Fractura mortal a 8.000 metros
El alpinista catal¨¢n Juanjo Garra muere atrapado en el Dhaulagiri tras sufrir una rotura de tobillo poco despu¨¦s de hollar la cima Resisti¨® tres d¨ªas sin abrigo ni alimentos
¡°Estoy todo lo bien que puedo estar dadas las circunstancias¡±, aseguraba, el pasado 23 de mayo, el alpinista catal¨¢n Juanjo Garra (49 a?os; director t¨¦cnico de la Federaci¨®n de Entidades Excursionistas de Catalu?a). A trav¨¦s de la emisora, su voz debi¨® de sonar serena. Pero al hacer un repaso objetivo de sus circunstancias, alguien con la experiencia en altitudes extremas como Garra debi¨® de convenir que con un tobillo fracturado y a 8.000 metros de altura, justo por debajo de la cima del Dhaulagiri (8.167 m) que acababa de hollar, solo un milagro de resistencia y solidaridad podr¨ªa extraerlo de su pesadilla. Finalmente, se dieron ambas cosas: sin poder caminar, el catal¨¢n soport¨® sin abrigo ni alimentos tres d¨ªas con sus noches a una altitud que devora los organismos. Aguant¨® lo justo para ver llegar a un equipo de sherpas que le enchufaron ox¨ªgeno artificial, le hidrataron, alimentaron y arroparon. Aunque no pudieron moverlo de donde se hallaba. Hubo resistencia sobrehumana y un nuevo ejemplo de solidaridad. Pero Garra falleci¨® ayer muy cerca de la cima. Fue su noveno y ¨²ltimo ochomil coronado, despu¨¦s del Broad Peak (con el que se estren¨® en 1991), Everest, Kangchenjunga, Lhotse, Cho Oyu, Manaslu, Gasherbrum II y Shisha Pangma.
De las circunstancias terribles mencionadas por Garra, solo la presencia de Kheshap Sherpa iluminaba en ese momento un decorado oscuro. Si I?aki Ochoa tuvo en el rumano Horia Colibasanu una sombra que se neg¨® a abandonarle, Garra ha conocido la misma suerte en la figura de un sherpa llamado Kheshap, el mismo que tropez¨® durante el descenso y provoc¨® la fractura de tobillo del catal¨¢n. As¨ª, unidos por una cruel fatalidad, los dos han pasado casi cuatro jornadas peleando por huir de una monta?a que hab¨ªan hollado con solvencia y a que ahora les reten¨ªa, encadenados sus destinos por un percance de apariencia menor pero insuperable en dichas cotas. Tras pasar la primera noche a la intemperie, la pareja se puso en marcha al d¨ªa siguiente, buscando desesperadamente perder altura, acercarse a la supervivencia. Llegaron a descender 100 metros de desnivel y ya no pudieron pasar de los 7.900 metros.
La espera de Manolo Gonz¨¢lez
En el mismo campo 3, a unos 7.500 metros de altitud, el andaluz Manolo Gonz¨¢lez ¡®Lolo¡¯ ha vivido el reverso de una situaci¨®n angustiosa.
En 2011, ¡®Lolo¡¯ y su amigo Garra hollaron la cima del Lhotse. Durante el descenso, se perdieron de vista y el andaluz no alcanz¨® el ¨²ltimo campo de altura. Garra le dio por fallecido y sigui¨® su camino hasta el campo base, donde le aseguraron que ¡®Lolo¡¯ hab¨ªa sido localizado vivo a 8.000 metros, aparentemente con fracturas en las piernas que le imped¨ªan moverse. Los gu¨ªas argentinos Dami¨¢n Benegas y Matoco acudieron en su ayuda y le salvaron la vida. Ese d¨ªa, Juanjo Garra se reproch¨® no haber tenido fuerzas suficientes para haber regresado sobre sus pasos a buscar a su amigo. Es m¨¢s, hizo p¨²blica su autocr¨ªtica, gesto nada frecuente. En la frontera de los 8.000 metros, querer no siempre es poder.
En esta ocasi¨®n, ¡®Lolo¡¯ ha permanecido en el ¨²ltimo campo de altura esperando a Garra, tratando de brindar ayuda, por esta vez en el lado ¡®amable¡¯ de una situaci¨®n desesperada que nadie conoce como ¨¦l.
Todos los que han participado en el rescate se encuentran ya a salvo.
Mientras, la alarma son¨® incluso en el campo base del Everest, donde Jorge Egocheaga, Alex Txik¨®n, Dami¨¢n Benegas y Ferran Latorre se ofrecieron para participar en un rescate que contaba con la inestimable colaboraci¨®n de Simone Moro y su helic¨®ptero, apenas unos d¨ªas despu¨¦s de batir el r¨¦cord del rescate a m¨¢s altura realizado desde el aire: recuper¨® a 7.800 metros a un alpinista canadiense en el Everest. Ese d¨ªa, el piloto Maurizio Folini, a los mandos del aparato de Moro, abri¨® una puerta a la que se ha aferrado el equipo que pretend¨ªa rescatar a Garra. ¡°Estuvimos muy cerca de conseguirlo. Hemos vivido d¨ªas de angustia y estoy muy decepcionado por no haber podido rescatarle con vida¡±, se?ala Ferran Latorre en declaraciones a RAC1. ¡°La situaci¨®n era muy grave. Una rotura a esa altitud es mortal¡±, a?ade Manuel Gonz¨¢lez, compa?ero de ascensi¨®n de Garra, cuyo cuerpo descansar¨¢ en la misma monta?a. ¡°No vamos a poner en peligro la vida de nadie para recuperarlo. Es duro, pero es comprensible¡±, a?ade Gonz¨¢lez.
El mal tiempo limit¨® la calidad de los vuelos del helic¨®ptero: el alem¨¢n Dominick Moller junto a tres sherpas alcanz¨® a pie el campo 3, portando bombonas de ox¨ªgeno. Desde ese punto, dos de los sherpas lograron alcanzar el punto en el que se hallaban Garra y Kheshap. Este alcanz¨® por sus medios el campo 3. Si bien el helic¨®ptero no pudo superar este punto, rescat¨® en varias tandas al menos a ocho personas varadas en dicho campo: la v¨ªspera, el aparato encontr¨® y rescat¨® de forma casual a un alpinista indio que se encontraba perdido hac¨ªa dos d¨ªas por encima de 7.400 metros y luego hizo lo propio con cinco miembros una expedici¨®n india, y dos sherpas de una alpinista japonesa desaparecida cerca de la cima. En uno de los vuelos, el helic¨®ptero pudo depositar en el campo 3 a Egocheaga y Mingma Sherpa, quienes supieron del fallecimiento del catal¨¢n cuando caminaban a su encuentro.
El equipo de rescate solo pudo descenderlo 100 metros desde el lugar donde sufri¨® el accidente
Hubiera hecho falta un trabajo enorme para salvar la delicada traves¨ªa que conduce hasta el campo 3, o contar con el helic¨®ptero para extraer al herido antes de afrontar la traves¨ªa en la que falleci¨® el aragon¨¦s Pepe Garc¨¦s en 2001. En esta misma monta?a fallecieron en 2007, sepultados por un alud, el tambi¨¦n aragon¨¦s Santiago Sagasta y el navarro Ricardo Valencia.
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