Nadal, obligado a un marat¨®n

Esto es como los doce trabajos de H¨¦rcules, una tarea a la altura de un tit¨¢n: como la lluvia oblig¨® a cancelar su partido de segunda ronda contra el eslovaco Klizan, Rafael Nadal tendr¨¢ que ganar tres encuentros en cuatro d¨ªas para estar en los cuartos de final de Roland Garros, su torneo fetiche. Eso, en t¨¦rminos competitivos, es un marat¨®n lleno de vallas. El mallorqu¨ªn pondr¨¢ a prueba el filo de su raqueta, la capacidad de sus pulmones y la resistencia de su rodilla izquierda, en la que sigue llevando un vendaje compresor en entrenamientos y partidos. Especialista en superar situaciones adversas, el aguacero de Par¨ªs mide tambi¨¦n su equilibrio interior y el de los tenistas implicados en los otros 13 partidos individuales cancelados o suspendidos. Como dijo Novak Djokovic tras ganar 6-2, 6-0 y 6-2 a Pella: ¡°Mentalmente, lo que te puede ocurrir con las interrupciones por lluvia es impredecible¡±.

Especialista en interrupciones, ya venci¨® a Soderling empleando cinco d¨ªas

As¨ª pasan las cosas. Justo despu¨¦s de que el n¨²mero uno se presente en el club vistiendo un casquete de waterpolista, su ir¨®nica manera de prepararse para el aguacero, Nadal tiene que calentar y parar varias veces, porque tres veces empieza y dos se para el encuentro que precede al suyo, que Victoria Azarenka le gana a Beck por 6-4 y 6-3. El mallorqu¨ªn aguarda en la caseta enfrentado a decenas de preguntas. Combatiendo los nervios. Maldiciendo, probablemente, la programaci¨®n.

¡°Lo m¨¢s importante en esta situaci¨®n, con las interrupciones y los retrasos por la lluvia, es no frustrarse mentalmente¡±, argumenta luego Nole, aliviado por su r¨¢pida victoria, liberado como para hacerse una foto con el m¨®vil de un seguidor y amagar con llev¨¢rselo consigo entre las risas de la grada. ¡°Es una l¨ªnea muy fina. Calientas. Te preparas mentalmente para entrar en la pista. Tu intensidad llega al punto adecuado... y de repente te dicen que no puedes jugar. No es f¨¢cil calentar, enfriarte, ponerte las vendas, quit¨¢rtelas, decidir si ducharte o no ducharte¡±, sigue el n¨²mero uno, que se cit¨® con Dimitrov, su verdugo del Masters de Madrid. ¡°Cuanto m¨¢s experiencia tienes en la situaci¨®n, mejor¡±.

Nadal, que lleg¨® a saltar a la pista y a terminar el calentamiento con Klizan, es el jugador de la ¨¦lite m¨¢s bregado en la materia. Este es un tenista que con 17 a?os, all¨¢ por 2005, ya le ech¨® un pulso en Par¨ªs al local Grosjean y le gan¨® en un duelo que la lluvia parti¨® entre dos d¨ªas de furia, con el p¨²blico desatado en apoyo de su favorito. Este es un campe¨®n que en 2007, cuando la hierba a¨²n era verde en Wimbledon, emple¨® cinco d¨ªas para tumbar al sueco Robin Soderling en la catedral del c¨¦sped, cuando parec¨ªa que las tormentas les persegu¨ªan. Este, finalmente, es un competidor inquebrantable, que en su debut parisino de 2008 tambi¨¦n vio c¨®mo el agua le obligaba a un doble esfuerzo contra el brasile?o Bellucci; que en 2009 dom¨® a un tornado y al chileno Gonz¨¢lez en cuartos del Abierto de EEUU; y que en 2012 en Par¨ªs, en una final que empez¨® en domingo y acab¨® en lunes, acab¨® alzando el t¨ªtulo. Casi siempre que sus encuentros fueron interrumpidos y retrasados hasta el d¨ªa siguiente, Nadal emergi¨® como el vencedor. En esas situaciones, el mallorqu¨ªn gan¨® una doble batalla: la que le enfrent¨® a su contrario y la que le cruz¨® con las presiones de un programa competitivo comprimido. Como dijo Djokovic: ¡°No se puede influir en la naturaleza¡±.

Ma?ana, en Par¨ªs, el heptacampe¨®n comienza un marat¨®n que pondr¨¢ a prueba su raqueta y sus rodillas¡­ si las tormentas lo permiten.