ndole los tobillos. El gol lleg¨® de la ¨²nica manera posible: a la salida de una falta lateral lanzada por Di Mar¨ªa que Pepe no consigui¨® conectar y que Juanfran envi¨® dentro de su propia porter¨ªa ante la rigidez de Courtois.
En el descanso Mourinho tom¨® una decisi¨®n salom¨®nica. Ante la evidencia de que ni su equipo ni su rival pod¨ªan crecer tocando desde atr¨¢s, mand¨® adelantar la presi¨®n para anular al Atl¨¦tico de salida y orden¨® a Diego L¨®pez que sacara en largo. Su intenci¨®n fue buscar los rechaces con avances masivos sobre la l¨ªnea del medio campo. El resultado fue un alboroto mayor que el del primer tiempo. El Madrid tard¨® casi 20 minutos en llegar al ¨¢rea de Courtois. Hubo un tiro y acab¨® en la red. Fue gracias a una jugada de Benzema, que pill¨® un bal¨®n entre l¨ªneas y pudo girarse para d¨¢rselo a Di Mar¨ªa. Fue la acci¨®n m¨¢s sofisticada de un derbi con poca chicha.
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