Anne Williams, madre coraje de Hillsborough
Luch¨® durante 24 a?os por esclarecer la mayor tragedia del f¨²tbol ingl¨¦s, acontecida en 1989
La incansable lucha de una madre por establecer toda la verdad sobre la muerte de su hijo adolescente, frente a las mentiras oficiales, convirti¨® a Anne Williams en un s¨ªmbolo para los familiares de las v¨ªctimas de la tragedia del estadio Hillsborough, en el que perecieron 96 hinchas del Liverpool a resultas de una avalancha. Los estragos del c¨¢ncer eran bien visibles en su fr¨¢gil f¨ªsico cuando compareci¨® el pasado 15 de abril en el acto p¨²blico que anualmente conmemora aquel suceso de 1989, la primera vez en 24 a?os que lo hac¨ªa vindicada tras la decisi¨®n del gobierno de reabrir la investigaci¨®n. Falleci¨® tres d¨ªas m¨¢s tarde, a los 62 a?os.
Williams nunca quiso aceptar el veredicto de ¡°muerte accidental¡± con el que las autoridades intentaron zanjar el desastre desencadenado durante la semifinal de la FA Cup entre el Nottingham Forest y el Liverpool. La mayor¨ªa de las v¨ªctimas, todas ellas seguidores de este ¨²ltimo equipo, murieron aplastadas contra las vallas de la tribuna oeste del estadio de Hillsborough (localidad de Sheffield), ante la inoperancia o impotencia de los servicios de seguridad. La progenitora de Kevin Williams estaba convencida de que su hijo, de 15 a?os, hab¨ªa fallecido 45 minutos m¨¢s tarde de la hora determinada por el informe oficial: un lapso de tiempo vital que le hubiera permitido sobrevivir de haber mediado el auxilio adecuado.
Ese ha sido uno de los puntos fundamentales de la dilatada campa?a de los familiares de las v¨ªctimas para revertir el dictamen original emitido bajo los auspicios del entonces gobierno de Margaret Thatcher, la sospecha de que algunas de las muertes podr¨ªan haberse evitado. Anne Williams busc¨® apoyo legal y consigui¨® localizar a las dos personas que intentaron asistir a Kevin tras la avalancha en el estadio, una de ellas una agente policial en cuyos brazos muri¨® el joven y que confirm¨® que la mera inserci¨®n de un tubo por el personal m¨¦dico habr¨ªa evitado su asfixia. Las autoridades se negaron a considerar siquiera esas alegaciones, pero este caso y los de otros afectados ¨Ccon el aval de decenas de miles de firmas recogidas en su apoyo- siguieron ejerciendo presi¨®n sobre los sucesivos gobierno brit¨¢nicos.
Finalmente, y casi cinco lustros m¨¢s tarde de la desgracia de Hillsborough, el actual ejecutivo de David Cameron difund¨ªa el pasado septiembre el informe de una comisi¨®n independiente que ha confirmado la manipulaci¨®n de pruebas en que se incurri¨® para ocultar los errores de las autoridades y los fallos de seguridad a todos los niveles (entre ellos la asistencia a los heridos, como Kevin Williams). Tambi¨¦n la admisi¨®n vergonzante de que la polic¨ªa ensuci¨® deliberadamente la memoria de las v¨ªctimas, esforz¨¢ndose en presentarlas como una panda de descontrolados cuyos desmanes fueron la principal causa de la tragedia. El primer ministro emiti¨® disculpas p¨²blicas por ¡°un suceso atroz¡±.
Anne Williams asisti¨® en silla de ruedas a la sesi¨®n de la Corte de Justicia de Londres que el pasado diciembre declar¨® inv¨¢lido el veredicto oficial primigenio sobre Hillsborough. Tres meses antes le hab¨ªan diagnosticado un c¨¢ncer terminal. Aprovech¨® una ocasi¨®n tan emotiva para elogiar al fiscal general, Dominic Grieve, como ¡°un hombre de palabra¡±. Pero, inquirida sobre el encubrimiento instigado por el gobierno de la ¨¦poca, se confes¨® ¡°incapaz de perdonar los extremos a los que se lleg¨®¡± y acab¨® pregunt¨¢ndose en voz muy alta: ¡°?Por qu¨¦ no pudieron simplemente decirnos la verdad?¡±.
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